La agresión de género es socialmente normalizada, en Honduras, donde el promedio de violaciones llega a ocho diarias

La agresión de género afecta lo mismo a adultas que a niñas, denunció la directora del Observatorio Nacional de la Violencia (ONV) de la estatal Universidad Nacional autónoma de Honduras (Unah), Migdonia Ayestas.

No obstante, los alarmantes índices de agresión machista, las autoridades directamente competentes para actuar, no lo hacen, aseguró Ayestas, en declaraciones reproducidas el 1 de junio por el medio de comunicación local Criterio.hn.

Al citar datos del ONV, la jerarca de la entidad universitaria indicó que “17 mil víctimas de violencia sexual en los últimos años”.

En ese sentido, precisó que, de ese preocupante número, “88 por ciento son mujeres y niñas, es decir, al menos nueve de cada 10 han sufrido agresión sexual”.

Al desglosar los datos según grupo etario, la mitad de las víctimas se ubica en el rango de 10 a 14 años, lo que significa que “son niñas en pleno desarrollo”, puntualizó.

“Uno de los mayores agravantes es que, cuando se pregunta por el agresor, un 75 por ciento de las agredidas afirman que se trata de un conocido o cercano”, continuó informando.

“De tal forma, se establece que puede ser el padre, abuelos, tíos, primos, amigos de la familia o vecinos”, planteó.

De acuerdo con datos de la misma fuente, “en Honduras, en promedio, cada día, ocho mujeres y niñas son víctimas de violación sexual, situación que se mantiene debido a la permisividad de las autoridades de justicia, llevando lamentablemente a ‘normalizar’ las agresiones y la violencia de género”.

“Pese a que existen cifras altas de violencia contra la mujer, y femicidios, el Estado no actúa ni investiga”, denunció.

En el caso de la más brutal manifestación de machismo agresor -el femicidio-, de acuerdo con cifras dadas recientemente a conocer por el no gubernamental Centro de Derechos de Mujeres (CDM), durante el primer cuatrimestre de este año -enero a abril-, en el país centroamericano ocurrieron 110 de esos asesinatos.

El mes con el mayor registro fue Marzo (29), seguido por abril (28), enero (27), y febrero (26).

En cuanto a la relación victimario-víctima, en 52 casos no se contó con información, mientras que, en 35, el atacante fue “desconocido”, en nueve fue “pareja”, y en seis fue “ex pareja”.

Respecto a los grupos etarios de las víctimas, en la mayoría de las agresiones no se determinó el dato.

Entre los estratos para los cuales se contó con cifras, la mayoría de los crímenes (26) se concretó en el sector de 20 a 29 años, y, a continuación, en el rango de 30 a 39 años (14).

En los lugares tercero y quinto se contabilizó niveles que incluyen a menores de edad: de 10 a 19 años (13), de cero a nueve años (siete), mientras que el cuarto grupo de la estadística correspondió a víctimas de 40 a 49 años (nueve).

Por otra parte, según cifras reveladas en marzo de 2022, por Naciones Unidas, 318 mujeres fueron asesinadas, en 2021, a nivel nacional.

En opinión de Ayestas, en el contexto referido a menores de edad “esta grave situación llama la atención, debido a que estás niñas no siempre reciben la atención psicológica o psiquiátrica necesaria”.

 

“Además, de la agresión sexual, mujeres y niñas quedan embarazadas, y no pueden optar por un aborto, porque en Honduras es ilegal”, subrayó.

 

“Las agresiones sexuales quedan marcadas, y arruinan la vida de las afectadas”, dijo.

En ese sentido, respecto a lo que presentó como la actitud omisa de las autoridades, la jerarca del ONV puntualizó, a manera de ejemplo, que “hay más militares, en las calles, que psicólogos en los centros de salud”.

La experta planteó, asimismo, que, si bien la prevención y el castigo de la violación resultan esenciales, todo esfuerzo por impedir que ese delito sea perpetrado, pasa por la educación colectiva.

“Es toral trabajar en el tema de la prevención de la violencia, y capturar a los responsables, para proceder con la justicia”, comenzó a explicar.

“Sin embargo, para prevenir, hay que enseñar, a la ciudadanía, cuáles son los factores de riesgo, debiendo iniciar este proceso en los hogares y en las aulas de clase”, agregó.

“En cuanto a los hombres, hay que enseñarles a desechar esa cultura patriarcal”, de modo de lograr “que entiendan que, agredir o violar a una mujer, es un delito, y que tendrá consecuencias”, aseguró.

“Este es un tema de falta de educación, porque hay pensamientos sociales tan absurdos -y falsos-, como que la virginidad de una niña los hará más jóvenes”, indicó.

Además, es necesario que sean “conscientes (de) que, mantener relaciones sexuales con un menor de edad, es un grave delito, el cual se paga con cárcel, aun cuando la niña haya manifestado que estaba de acuerdo”.

En ese marco, “tan solo con la acción de pedir fotografías, a un menor, se está incurriendo en un ilícito, por lo cual las autoridades no deben seguir siendo permisivas”, advirtió.

Ayestas mencionó, al respecto, el artículo 253 del Código Penal, disposición según la cual “quien, a través de las tecnologías de la comunicación e Información, propone a un menor de catorce años concertar un encuentro físico para realizar actividades sexuales, debe ser castigado con la pena de arresto domiciliario de uno a tres años”.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos consideran que la falta de severidad implícita en esa sanción, fomenta -más que reprimir- ese delito.

 

Foto: Cottonbro