En ese preocupante contexto de violencia machista, los femicidios, en lo que va de este año se cuentan por centenares, y los casos de niñas y adolescentes madres se acercan a sesenta mil
Antes de que cierre este año, Guatemala se aproxima a contabilizar cincuenta mil denuncias de violencia de género, reveló la representante de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) en el país centroamericano, la venezolana Moni Pizani.
Al citar datos del Ministerio Público (MP), Pizani agregó que, en ese preocupante contexto de violencia machista, los femicidios, en lo que va de este año se cuentan por centenares, y los casos de niñas y adolescentes madres se acercan a sesenta mil.
En declaraciones reproducidas, el 3 de diciembre, por el diario guatemalteco Prensa Libre, la experta advirtió que, no obstante la brutal realidad reflejada en las cifras oficiales, la agresión contra adultas y menores sigue normalizándose a nivel de sociedad.
“En lo que va de año, el Ministerio Público ha recibido 49 mil 215 denuncias de violencia contra la mujer”, reveló la funcionaria internacional.
“Es preocupante que más del 90 por ciento de las evaluaciones clínicas realizadas por el Inacif -Instituto Nacional de Ciencias Forenses-, fueron por indicios de violencia sexual contra mujeres y niñas”, agregó, para precisar que, en ese marco de crítica situación, “hasta la fecha, hay 469 femicidios registrados”.
A ese dramático cuadro, se suman “57 mil 163 nacimientos en niñas y adolescentes madres, entre 10 y 19 años”, indicó, para puntualizar que, de ese total, “mil 824 fueron entre niñas de 10 y 14 años, que deberían considerarse como un delito de violencia sexual”.
En un contexto más amplio -e igualmente preocupante-, “en la región, cuatro mil 239 mujeres fueron víctimas de femicidio, en el 2021”, informó, a continuación.
“La tasa de crecimiento de femicidio es del 1.3 por ciento”, lo que significa que “cerca de 353 mujeres por mes -y 12 por día- fueron víctimas”, agregó, para subrayar que “son cifras altas y alarmantes”.
Además, “entre seis y ocho de cada 10 mujeres han experimentado algún episodio de violencia por razón de género en distintos ámbitos de su vida”, dijo, además de revelar el alarmante dato de que, “en algunos países, hasta el 59 por ciento de las mujeres de entre 15 a 49 años considera justificado que un esposo golpee a su esposa”.
Pizani explicó que “la violencia contra las mujeres es un problema global, no ocurre únicamente en América Latina”.
Ante ello, “hay que hacer un trabajo para el cambio de patrones culturales, hay que trabajar en la prevención, es un trabajo permanente, las 24 horas, los siete días de la semana, los 365 días del año”, agregó, a manera de recomendación.
“Los números nos llevan a pensar en que es indispensable trabajar en la raíz del problema, y la causa son los patrones culturales, las relaciones desiguales de poder”, reflexionó.
Respecto a Guatemala, señaló que es uno de los primeros países latinoamericanos que tipificaron, en sus respectivas legislaciones, el delito de femicidio.
La legislación guatemalteca se enfoca “contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer”, precisó.
En el país, “se ha instalado un sistema de justicia especializado” en estas áreas, además de que “existen fiscalías especializadas en contra del delito de femicidio, centros de acogida, hay protocolos de atención”, continuó puntualizando.
Pero, “a pesar de estos avances legislativos, la violencia es un asunto cultural, que ha llegado al punto de normalizarlo, por lo cual hay dos aspectos que son fundamentales: la prevención y la cultura de denuncia”, planteó.
En cuanto al objetivo de erradicar la violencia de género, señaló la necesidad de implementar acciones con atención central en las víctimas quienes sobreviven a la agresión machista.
La autonomía económica constituye un objetivo clave, que independice a las agredidas o a aquellas en riesgo de serlo, aseguró.
También esencial es la desconstrucción de la tradicional conceptualización patriarcal que justifica el abuso.
“La violencia se debe abordar desde un enfoque centrado en las sobrevivientes, que permita su empoderamiento, y construir su autonomía física, económica, social, y política”, comenzó a explicar.
“En la medida en que una mujer está más empoderada, más segura de sí mismas, con recursos propios, con ingresos que le permitan salir de un círculo de violencia, será más fácil de romperlo”, subrayó.
En el combate a la agresión de género, “también los hombres deben involucrarse, es necesario el cambio de patrones culturales, la sanción y la persecución penal del agresor, y hay que trabajar en la prevención”, recomendó.
En ese sentido, la especialista internacional destacó el hecho de que, “tradicionalmente, nos han educado -a mujeres y hombres-, de formas distintas”, lo que se traduce en que, “a las mujeres, nos han asignado unos roles, y, a los hombres, otros”.
Y, “en esa asignación, nos hemos visto perjudicadas”, porque, “al hombre, siempre, se le ha asociado con que tiene que ser fuerte, poderoso”, pero “no ha ocurrido lo mismo con las mujeres”, señaló.
Pizani enfatizó, respecto a ese componente, la necesidad de desmantelar la conceptualización de papeles según género, profundamente enraizada en sociedades patriarcales.
“Hay que recordar que un hombre valiente es aquel que no agrede, que es respetuoso, que trata a las mujeres en condiciones de igualdad”, expresó.
“Esos son mensajes que tenemos que transmitir, de manera continua, hasta que logremos cambiar esos patrones”, agregó, en calidad de recomendación.
En opinión de Pizani, en lo que tiene que ver con las mujeres, “tenemos que trabajar para que tengan conciencia de que tienen derecho a su autonomía física, política, económica, y social”.
Es necesario, asimismo, lograr “que sepan a dónde ir, que procedan con las denuncias, que no se queden en una relación que es dañina para ellas y para su familia”, agregó.
Al respecto, subrayó que “deben tener la conciencia de que la violencia es inaceptable, que no hay ninguna causa que la justifique”.
Foto: MART PRODUCTION