La pandemia mundial del nuevo coronavirus ha agudizado las desigualdades de género que existían, lo que requiere, para combatir esa situación, un cambio de curso, además de una audaz acción transformadora, según la visión de la directora ejecutiva de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka.

El impacto de la crisis sanitaria -en las áreas social, laboral, y económica-, ha sido particularmente fuerte en la población femenina -aumento de violencia machista, multiplicación de tareas domésticas, pérdida de empleos, entre otras consecuencias-, planteó Mlambo-Ngcuka, en un artículo de opinión difundido, el 7 de julio, por ONU Mujeres, en su red social.

El Pacto para las Mujeres, la Paz y la Seguridad y la Acción Humanitaria, adoptado durante el reciente Foro Generación Igualdad, contiene los elementos para lograr una nueva estructuración socioeconómica a nivel mundial, señaló.

Organizado por ONU Mujeres, el foro se llevó a cabo en dos jornadas -entre virtuales y presenciales-, respectivamente, en la capital de México (29-31 de marzo), y en París (30 de junio-2 de julio).

Las deliberaciones internacionales se centraron, entre otras metas, en la elaboración de medidas a implementarse los próximos cinco años, regidas por seis Coaliciones para la Acción, además del pacto.

Las coaliciones son, de acuerdo con lo explicado en el sitio electrónico del foro, alianzas globales, innovadoras, y multipartitas, que involucran a gobiernos, sociedad civil, organizaciones internacionales, y sector privado.

Los principales objetivos de estos grupos de tarea consisten en impulsar acciones colectivas, propiciar la conversación mundial intergeneracional, promover una mayor inversión pública y privada, lograr resultados intergeneracionales concretos y transformadores, en beneficio de las niñas y las mujeres, según las fuente oficial.

Las áreas temáticas de trabajo de las coaliciones son las de “Violencia de género”, “Justicia y derechos económicos”, “Autonomía sobre el cuerpo, derechos y salud sexual y reproductiva”, “Acción feminista para la justicia climática”, “Tecnología e innovación para la igualdad de género”, y “Movimientos y liderazgos feministas”.

Por definición oficial, el pacto reúne a los principales partidarios y defensores de las agendas sobre mujeres, paz, seguridad, y acción humanitaria, con el propósito de que los compromisos asumidos, en estos campos, por los países, sean efectivamente cumplidos, en un contexto de rendición de cuentas.

“La pandemia ha exacerbado, rápidamente, las inequidades de género existentes”, indicó Mlambo-Ngcuka.

“La violencia contra las mujeres ha aumentado, y las mujeres han sufrido más elevados impactos económicos adversos y pérdida de empleos”, agregó.

“Esto ha sido causado tanto por mayor trabajo de cuidados (familiares) no remunerado como por el hecho de que las mujeres trabajan en entornos laborales más inseguros, con baja remuneración, e informales”, precisó.

A ello, se suma el hecho de que “los cierres escolares han aumentado los efectos de la división digital de género, y han colocado a casi 10 millones de niñas en riesgo de matrimonio infantil”, agregó.

“Todo esto, plantea un freto directo al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, advirtió.

Incluidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, los ODS consisten en 17 metas -incluida la igualdad de género- a cumplirse, a más tardar, para 2030.

El quinto de los objetivos se refiere, precisamente, al componente de “Igualdad de Género”, con el propósito de “poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas”, lo que, simultáneamente, es un derecho humano básico, además de constituir un aspecto clave en materia de desarrollo sostenible.

“Se ha demostrado una y otra vez que empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial”, se indica, además, en ese punto.

La jerarca de ONU Mujeres escribió que, si bien el golpe de la pandemia ha resultado particularmente fuerte para la población femenina, es posible visualizar salidas viables, a la crisis.

“No obstante los retos son casi omnipresentes, hay soluciones positivas que podemos aplicar, para orientar, a nuestras sociedades y economías, a salir del impacto desastroso (…) hacia un cambio constructivo”, planteó.

“Estas soluciones requieren el reconocimiento de algunas barreras subyacentes, y previamente subestimadas, que los factores de estrés han traído a luz”, aseguró.

A manera de ejemplo, señaló que “solamente 18% de la respuesta de protección y laboral, hasta ahora, se ha enfocado en la seguridad económica de las mujeres, o ha atendido el aumento del trabajo de cuidados (domésticos) no remunerado”.

También indicó que “los actuales pronósticos indican que, sin un cambio de urso, 47 millones de mujeres adicionales serán empujadas a la extrema pobreza, este año, revirtiendo décadas de progreso”.

“Esto constituiría una abrumadora vuelta atrás para los ODS, pero este tipo de deslizamiento hacia atrás no es algo inevitable: con políticas audaces que impulsen el empoderamiento económico de las mujeres, podemos cambiar el curso, y, en cambio, acelerar el progreso”, expresó.

Ante lo que describió como “una pandemia de inequidades”, Mlambo-Ngcuka indicó que “existe la esperanza de que podamos cambiar de curso, pero la esperanza no es una estrategia”.

Asimismo, aseguró que, en el contexto de crisis, los “elementos del plan (el pacto adoptado durante el foro) nos ayudarán a repensar, renovar, y revolucionar cómo organizamos nuestras sociedades y economías”.