Aproximadamente seis mil mujeres fueron asesinadas, desde 2005 hasta este mes, en Honduras, y por lo menos trescientas de ellas perdieron violentamente la vida en lo que va de este año.
Además, en ,os siete años transcurridos desde 2013 -año en el cual el femicidio fue incorporado, como crimen, al Código Penal-, apenas quince casos han sido así tipificados.
La situación es consecuencia del marcadamente elevado nivel de impunidad imperante en el país centroamericano, lo que alienta la violencia de género, indicó, al dar a conocer las cifras al medio local Proceso Digital, la representante, en Honduras, de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), Margarita Bueso.
El contexto se ha tornado peor, a causa de la afectación, a nivel nacional, generada por la pandemia mundial del nuevo coronavirus, que, según datos de la estadounidense Universidad Johns Hopkins, actualizados al 22 de diciembre, ha causado, en Honduras, 117,190 casos -el cuarto más afectado entre los siete países del istmo centroamericano-.
El aumento de la violencia de género -en particular, el femicidio-, en Honduras, obedece, al igual que en otros países, a medidas implementadas por el gobierno del derechista presidente Juan Orlando Hernández, incluido el aislamiento social -cuarentena-, impuesto mediante toque de queda.
Esto no solamente obliga, a mujeres y niñas víctimas de violencia machista -o en riesgo de serlo-, a estar encerradas, 24/7, con los atacantes, sino que también dificulta -y hasta impide- que las agredidas procuren protección.
En ese sentido, Bueso indicó que “ha habido una elevación muy grande, con el confinamiento, en torno a la violencia contra la mujer”.
Respecto, específicamente, a la escalada de femicidios, informó que “hay una muerte acumulada de 5,700 mujeres, desde 2005”, y denunció que “únicamente quince casos, desde el 2013 al 2020, han sido tipificados como feminicidio”.
La especialista hondureña en temas de género aseguró que la impunidad imperante en este campo -lo mismo que en numerosos otros-, en Honduras, incide en los elevados indicadores de violencia machista, y, como ejemplo, indicó que, en el país, una mujer es asesinada cada 18 horas.
Debido a la “altísima impunidad, el feminicidio no es investigado debidamente, y no llega a las instancias para que sea catalogado, sea juzgado como femicidio y, por lo tanto, los perpetradores sean sancionados debidamente”, planteó.
Ello es parte de “un entorno patriarcal”, en el cual “se lucha contra esa concepción inadecuada de poder entre hombres y mujeres”, agregó.
“El patriarcado señala que el hombre tiene la potestad de ejercer el poder, inclusive en el cuerpo de las mujeres”, continuó explicando, para precisar que “no lo dice teóricamente, pero, sí, implícitamente, a lo largo de la historia”.
Por esa razón es necesario, a nivel de población en general -hombres y mujeres-, “trabajar muchísimo ese inconsciente, para cambiar esos arreglos de género, y entender que, ese tipo de actitud y concepción de ser hombre, es una masculinidad tóxica y mal entendida”.
En opinión de la experta, “todavía tenemos un sistema en el cual no se habla de roles de género en la sociedad, y de la necesidad de compartir esos roles con (…) equidad e igualdad”.
Es necesario “clarificar y modificar los roles de género sexistas -que ya son muy antiguos, y no corresponden a la realidad-, donde el hombre era el jefe, traía los ingresos, y la mujer cuidaba de la casa y los hijos”.
Esa concepción patriarcal se extiende a la administración pública, en todas sus instancias, razón por la cual, en materia de denuncia de violencia, las víctimas de brutalidad machista carecen de confianza en las instituciones, porque no solamente “no tienen protección” sino que “se ven más expuestas a otras agresiones”, advirtió.
Además de combatir la impunidad, resulta esencial capacitar al personal de los organismos del Estado -incluido el policial-, para que resulte claro que “cualquier tipo de violencia, contra la mujer, es un delito”.
En calidad de ejemplo, expresó que “no puede llegar, una mujer, a una posta (delegación) policial, y que el policía le diga: ‘vaya a resolver eso a su casa, porque es privado’, o no le pongan la suficiente atención, a la denuncia”.
En declaraciones por separado a Proceso Digital, la directora del Observatorio de la Violencia (OV) de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), Migdonia Ayestas, informó que la mayoría de las víctimas de femicidio se ubica en el grupo etario de 15 a 30 años.
También indicó que, según datos de OV, el promedio mensual de asesinatos de mujeres se ubica en 27, y que, en un 60 por ciento de los casos, los criminales son parejas de las víctimas.
Asimismo, señaló que la victimización es un proceso, que “comienza desde edad temprana
-con violencia física, psicológica- (…) cuando llegan a su adolescencia , estas formas se acentúan, porque llega a la violencia sexual”.
“Posteriormente, se involucran en una relación de pareja, y se vuelve violencia doméstica, intrafamiliar, hasta llegar, en muchos casos, a la muerte”, aseguró, además.
Además, “vemos, en las muertes, un grado de odio y desprecio hacia la mujer (…) porque el hombre la vuelve sumisa, y eso hace que la mujer no interponga una denuncia -por miedo-“, precisó.
Por su parte, la coordinadora del Movimiento de Mujeres por la Paz “Visitación Padilla”, Merly Eguigure, dijo que, este año, “en los diferentes lugares del país, se registraron muertes contra mujeres, que los hechores las realizaron, frente a sus hijos”, lo que “refleja el nivel de deshumanización que hay en el país”.
“Estos menores no reciben la atención emocional para superar ese trauma”, y “eso los va a marcar por toda su vida, y no sabemos las consecuencias que va a tener a largo plazo, porque los asesinatos que se han registrado contra la mujer han sido con saña y mucho odio y al final estos menores se quedan huérfanos”.
Al reproducir las declaraciones de ambas expertas, Proceso Digital informó, en ese sentido, que, “en los últimos meses, se han registrado muertes de mujeres en presencia de sus hijos, causando dolor y trauma sicológico a los menores”.
“Para citar un ejemplo del odio (…) hace escasos días una mujer fue asesinada por su pareja quien le disparó en sus partes íntimas, hasta matarla”, agregó.