Los integrantes del movimiento musulmán extremista Talibán son personas carentes de sensibilidad humana, además de que, en su violenta y errónea interpretación y aplicación de la Sharia -ley del Islam- demuestran que no comprenden el contenido del Corán -el libro sagrado de esa religión-.

Al formular esa evaluación, una estudiante universitaria afgana, de 23 años, señaló, a la agencia informativa española Efe, que el regreso, esta semana, de los talibanes, al poder, en Afganistán, plantea una situación de terror, principalmente para las mujeres de ese país del este asiático.

“Los talibanes son como animales, no entienden el Corán”, expresó la mujer identificada solamente como Khadija, en las declaraciones que Efe reprodujo el 16 de agosto.

Ello, sumado al hecho de que “no entienden qué es Afganistán”, lo que obedece a que “muchos, ni siquiera son de aquí”, además de que suelen padecer “delirios y problemas mentales”, precisó.

La joven destacó el hecho de que, como parte de la conducta violentamente misógina que caracteriza a sus integrantes, el movimiento religioso terrorista considera, en materia de género, que “las mujeres no deberían educarse”, además de reflexionar, preocupada, que, con la nueva irrupción de los talibanes en el poder, “se acabó todo, para nosotras”.

A manera de ejemplo, mencionó que “ya han anunciado que las mujeres mayores de 15 años deben casarse”.

Por otra parte, “no quieren que seamos independientes”, y “nos van a matar, si salimos solas a la calle, o a tirarnos ácido a la cara”, continuó denunciando.

También respeto a la brutal represión de género que ejerce la agrupación extremista que cuenta con una estructura armada integrada por miles de efectivos, Zarifa Ghafari, la primera afgana quien ha ocupado un cargo político en la historia del país, se declaró a la espera de que integrantes del movimiento la asesinen.

“Estoy sentada aquí esperando que vengan”, expresó, resignada, al periódico británico INEWS.

“No hay nadie que me ayude a mí o a mi familia”, agregó, a continuación, en las expresiones que formuló, el 16 de Agosto, en su residencia en las afueras de Kabul, la capital nacional.

“Sólo estoy sentada con ellos, y con mi marido”, continuó vaticinando, la mujer de 27 años.

“Y vendrán por gente como yo, y me matarán”, aseguró.

“No puedo dejar a mi familia, y, de todas formas, adónde podría ir?”, reflexionó Ghafari, quien, en 2019, se convirtió en alcaldesa de la ciudad de Maidan Shahr, la capital de la centroriental provincia afgana de Maidan Wardak.

El primer día en el cargo, Ghafari fue blanco de fuerte hostigamiento, cuando un grupo de hombres irrumpió, violentamente, en su oficina, advirtiéndole que debía renunciar al cargo.

Desde ese día, ha recibido, también, amenazas de muerte de parte de la organización terrorista.

Surgido en 1994, en el marco de la guerra civil afgana (1992-1996), el movimiento tuvo control, desde 1996-hasta 2001, de aproximadamente teres cuartas partes de los algo más de 652 mil kilómetros cuadrados que constituyen el territorio nacional.

La irracional administración talibana fue derrocada en diciembre de 2001, cuando se llevó a cabo una invasión militar encabezada por Estados Unidos.

El movimiento mantuvo la resistencia armada y, tras el reciente retiro de las tropas estadounidenses -las fuerzas extranjeras que aun permanecían en Afganistán-, la ofensiva talibana logró el objetivo de derrocar al gobierno -encabezado por el presidente Mohammad Ashraf Ghani, quien, al parecer huyó del país-, con su ingreso, esta semana, a Kabul.

En cuanto al machismo criminal talibán, la organización de sociedad civil Revolutionary Association of the Women of Afghanistan (Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán, Rawa) difundió una lista de prohibiciones y castigos

Fundada en 1977, como organización femenina sociopolítica independiente, Rawa se describe, en su sitio en Internet, como una agrupación que defiende los derechos humanos y la justicia social en el país.

(El siguiente video contiene imágenes que pueden resultarle perturbadoras. Se recomienda discreción)

La nómina difundida por Rawa, y reproducida por medios de comunicación internacionales, consiste en:

“1. Completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares. Sólo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul.
2. Completa prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de casa a no ser que estén acompañadas de su ‘mahram’ -parentesco cercano masculino como padre, hermano o marido-.
3. Prohibición de cerrar tratos con comerciantes masculinos.
4. Prohibición de ser tratadas por doctores masculinos.
5. Prohibición de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa -los talibanes han convertido las escuelas femeninas, en seminarios religiosos-.
6. Las mujeres han de llevar burka, que las cubre de la cabeza a los pies.
7. Las mujeres que no vistan acorde con las reglas talibanas, o aquellas quienes no vayan acompañadas de su ‘mahram’, son sometidas a azotes, palizas, y abusos verbales
8. Aquellas mujeres quienes no oculten sus tobillos, Azotes en público contra
9. Lapidación pública contra las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio.
10. Prohibición del uso de maquillaje.
11. Prohibición de hablar o estrechar las manos a varones que no sean su ‘mahram’.
12. Prohibición de reír en voz alta.
13. Prohibición de llevar zapatos de tacón, que pueden producir sonido al caminar -un varón no debe oír los pasos de una mujer-.
14. Prohibición de montar en taxi sin su ‘mahram’.
15. Prohibición de tener presencia en la radio, la televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
16. Prohibición de practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo.
17. Prohibición de montar en bicicleta o motocicletas, aunque sea con sus ‘mahram’.
18. Prohibición de llevar indumentarias de colores vistosos. En términos de los talibán, se trata de ‘colores sexualmente atractivos’.
19. Prohibición de reunirse con motivo de festividades o con propósitos recreativos.
20. Prohibición de lavar ropa en los ríos o plazas públicas.
21. Modificación de toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra ‘mujer’.
22. Prohibición a las mujeres de asomarse a los balcones de sus pisos o casas.
23. Opacidad obligatoria de todas las ventanas, para que las mujeres para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares.
24. Prohibición a los sastres de tomar medidas a las mujeres y coser ropa femenina.
25. Prohibición del acceso de las mujeres a los baños públicos.
26. Prohibición a las mujeres y a los hombres de viajar en el mismo autobús. Los autobuses se dividen ahora en ‘sólo hombres’ o ‘sólo mujeres’.
27. Prohibición de pantalones acampanados, aunque se lleven bajo el burka.
28. Prohibición de fotografiar a mujeres.
29. Prohibición de la existencia de imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas.

Apenas un ejemplo de la brutalidad del machismo talibán quedó registrada, el 16 de agosto, en un video que se tornó viral en redes sociales.

En el material audiovisual se observa a una mujer, en vía pública, rodeada por varios hombres quienes portan fusiles automáticos y gritan, reiteradas veces, expresiones tales como “Allahu akbar!” (“Dios es grande!”), mientras un individuo, a quien no se ve armado, la obliga a arrodillarse, la reprende durante algunos minutos, hasta que otro, ubicado detrás de la mujer, la asesina disparándole, con un revólver, en la parte superior de la cabeza.