La violencia de género entre adolescentes, principalmente en los casos de parejas, constituye una experiencia negativa, particularmente fuerte, para las víctimas, quienes requieren de acompañamiento permanente, en particular de parte de sus padres.
Este apoyo es fundamental, y debe apuntar a animar, a las agredidas, a que expresen su sentir, aplicando cierta cautela, aunque sin abandonar la asertividad, ya que están en período de alta complejidad en su desarrollo como personas.
Exponente de esta línea de análisis, la psicóloga española Carolina Barrios, especialista en niños y adolescentes, considera que la idea consiste en rescatar a quienes están recibiendo ese tipo de agresión machista.
“Sabemos que la forma en la que se relacionan los adolescentes ha cambiado”, planteó, en un artículo de opinión publicado, en febrero, por el medio de comunicación Sapos y Princesas.
“Si antes el ‘amigo o amiga’ venía a casa, ahora se conocen desde los propios móviles, ‘hablando’, poniéndose likes en sus perfiles de redes sociales o escrutando a quien sigue cada uno”, agregó.
Están, “en definitiva, viviendo en un universo paralelo”, advirtió, en el texto que tituló “Violencia de género, ¿cuáles son los comportamientos entre los jóvenes que no debemos pasar por alto?”.
En tal marco de situación, surgen circunstancias de machismo adolescente, las que incluyen actitudes controladoras, de acuerdo con lo señalado por la especialista.
“Si bien es cierto que esto ha sucedido toda la vida, las nuevas aplicaciones facilitan ese control”, advirtió Barrios.
“Todo puede empezar pidiéndole fotos, luego comentan lo inadecuado que es la ropa que lleva, vigilan el número de likes que pone y a quién sigue”, comenzó a explicar.
“Desconfían tanto de con quién sale como si se queda en casa a estudiar, geolocalizándola, incluso llegando al extremo de hackear su móvil para leer todos sus mensajes”, agregó.
“Como padres, ¿podemos hacer algo ante la violencia de género en los jóvenes, a sabiendas de que, probablemente, seremos rechazados por nuestra hija?”, se preguntó, para responder que “es cierto que, aunque no conozcamos todo sobre su círculo de amistades, es evidente que algo va mal, y observamos que está más nerviosa, irritable, triste o desconcertada”.
“Cada una reaccionará según su forma de ser, pero es fundamental ser claros con ella, preguntarle qué le sucede, animarla a que hable de sus temores y señalarle las contradicciones a las que se ve expuesta”, continuó explicando.
“Aunque debemos ser cautos, (al hacerlo) podemos transformarnos en cómplices de esa situación por temor a sus reacciones, por no dar más motivos a discusiones, pero tengamos presente que estas experiencias se transforman en traumáticas y dejan secuelas”, advirtió la experta, al medio de comunicación español.
“Por tanto, debemos insistir y tomar medidas”, recomendó.
Porque “se trata de cuidarla, pedir ayuda, rescatarla de esa confusión en la que está inmersa”, aseguró, a continuación.
“Nos rechazará, no querrá escuchar, se aislará incluso de sus amigos, desafiará los límites de nuestra confianza y paciencia, pero será fundamental continuar a su lado y no desistir”, escribió, a manera de exhortación.
“Finalmente solo ella podrá decidir alejarse de esa persona que le hace daño, pero habrán sido nuestras palabras las que tenga presentes frente al desamparo vivido”, planteó.
“Afortunadamente nos encontramos en una época que difunde la importancia de la equidad de género, lo que no impide que una chica, incluso la más Adelantada a su época, pueda sucumbir a las promesas de un amor único”, señaló Barrios.
Al respecto, en un estudio que dio a conocer en octubre de 2021, la organización no gubernamental internacional Save the Children (Salvar a los Niños) planteó que, a nivel mundial, la población adolescente es, en general, ignorada en materia de políticas sociales nacionales.
Esa situación debe cambiar, de modio que ese sector sea debidamente atendido, recomendó, la entidad con sede en Londres.
“Pese a que la adolescencia es un periodo de vital transcendencia en el desarrollo humano, es una etapa ampliamente desatendida por las políticas públicas”, señaló en el capítulo de Conclusiones, el último de los 10 contenido en las 68 páginas del estudio denominado “No es amor”.
“Precisamente la naturaleza ‘transitoria’ de este periodo, entre la edad
adulta y la infancia, así como la rebeldía e impulsividad que caracteriza a las personas durante esos años, hacen que sean un colectivo ‘difícil’ con el que tratar y, generalmente, ignorado”, agregó la organización fundada en 1919, en la capital británica.
“Sabemos, sin embargo, que, para erradicar la lacra de la violencia es esencial incorporar a los adolescentes y las adolescentes en las políticas públicas que atienden a la violencia de género, especialmente en la prevención”, indicó, en calidad de recomendación.
Al señalar que “es precisamente en este periodo cuando se conforma más intensamente la identidad”, advirtió que, “sin una revisión de modelos y referentes, conduciremos a esta parte de la población a repetir conductas y patrones violentos, aprendidos desde la primera infancia, que les afectarán en el resto de sus vidas”.
En coincidencia con lo planteado por Barrios, expresó que “tampoco podemos no estar a su lado una vez que se produce la violencia”.
Si bien “trabajar con adolescentes no es sencillo”, porque consideran que “pueden con todo, de que saben más que nadie y de que se valen perfectamente por sí mismos y mismas es el deber del conjunto de la sociedad cuidarlos, protegerlos y garantizar su bienestar”, reflexionó la entidad.
En ese sentido destacó que, “ellos y ellas nos necesitan”.