La inversión de fondos, en los esfuerzos por lograr equidad, es un tema no solamente de justicia social sino de rentabilidad, porque hace crecer la economía e incrementa los ingresos tributarios

La erradicación del patriarcado, a nivel mundial, pasa por invertir en la consolidación de los derechos de las mujeres y las niñas.

Si bien los avances logrados, en medio siglo, en cuanto a las garantías fundamentales de la población femenina son considerables, la igualdad de género sigue siendo un objetivo prioritario que dista mucho de convertirse en realidad.

El enfoque de situación así planteado por el secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, señala, igualmente, que la inversión de fondos, en los esfuerzos por lograr equidad, es un tema no solamente de justicia social sino de rentabilidad para las economías.

“La lucha de los últimos 50 años por los derechos de las mujeres es una historia de progreso”, aseguró el funcionario, en el mensaje que, para marcar el Día Internacional de la Mujer, la organización mundial difundió el 8 de marzo.

“Las mujeres y las niñas han derribado barreras, desmantelado estereotipos y fijado el rumbo hacia un mundo más justo e igualitario”, además de que “los derechos de las mujeres se reconocieron, finalmente, como derechos humanos fundamentales y universales”, planteó.

“Aun así, el progreso se ve amenazado, y la igualdad total se muestra aún como un horizonte lejano”, una injusta realidad en la cual “miles de millones de mujeres y niñas se enfrentan a la marginación, la injusticia, y la discriminación, ya que las sociedades siguen estando configuradas por milenios de dominación machista”, denunció.

“La persistente epidemia de violencia de género es una ignominia para la humanidad”, indicó, para agregar, a manera de ejemplo, que “se calcula que, cada año, más de cuatro millones de niñas corren riesgo de ser sometidas a mutilación genital femenina”, al tiempo que “la discriminación contra las mujeres y las niñas sigue siendo absolutamente legal en gran parte del mundo”.

Respecto a los esfuerzos por erradicar esa brutal realidad, Guterres destacó la necesidad de que, a nivel mundial, se invierta en la igualdad de género.

El funcionario advirtió que, no obstante la urgencia impolítica en ello, “la inversión puede parecer muy ajena a la vida cotidiana de las mujeres”, y que “hace falta inversión para que las niñas tengan las mismas oportunidades escolares que los niños”, lo mismo que “para ofrecer educación digital y desarrollar habilidades”.

“Hace falta inversión para ofrecer servicios de guardería para que, quienes cuidan de sus hijos -casi siempre madres-, pueden realizar trabajos remunerados fuera del hogar”, y también “para construir comunidades y sociedades inclusivas en las que participen, plenamente, mujeres y niñas de todos los entornos”, aseguró, además.

“Poner dinero en la igualdad es lo correcto, pero también es rentable”, reflexionó, en calidad de exhortación, además de explicar que, “dar apoyo a las mujeres para que se incorporen en el mercado laboral, hace crecer la economía, incrementa los ingresos tributarios, y amplía las oportunidades para todas las personas”.

En ese sentido, Guterres desarrolló un breve y preciso esquema.

“Para conseguir la inversión que necesitamos en las mujeres y las niñas hacen falta tres cosas”, comenzó a plantear.

“En primer lugar, hay que aumentar la disponibilidad de financiación asequible y a largo plazo para el desarrollo sostenible, y hacer frente a la crisis de la deuda que está asfixiando a muchas economías en desarrollo”, agregó, para advertir que, “si no, los países no tendrán fondos para invertir en las mujeres y las niñas, así de simple”.

Al respecto, “necesitamos que se actúe, de inmediato, para dar un respiro a los países que tienen pagos de deuda inminentes e insoportables, y alentar a los bancos multilaterales de desarrollo a que movilicen un volumen mucho mayor de financiación privada a un costo asequible”, precisó.

Ello se inscribe en que, “a largo plazo, debemos reformar la arquitectura financiera internacional y hacerla mucho más receptiva a las necesidades de los países en desarrollo”.

“En segundo lugar, los países deben priorizar la igualdad para las mujeres y las niñas, reconociendo que la igualdad no es solamente una cuestión de derechos sino la base de toda sociedad pacífica y próspera”, planteó, aclarando un punto conceptual básico.

“Para eso, los gobiernos tienen que atacar activamente la discriminación, destinar fondos a programas que apoyen a las mujeres y las niñas, y asegurarse de que las políticas, los presupuestos, y las inversiones respondan a sus necesidades”.

Lo anterior se complementa con que, “en tercer lugar, tenemos que aumentar el número de mujeres que ocupan puestos de liderazgo”, aseguró, en calidad de llamado.

Al respecto, Guterres explicó que, lograr “que haya mujeres en puestos de poder, puede ayudar a que se invierta más en políticas y programas que respondan a las realidades de las mujeres y las niñas”.

En ese sentido, expresó particular satisfacción por el hecho de que, “desde principios de mi mandato, y por primera vez en la historia, tengamos igual número de mujeres y de hombres en los cargos directivos superiores de todo el sistema de las Naciones Unidas

En términos generales, “la igualdad (de género) tendría que haberse alcanzado ya”, indicó, además de plantear que, “para terminar con el patriarcado se precisa dinero: es hora de ponerlo”.

Foto: Yan Krukau