Reconstruir mejor para las mujeres y las niñas, luego de la pandemia mundial del nuevo coronavirus, implica inversión de recursos financieros, advirtió la directora ejecutiva de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka.
Tal como ha ocurrido en los casos de otras crisis globales, la presente emergencia sanitaria generada por el virus que causa la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), está afectando, con particular intensidad, al sector femenino de la población, agregó la funcionaria, en un artículo de opinión difundido por ONU Mujeres, en su sitio en Internet.
El trabajo que desarrollan las mujeres, en la primera línea de respuesta para hacer frente a la pandemia -y de éstas y niñas, como labor doméstica de cuidados no remunerada- amerita reconocimiento, mediante financiamiento público, aseguró, además, en el comentario titulado “Cómo construir un mundo más igual” (“How to build a more equal World”).
“Al igual que otras crisis globales, la pandemia afecta, desproporcionadamente, a las mujeres”, y “muestra que se requiere nada menos que acción urgente, radical, transformadora, para crear un mundo post-COVID-19 que empodere a todas las mujeres y las niñas”, escribió Mlambo-Ngcuka, una ex vicepresidenta (2005-2008) de Sudáfrica.
Se trata de invertir fondos que cubran, integralmente, varios aspectos del esfuerzo que cumplen las integrantes femeninas de la sociedad mundial, aseguró.
“Para reconocer, valorar, y apoyar este trabajo, necesitamos inversión pública en integrados sistemas de cuidados”, lo que “incluye invertir en reclutamiento, capacitación y condiciones seguras de labor para las trabajadoras de salud en todo nivel, desde médicas hasta trabajadoras de salud a nivel comunitario y cuidadoras no remuneradas en los hogares”, recomendó.
“Unos 18 millones más de trabajadores de salud serán requeridos para 2030, para lograr cobertura universal de salud y los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)”, advirtió, además.
Mlambo-Ngcuka aludió así a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que, aprobada en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, contiene los ODS, que, a su vez, consisten en 17 objetivos establecidos para cumplirse, a más tardar, para dentro de una década.
El quinto de los ODS se refiere, específicamente, a “Igualdad de Género”, y apunta a poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas”, señalando, entre otros planteamientos, que ello no solamente constituye un derecho humano básico sino que es crucial para el desarrollo sostenible.
“Se ha demostrado una y otra vez que empoderar a las mujeres y niñas tiene un efecto multiplicador y ayuda a promover el crecimiento económico y el desarrollo a nivel mundial”, según lo indicado en ese punto.
La agenda la Plataforma de Acción de Beijing, aprobada, en 1995, en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, llevada a cabo del 4 al 15 de setiembre de 1995, en Beijing, la capital china.
La plataforma, que consta de seis capítulos, contenidos en 138 páginas, se define, en el primero de sus 361 artículos, como “un programa encaminado a crear condiciones necesarias para la potenciación del papel de la mujer en la sociedad”.
También señala que su propósito central consiste en “acelerar la aplicación” de estrategias “orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer1y eliminar todos los obstáculos que dificultan la participación activa de la mujer en todas las esferas de la vida pública y privada”.
Ello, “mediante una participación plena y en pie de igualdad en el proceso de adopción de decisiones en las esferas económica, social, cultural y política”, lo que “también supone el establecimiento del principio de que mujeres y hombres deben compartir el poder y las responsabilidades en el hogar, en el lugar de trabajo y, a nivel más amplio, en la comunidad nacional e internacional”, agrega.
En cuanto a la necesidad de fuerza laboral en medicina para 2030, la funcionaria aseguró que “llevar ese vacío fortalecería los sistemas de salud, permitiéndoles proporcionar servicios esenciales, como responder a violencia lo mismo que a la atención médica sexual y reproductiva, y estar preparados para futuras pandemias”.
“También crearía trabajos decentes, en el sector público, para mujeres, ayudando a atacar los déficit en materia de oportunidades económicas de las mujeres”, planteó.
“Los cuidados deben integrarse a los sistemas de protección social universales y de respuesta de género, para asegurar el acceso básico a ingresos y servicios”, sugirió, para agregar que, “durante la actual pandemia, la disponibilidad de licencia remunerada, transferencias de dinero, alimentos para las familias, ha sido una salvación para millones”.
La funcionaria aseguró que, “ahora, es el momento de acelerar los esfuerzos hacia la universalidad de estos derechos básicos”.
“A medida que los elaboradores de políticas enfrenten las dificultades por venir, quizá una pregunta pueda ayudar a enfocar sus mentas: para qué es la economía?”, reflexionó.
Y completó el planteamiento, al señalar que “si podemos reorientar la economía para que esté al servicio de lograr los derechos económicos y sociales para todos, en lugar de PIB (producto interno bruto) a cualquier costo, entonces, estaríamos mucho más cera de cumplir las promesas de los ODS, y, con las mujeres y las niñas, construir un mundo más igual”.