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Inicio LIDERAZGO MYRNA MACK “Hago la historia de las mujeres, sí, pero como historiadora”

“Hago la historia de las mujeres, sí, pero como historiadora”

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La historiadora y feminista francesa Michelle Perrot, sostiene que el trabajo sobre la historia de las mujeres no trata de desplegar un discurso contra los hombres, lo que le interesa es la diferencia de los sexos

Las sociedades cambian a partir de la suma de voluntades por hacerlo, una revolución que se desarrolla sin armas ni visibilidad, que va modificando conductas, incluidas las que impiden la igualdad de género.

Las luchas feministas no se caracterizan por la violencia -aunque las mujeres no están exentas de incursionar en ello-, porque se desarrollan en el plano de las costumbres, apuntando a corregir aquellas que ameritan enmienda, y a la erradicación de las particularmente tóxicas.

Expositora de esta línea de análisis, la historiadora y feminista francesa Michelle Perrot, especializada en la historia de las mujeres en Francia, sostiene que, para lograr ese objetivo, la mentalidad patriarcal debe cambiar.

En declaraciones reproducidas el 26 de julio por el diario español El País, Perrot, de 95 años, quien es docente universitaria de historia, destacó, además, las brechas existentes en materia de género.

Al explicar la razón por la cual se define como historiadora y feminista -no como historiadora feminista-, precisó que “no hago una historia al servicio de algo, no hago una historia apologética o laudatoria”.

“Hago la historia de las mujeres, sí, pero como historiadora”, indicó, para agregar que “la historia es una disciplina rigurosa, con sus instrumentos y sus exigencias”.

“El trabajo sobre la historia de las mujeres fue mi respuesta, como historiadora, al movimiento de liberación de las mujeres, pero, como historiadora no agito banderas”, aclaró, a continuación, y subrayó que “soy historiadora y feminista, pero soy historiadora, lo que significa, por ejemplo, que las mujeres no siempre tienen razón”. “No se trata de desplegar un discurso contra los hombres, esto no me interesa”, aseguró.

“Lo que me interesa es la diferencia de los sexos: cómo se construyó en el tiempo, sus evoluciones y avances hacia la igualdad, los retrocesos”, dijo, además de plantear que, en el caso de las mujeres, “la gran cuestión es la dominación masculina”.

Al respecto, de acuerdo con los más recientes datos revelados por la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), para 114 países estudiados a nivel mundial, “ninguno (…) ha logrado el pleno empoderamiento de las mujeres ni la completa paridad de género”.

“Asimismo, menos de 1 por ciento de las mujeres y las niñas viven en países de alto empoderamiento de las mujeres, así como alta gestión en el logro de paridad de género”, además de que “3,100 millones de mujeres y niñas -más de 90 por ciento de la población femenina del mundo- viven en países caracterizados por empoderamiento de mujeres bajo o medio, y gestión baja o media para el logro de la paridad de género”, indicaron.

 

Revolución invisible

En la visión de Perrot, una revolución invisible tiene lugar, para cambiar el desigual estado de cosas.

“Hoy, hay un montón de cambios en la vida cotidiana sin que se hable de ellos”, indicó. “Por ejemplo, el matrimonio por amor: rechazar a un hombre, al que una no ama, por uno al que ama”, porque ello “es una manera de decir: ‘existo y esto no lo quiero’, y esto ocurre en la sombra”, señaló.

“Es otra manera de considerar la historia, que no es sólo la de los acontecimientos visibles —lo político, las revoluciones violentas—, sino también la voluntad de cada uno, que es, en definitiva, lo que cambia las sociedades”, subrayó.

Un necesario componente que evoluciona, en lo que la académica define como revolución en la sombra, es “la coparentalidad: que los hombres se sientan tan responsables de los hijos, como (lo hacen) las mujeres”, explicó.

“Las familias monoparentales son mayoritariamente femeninas, así que es una revolución que no se ha hecho, pero algo está cambiando, lo veo en mi entorno”, agregó.

No obstante, específicamente en este sentido, “las mujeres tienen un gran problema: hoy hay muchas familias monoparentales que, en un 80 por ciento, son femeninas”, dijo.

Ese cuadro de situación “significa que tener hijos, para una mujer que quiere la libertad y la igualdad, no es fácil: se encuentra en una situación inferior socialmente”, advirtió.

Respecto a la naturaleza esencialmente no violenta de la histórica lucha por la igualdad de género, Perrot aclaró que “las mujeres son totalmente capaces de cometer violencias y de ir a las barricadas”, y precisó que “lo han hecho, pero no para ellas mismas”.

En cambio, “la revolución feminista se hace en las costumbres, en la vida cotidiana, en la sombra, también, claro, en las ideas”, puntualizó.

“Así es como cambian las cosas: lo importante son los cambios de mentalidades”, aseguró, para agregar, en calidad de sugerencia, que, “las personas que más cambian las cosas son las que se apropian de su propia vida y actúan con libertad”.

Perrot señaló que la perspectiva de que esos cambios se materialicen en el logro de la plena igualdad de género es factible, aunque no se presenta como inmediata.

“Puede imaginarse -están bien las utopías-, pero no sucederá mañana, esto no ha terminado”, planteó.

“Hablamos de una estructura muy fuerte, muy lejana, arraigada en las relaciones humanas, y puede durar mucho”, aclaró, aunque, a manera de consejo, expresó que “no hay que excluir nada”.

En ese sentido, reflexionó que la brecha de género, “quizá, un día ya no exista, y haya otras desigualdades”.

 

 

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