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“Hondureña, no estás sola” frente al machismo agresor

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Una campaña de sensibilización contra la violencia de género, uno de los principales problemas sociales en Honduras, apunta a fomentar el involucramiento de la sociedad nacional en el combate a ese fenómeno.

Identificada con el lema “Mujer, no estás sola”, el movimiento, que apunta a la población hondureña en general, cuenta, entre una de su principales promotoras, a una víctima de la agresión machista.

Apoyada por la organización humanitaria británica de cobertura mundial Oxfam, y por el gobierno de Canadá, la campaña es promovida por organizaciones feministas hondureñas encabezadas por la asociación Calidad de Vida, cuya directora, Ana Cruz, aseguró, durante el lanzamiento de la iniciativa, el 25 de agosto, que el objetivo del movimiento trasciende la difusión de un mensaje de solidaridad y hermandad.

La idea consiste en lograr la desarticulación del patriarcal esquema de agresión de género imperante en el país centroamericano, lo que se torna particularmente imperativo en el contexto de la presente pandemia del coronavirus, precisó.

“La campaña de sororidad no solo es llevar el mensaje”, comenzó a explicar la activista.

“También es deconstruir el machismo”, precisó, a continuación, “porque tenemos que enseñar de que la casa, en tiempos de pandemia, no solo es estar cargando a la mujer con todas las labores”.

Cruz hizo, así, alusión al hecho de que medidas preventivas implantadas por la mayoría de gobiernos, para tratar de contener la propagación del virus -principalmente el distanciamientos social, o cuarentena-, algunas de ellas de cumplimiento obligatorio, han disparado exponencialmente la vulnerabilidad de mujeres y niñas.

Se trata de iniciativas que han generado serias consecuencias socioeconómicas -cierre de establecimientos comerciales, aumento de desempleo marcadamente en el sector laboral informal- que están golpeando principalmente a las mujeres.

En ese contexto, la población femenina ha visto dramáticamente intensificada la tradicional carga de cuido de familiares, y de trabajo doméstico no remunerado en general, fenómeno del que Honduras -país golpeado por la pandemia- no es la excepción.

La violencia de género también ha crecido considerablemente, ya que el confinamiento obliga, a las mujeres habitualmente atacadas -o quienes son potenciales víctimas-, a convivir permanentemente con los agresores.

No obstante las denuncias al respecto, en Honduras no se ha adoptado medidas que contrarresten el riesgo en el que numerosas mujeres y niñas se encuentran, según han señalado organizaciones feministas.

En ese sentido, Cruz señaló que, “todas las cosas que tienen que ver con las mujeres, se hacen a un lado, por lo que esta campaña es para que la mujer se sienta apoyada”.

Al respecto, la fundadora de la organización no gubernamental Hay Salida, la psicóloga y educadora Alia Kafati, planteó, durante el lanzamiento de la campaña, la necesidad de solidaridad de la sociedad hondureña, en general, con las víctimas de la violencia de género.

“Si las personas fuéramos más empáticos, los unos con los otros, y nos pusiéramos en el lugar de las otras personas, entenderíamos un poco más la importancia de estas luchas”, expresó.

Kafati planteó, asimismo, la necesidad de que la denuncia sea utilizada, por la población, como instrumento de combate a la agresión contra las mujeres.

La profesional reveló, además, que, al igual que numerosas otras hondureñas, fue víctima de violencia de género, durante los años de su unión matrimonial.

“Caí en un ciclo de violencia doméstica, el cual no supe reconocer y no entendía”, empezó a narrar.

“Con el tiempo, ese ciclo (de agresión) se hacía más dañino, comenzando por la violencia psicológica, económica, y terminando por la violencia física”, siguió relatando.

“Todo esto, lo viví callada, no se lo conté a nadie”, agregó.

No obstante, esa dramática situación “fue el aprendizaje más grande que puedo tener” respecto a este tipo de violencia, aseguró.

Las promotoras de la campaña indicaron que otro de los objetivos del movimiento consiste en la concientización de los 128 integrantes del Congreso Nacional (parlamento unicameral) -menos de 22 por ciento, mujeres- en cuanto a la necesidad de la aprobación del proyecto de Ley de Casas de Refugio, pendiente, desde 2018, de debate legislativo.

El organismo parlamentario desestima la importancia de la legislación propuesta, aunque tres de esos refugios -de ubicación secreta- operan exitosamente, desde el final del siglo pasado, en Honduras, administrados por la Asociación Calidad de Vida, instalaciones que, de acuerdo con lo planteado recientemente por Cruz, salvan la vida a mujeres víctimas de agresión de género.

Las casas alojan -en algunos casos, indefinidamente- a víctimas de violencia intrafamiliar, violencia general, trata de personas, entre otros delitos, explicó la activista, el 29 de agosto, a la agencia informativa española EFE.

Los refugios proporcionan atención integral, a las albergadas y a sus hijos, puntualizó.

La idea consiste en proteger a mujeres obligadas a desplazarse de sus lugares de residencia, a causa de las diferentes manifestaciones de agresión machista, señaló Cruz, en alusión al hecho de que la violencia en general, y las diferentes agresión machista constituyen la realidad de la población femenina en el país centroamericano.

La experta indicó que el primer refugio fue abierto en 1996, para mujeres afectadas por agresión intrafamiliar y sexual, el segundo data de 2015, y recibe a desplazadas por la violencia general que golpea endémicamente a Honduras, y el tercero opera desde 2018, para mujeres rescatadas de trata de personas.

En los veinticuatro años desde su creación, las casas han atendido a aproximadamente 5,800 mujeres.

Cruz explicó, asimismo, a la agencia, que, en el primer caso, las mujeres y sus hijos “pueden estar hasta tres meses en el refugio, tiempo en el cual reciben atención psicológica y se les prepara para un nuevo comienzo”.

En cambio, las víctimas de trata y de violencia general, “no tienen un tope de estancia, ya que dependen de procesos legales para su reubicación”, precisó.

Honduras integra, junto con El Salvador y Guatemala, el Triángulo Norte Centroamericano, una de las regiones más violentas a nivel mundial, principalmente por el accionar de organizaciones de crimen organizado, incluidas las pandillas conocidas como “maras”.

En lo que tiene que ver con la protección proporcionada a las mujeres atendidas, Cruz explicó que el secreto que rige en cuanto a la ubicación de los refugios es estricto, y constituye un componente clave de la política de seguridad de la asociación.

De acuerdo con lo informado en su sitio en Internet, respecto a las diferentes actividades que lleva a cabo, la asociación indica -sin explicarlas- que las áreas de trabajo en las que desarrolla su labor son las de “Prevención de las violencias contra las mujeres”, “Organización de redes de mujeres”, “Protección de la vida de las mujeres a través de servicios integrales”, e “Incidencia para el logro de políticas públicas en favor de las mujeres”.

Las áreas cubiertas por los servicios que ofrece son identificadas como “Psicológicas”, “Legales”, “Pedagógicos”, y “Sociales”.

En cuanto a la peor expresión de violencia machista, el Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres, del no gubernamental Centro de Derechos de Mujeres (CDM), indicó que este año, al 27 de agosto, los femicidios perpetrados en Honduras sumaban 211.

Los meses de mayor incidencia fueron, en ese lapso, julio (36), agosto (35), y febrero (30), según la misma fuente.

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