Se estima que la brecha de remuneración entre hombres y mujeres en el mundo es de un 22,9 por ciento; en otras palabras, las mujeres ganan un 77,1 por ciento de lo que ganan los hombres.

Con apoyo bipartito y el respaldo de la Cámara de Comercio estatal, se aprobó recientemente la Ley de Salarios Equitativos de California, que estipula que los empleadores pueden justificar mayores salarios para hombres sólo si se basan en antigüedad, un sistema de méritos, cantidad y calidad de producción, y cualquier otro “factor genuino más allá del género”.

Con este legislación, considerada una de las más estrictas de los Estados Unidos, se enmienda la ley vigente que desde hace 66 años garantizaba la igualdad de salarios de hombres y mujeres, pero que en la realidad fue “ley muerta” pues todavía las mujeres en California reciben en promedio 0,84 por cada dólar que ganan los hombres, siendo mejor que el  promedio de la remuneración de las féminas en este  país, que es de  0,79. Esta brecha salarial representa para las mujeres trabajadoras en los Estados unidos la pérdida de unos 40 000 millones de dólares cada año.

A grandes rasgos, la Ley -que entrará en vigor en enero del 2016-, prohíbe pagar sueldos menores a las féminas por un trabajo sustancialmente similar y también prohíbe las represalias contra las empleadas que invoquen la ley para pedir igualdad de retribución.

Los patrones demandados tendrán que probar que la diferencia salarial no es por discriminación de género, sino relacionada al desempeño y antigüedad. La Ley anterior aceptaba reclamos solo en trabajos “idénticos”  y no obligaba al empleador a demostrar que el sueldo mayor del hombre estaba basado en otros elementos más allá del género.

Inequidad salarial en el mundo

Según la Organización Internacional del Trabajo, OIT, a escala mundial, se estima que la brecha de remuneración entre hombres y mujeres es de un 22,9 por ciento; en otras palabras, las mujeres ganan un 77,1 por ciento de lo que ganan los hombres. Sin embargo, el alcance de la brecha de remuneración entre hombres y mujeres varía según el sector, la ocupación, el grupo de trabajadores, el país y el tiempo. Cifras del Banco mundial sostienen que las mujeres en promedio ganan entre el 60 y el 75 por ciento del salario de los hombres.

El origen étnico y el género interactúan para crear brechas salariales especialmente amplias en el caso de las mujeres pertenecientes a algún tipo de minoría. Por ejemplo, según  datos del U.S. Bureau of Labor Statistics, en 2013, en los Estados Unidos, las mujeres de todos los grupos raciales y étnicos más numerosos ganan menos que los hombres del mismo grupo y además ganan menos que los hombres blancos.

En la Unión Europea, la brecha de remuneración entre hombres y mujeres por hora es de 16,4 % en 2012, según los últimos datos publicadas por la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat).

Entre los países de la OCDE, Japón y la República de Corea tienen la mayor brecha de remuneración entre hombres y mujeres, con un 30 y 40 por ciento respectivamente para los trabajadores a tiempo completo. En América Latina, la diferencia en los salarios en ingresos por hora fuera del sector agrícola es del 22 por ciento y de un 36 por ciento para los ingresos mensuales, y en muchos países de Asia, Oriente Medio y Norte de África la diferencia era de más del 40 por ciento en algunos sectores.

En Costa Rica, de acuerdo con información de la ENAHO 2012 del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, en el sector público, las mujeres ganan en promedio un 7% menos con respecto a los hombres. Comparativamente en el sector privado las mujeres ganan al menos un 26% menos que los hombres en el mismo puesto.

Aunque en los últimos años se ha producido una ligera reducción de la brecha salarial de género, pero por otro, evidencia que, aún a día de hoy, las mujeres deben trabajar 59 días adicionales para percibir las mismas retribuciones que los hombres.

