El retroceso obedece, en parte considerable, a la desigual distribución del trabajo doméstico, que es esencialmente llevado a cabo por las mujeres

La participación de las mujeres en la economía, que constituye un componente esencial para el crecimiento de los países, sufrió en América latina, un severo revés a causa de la pandemia estallada hace algo más de dos años a nivel mundial.

El retroceso obedece, en parte considerable, a la desigual distribución del trabajo doméstico, que es esencialmente llevado a cabo por ese sector poblacional.

Un aspecto clave en tal contexto, es el cuidado de menores u otros parientes, tarea que, históricamente, se asigna, en los núcleos familiares, a mujeres y a niñas, explicó, al exponer la situación, la directora regional para la Américas y el Caribe, de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), la uruguaya María Noel Vaeza.

“Nos había costado 20 años, llegar al 52 por ciento de la participación de las mujeres en la economía, y hemos tenido un retroceso del 15 por ciento”, informó Vaeza, quien aseguró que ello obedece a la irrupción de la pandemia de Covid-19.

El golpe, particularmente para la población femenina -lo mismo adulta que menor de

edad-, “ha sido muy malo”, en particular para el componente económicamente activo, aseguró, el 13 de octubre, en conferencia de prensa que, con medios internacionales, llevó a cabo en La Paz, la capital de Bolivia, en el marco de la visita que realizó al mediterráneo país sudamericano.

Principalmente en el contexto de la crisis sanitaria, “para que haya una armonía en el hogar, se necesita el cuidado, y quien lo hace es la mujer”, precisó, en referencia a la atención a menores, a personas con alguna discapacidad, a adultos mayores.

Por ello consideró importante establecer sistemas integrales o redes de cuidado “público, privado, comunitario” que permitan a la mujer tener un espacio para trabajar.

En materia de la negativa afectación económica que de ese esquema social deriva para los países, la experta internacional dijo que “hemos visto, con el Fondo Monetario Internacional, que si las mujeres trabajan, el mundo crecería 35 por ciento más”.

“Estamos hablando (de que,) en un momento crítico como es ahora, la participación económica de la mujer es esencial para el crecimiento y para el desarrollo humano sostenible, el crecimiento con calidad”, planteó.

También recomendó, en materia del trabajo doméstico familiar no remunerado que cumplen mujeres y niñas, “revalorizar el tema del cuidado, reconocer que hay una corresponsabilidad con los hombres, y reducirlo”, de modo de facilitar mayor inserción femenina en el quehacer económico de los países.

En materia de participación política, la directora regional de ONU Mujeres denunció que el proceso tampoco se cumple con agilidad.

“Estamos llegando, pero (a un ritmo) desesperadamente lento”, expresó, para agregar que, “eso, hay que cambiarlo, hay que acelerar”.

Si bien existen, a nivel regional -con 35 países integrando la Organización de los Estados Americanos (OEA)-, los casos de mujeres jefas de Estado o de gobierno son evidentemente escasos.

Al respecto, mencionó, puntualmente, a las presidentas Xiomara Castro y Sandra Madison (respectivamente, de Honduras y Barbados), la primera ministra Mia Mosley (Barbados), al igual que a las vicepresidentas Beatriz Arrimón (Uruguay), Cristina Fernández (Argentina), Francia Márquez (Colombia).

En el marco del esfuerzo por avanzar en la promoción de la participación femenina en el campo de la política, la experta aseguró que es necesario “trabajar con los partidos políticos, porque son el vehículo para llegar a las elecciones”.

Foto: Cottonbro