María José Carrasco fue diagnosticada con esclerosis múltiple hace 30 años. Siempre le expresó a su esposo Ángel Hernández el deseo de que, cuando la enfermedad hiciera insoportable su existencia y le limitara una vida plena, no dudara en ayudarla a acabar con su vida.

Los últimos años habían sido muy difíciles para ambos. A los 61 años, la esclerosis múltiple se había agravado; esta enfermedad produce una anomalía inmunológica que repercute en el sistema nervioso, ocasionando problemas de coordinación en todo el organismo, además de afectar a los sentidos y de pensar lucidamente, entre otros.

Ante los deseos de María José, Ángel no pudo hacer más que aceptar la voluntad de su esposa. Sin embargo, a pesar de que desde hace algún tiempo habían decidido llevar a cabo la muerte digna, no la habían efectuado principalmente por la preocupación de María José de que su esposo sea enjuiciado, como declararon al diario español El País, pues la eutanasia y el suicidio asistido son ilegales en España así como en la mayoría de los países.

La pareja grabó todo el proceso desde tiempo atrás, en donde ha quedado constancia de los deseos de María José, a toda consciencia, de que deseaba morir, además de haber quedado documentado todos los pesares por lo que esta pareja había estado pasando con el avance de la enfermedad terminal y sus implicaciones en su vida cotidiana. El video fue difundido entre los medios de comunicación de forma transparente para que todas las personas estuvieran conscientes de la voluntad de la mujer.

El pasado miércoles 3 de abril, María José ingirió el medicamento letal con ayuda de su esposo y compañero incondicional, terminando así con su sufrimiento. Ángel se encuentra enfrentando el debido proceso judicial, aunque para este caso en particular, se ha informado que la pena podría ser de entre 6 meses y 2 años, y tomando en cuenta de que en España no se encarcela si la pena es inferior a dos años, su abogado se ha mostrado optimista.

¿Por qué es ilegal el suicidio asistido?

Depende del país, pero en la mayoría de los casos se da por dos principales cuestiones: la espiritual y la legal. Por un lado el argumento de las religiones cristianas, que sostienen la creencia de que el ser humano está en la Tierra para sufrir y que tendremos nuestra recompensa en la otra vida. Grupos menos radicales sostienen simplemente que ningún ser humano debe terminar con vida alguna, incluyendo la suya.

Por el otro lado, las leyes castigan estas prácticas por ser consideradas asesinatos, o por complicidad de asesinato en el caso del suicidio asistido, y no existe una adecuada demarcación de los hechos. También se puede añadir la falta de protocolo médico para estos casos, que si bien comparten varias similitudes, cada uno posee su particularidad.

La Bioética para encontrar soluciones

La bioética es la rama de la ética que se ocupa de estudiar los principios por los cuales se llegan a la gestión responsable de la vida. Esta corriente ha progresado en los últimos años debido a la necesidad cada vez mayor de respetar el derecho y la autonomía humana. Los principios de la bioética, por lo menos según la vertiente anglosajona, son:

  • Principio de beneficencia (y de no maleficencia).
  • Principio de autonomía.
  • Principio de justicia.

La bioética, tanto como rama filosófica como ética práctica (en este caso puntualmente concerniente a las ciencias médicas), ve crucial el diálogo transversal y multidisciplinario para llegar a un consenso sobre los casos particulares que puedan ocurrir respecto a la vida humana.

En el caso de María José y Ángel, se señala en primera instancia el respeto hacia el paciente o simplemente a “la otra persona”, sin intención alguna de perjudicarla. Se le añade el principio de autonomía, donde la voluntad de la persona en desear el cese de su sufrimiento posee –o debería poseer– el mayor peso. Aunque no es tan sencillo; se debe comprobar que la enfermedad del afectado o afectada es incurable o incontrolable, y que la misma no permite el desarrollo pleno del individuo sino todo lo contrario, su degradación.

Finalmente ante todo esto, cabe hacer la pregunta que hasta la fecha sigue siendo centro de debates. El derecho a la vida debe ser garantizado dentro de la sociedad como un valor universal, sí. Pero, ¿y el derecho a la muerte?