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Legislación equidad salarial

La legislación sobre la equidad salarial existe en muchos países del mundo, pero en la mayoría no se respetan. La OIT lo reconoce desde 1919 al establecer el derecho a la igualdad de remuneración para hombres y mujeres por un trabajo de igual valor en las líneas iniciales de su Constitución.

Los convenios impulsados por la OIT, sobre igualdad de remuneración (1951)  y el de discriminación (empleo y ocupación) del 1958,  que estipulan que los Estados que lo ratifiquen deben garantizar a todos los trabajadores la aplicación del principio de igualdad de remuneración entre hombres y mujeres por un trabajo de igual valor han sido firmado por la mayoría de los países desarrollados y en vía de desarrollo, incluyendo a Costa Rica.

Además de  definir lo que es  la discriminación, dispone que los Estados que lo ratifiquen deben formular y llevar a cabo una política nacional que promueva, mediante métodos adecuados a las condiciones y a las prácticas nacionales, la igualdad de oportunidades y de trato en materia de empleo y ocupación, con objeto de eliminar cualquier discriminación al respecto.

Algunos países también son signatarios del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1966 (entró en vigor en 1976), que es un tratado multilateral general que reconoce Derechos económicos, sociales y culturales y establece mecanismos para su protección y garantía.

En Costa Rica existe normativa nacional sobre esta materia que permite abordar el tema de la equiparación salarial. El artículo 33 de la Constitución Política de Costa Rica establece que “Toda persona es igual ante la ley y no podrá practicarse discriminación alguna contraria a la dignidad humana.” Asimismo, el artículo 56 de la Constitución garantiza el derecho al trabajo remunerado, honesto y útil, libre de discriminación y tratamiento degradante. El Artículo 57 Constitucional establece igual remuneración por igual trabajo y el Artículo 373 del Código Penal establece  multas para quienes apliquen medidas discriminatorias. El artículo 167 del Código de Trabajo establece que a trabajo igual, corresponde salario igual, sin hacer diferencias por edad, sexo o nacionalidad.

Beneficios de la reducción de la brecha

La OIT sostiene que la equidad de salarios reduce la dependencia financiera de las mujeres para así mejorar su influencia y situación en el hogar y la comunidad; hará que las mujeres y sus familias sean menos vulnerables a la posibilidad de caer en la pobreza; reducirá la probabilidad de que los hogares con ingresos bajos, entre ellos aquellos encabezados por una mujer, caigan en la pobreza o permanezcan en ella;  aumentará las pensiones de las mujeres y reducirá el riesgo de pobreza durante la vejez; asegurará la recuperación sostenible de las mujeres en épocas de crisis económica; reducirá la presión sobre las familias para trabajar más horas.

Si se equipara el salario de la mujer con el de los hombres, se espera que más mujeres ingresen a la sociedad económicamente activa, lo cual según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Banco Mundial impactará positivamente la economía, pues cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen, debido a que el aumento de la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo —o una reducción de la disparidad entre la participación de mujeres y hombres en la fuerza laboral— produce un crecimiento económico más rápido. Los países en donde se han incrementado la proporción de los ingresos del hogar controlados por las mujeres, procedentes de lo que ganan ellas mismas, modifica los patrones de gasto en formas que benefician a hijas e hijos.

Para el sector empresarial un entorno de trabajo basado en los principios de igualdad, incidirá en una mayor satisfacción y mayor compromiso de los empleados con la organización. Además aumentará la reputación de las empresas y de su atractivo, que impacta en costos menores de contratación para el personal cualificado y en puestos que permanecen menos tiempo vacantes, debido a que aumenta la capacidad de las empresas para atraer y retener a los mejores trabajadores y trabajadoras.

En general, con la reducción de la brecha salarial todas las partes involucradas de la sociedad ganarán, pues el gobierno se beneficia tanto de la justicia social como de la productividad, las mujeres de un sistema más justo de reconocimiento y remuneración, mejorando la calidad de vida de las familias y los empleadores contarán con las personas adecuadas con las capacidades idóneas para generarle mayores ganancias.

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