Las mujeres, en El Salvador, son un potencial productivo que haría crecer la economía, pero no solamente no participan en condiciones adecuadas sino que, además, son blanco de la violencia machista enraizada en el país, según el análisis de Ana Elena Badilla, experta internacional en el tema.
La agresión de diversa índole que la población femenina enfrenta, en la nación centroamericana, es un indicador de que el trabajo a llevar a cabo, para vencer la desigualdad, en todos los ámbitos, es considerable, aseguró Badilla, representante local de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), en diálogo con la agencia informativa española Efe.
Se trata de equilibrar las oportunidades, de modo que ese mayoritario sector poblacional salvadoreño -59 por ciento del total- se incorpore adecuadamente a la máquina económica, tenga participación paritaria en la actividad política, viva libre de violencia, planteó la funcionaria, en las declaraciones reproducidas el 27 de julio.
Al expresar que, en esta materia, “hay mucho por hacer, en el país”, Badilla propuso que el punto de inicio sea el de “potenciar la participación de la mujer en la economía, en la política, y fortalecer los programas de atención y prevención de la violencia de género”.
En cuanto al aporte económico, señaló que “las mujeres, para el caso de El Salvador, constituyen lo que nosotros llamamos un bono de género”.
Ello, “porque tenemos una gran cantidad de mujeres en una edad productiva, que, de ser incorporadas en la economía, de manera adecuada y en condiciones equitativas, serían un potencial productivo muy importante, que puede hacer crecer la economía y mejorar los índices del país”, explicó.
Sin embargo, en este campo, la participación de las salvadoreñas es no solamente deficitaria sino que se concreta en condiciones de inequidad respecto a la fuerza laboral masculina, denunció.
“La población económicamente activa femenina solamente es de 41 por ciento, mientras que los hombres están en un 59 por ciento participando en la economía”, además de que “se tiene una tasa de cinco por ciento de desempleo en hombres, mientras que la de desempleo femenina es de un siete por ciento”, agregó.
También en lo que tiene que ver con la remuneración, las trabajadoras están en desventaja, indicó.
Existe “una brecha salarial muy importante”, dijo, para expresar que “alrededor de un 18 por ciento es la brecha entre mujeres y hombres”.
“Es decir que las mujeres reciben, en promedio, 18 por ciento menos que los hombres, en los mismos puestos o (en) puestos similares”, precisó.
Además, “las mujeres están insertas en actividades de la economía que son las que tienen más desventaja”, siguió explicando.
En este sentido, mencionó sectores tales como el comercial, el hotelero, el manufacturero,
En el último, la remuneración es, en la mayoría de los casos, inferior al salario mínimo, puntualizó.
Respecto al tema político, la experta de Naciones Unidas aseguró que también aquí es necesario lograr la equidad.
El país “debe avanzar hacia una normativa sobre democracia paritaria que garantice una mayor participación de la mujeres en los puestos de elección popular”, dijo.
Lo mismo aplica para cargos de designación, ya sea presidencia o por iniciativa de otras autoridades, aclaró, a continuación.
“El Salvador es un país que tiene una legislación que establece una cuota de 30 por ciento de mujeres”, indicó.
Sin embargo, esa proporción, “hoy en día, se considera totalmente insuficiente, porque en los países más avanzados, y en las democracias más consolidadas, hoy en día, están apostando a lo que llamamos la paridad democrática -que es el 50 por ciento de mujeres y hombres- en todos los puestos de elección popular”, explicó.
Por lo tanto, “es necesario aumentar el número de mujeres diputadas, alcaldesas, ministras, y viceministras, para garantizar que las mujeres también estén aportando su visión y su mirada sobre el tipo de sociedad que quieren para El Salvador”, agregó la representante de ONU Mujeres.
Badilla calificó la violencia de género como el mayor desafío para los esfuerzos por establecer la igualdad.
A manera de ejemplo, señaló que, en materia de femicidios, si bien la tasa nacional anual promedio bajó de los 13 por cada 100 mil habitantes, registrados en el período 2015-2019, a los actuales seis, la proporción presente continua siendo alta, a nivel centroamericano.
“Las mujeres enfrentan una gran exposición a la violencia en sus múltiples formas”, precisó.
En ese sentido, al citar cifras mensuales oficiales correspondientes a este año, dijo que, de enero a mayo, ocurrieron 71 femicidios, además de 1,231 casos de violencia sexual, y 228 desapariciones.
“Todavía hablamos de cifras importantes, que es necesario abordar”, planteó, para agregar que la violencia de género «es la peor pandemia, para las mujeres”, porque “sigue siendo una de las mayores causas de muerte para las mujeres”, por encima de la emergencia sanitaria mundial, que también golpea a El Salvador.
Al respecto, dijo que, en el marco de la presente coyuntura generada por esa crisis, se han agudizado las desventajas de género.
“Estas desigualdades existían ya, no son nuevas, pero con la pandemia se evidenciaron más”, señaló.
Badilla explicó que, “de alguna manera, la pandemia hizo a las mujeres más pobres, más expuestas a la violencia”, y agregó que “este contexto, en general, afectó a todos y a todas, pero (…) tuvo efectos particulares sobre las mujeres”.