En Corea del Sur, las mujeres están hartas de exigencias machistas impuestas a madres, lo cual ha reducido marcadamente el número de hijos que cada coreana tiene
Las mujeres están consolidando, en Corea del Sur, una revolución sexual, para librarse de las exigencias que la sociedad tradicionalmente patriarcal impone a quienes incursionan en la maternidad.
La “huelga de natalidad” o “huelga matrimonial” ha reducido, marcadamente el número de hijos que cada coreana tiene, habiendo bajado del promedio de seis -en la década de 1960- al casi cero en la actualidad.
Sin embargo, el derechista y misógino presidente sudcoreano, Yoon Suk-yeol -quien asumió el cargo, el 10 de mayo del año pasado, para el período 2022-2027- ha responsabilizado, de esa marcada reducción del crecimiento poblacional, a las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres.
Al presentar esta línea de análisis del fenómeno, en un artículo de opinión publicado el 4 de febrero por el diario estadounidense The New York Times, la periodista y escritora coreana Hawon Jung, planteó que, si bien la protesta de las mujeres es válida, el país corre el riesgo de reducir su población, hasta desaparecer.
“Las generaciones de coreanos jóvenes tienen razonas bien documentadas para no formar una familia, (tales) como los abrumadores costos de criar a los hijos, los precios prohibitivos de las viviendas, las pésimas perspectivas laborales, y unos horarios de trabajo extenuantes”, indicó Hawon.
“Pero son las mujeres las que, en especial, se han cansado de las expectativas imposibles que esta sociedad tradicionalista tiene puestas en las madres, así que están renunciando”, agregó la articulista, una ex corresponsal de la Agence Frances Presse (AFP) en Corea del Sur.
Al respecto, citó a la ex ministra de Igualdad de Género y Familia (2017-2018), a quien el entonces presidente (2017-2022), el centroizquierdista Moon Jae-in, encomendó la implementación de una política de persuasión para que las sudcoreanas optasen por tener hijo.
Como explicación al fracaso de ese intento -que llevó a cabo durante algo más de un año-, Chung admitió que no logró derrotar al principal enemigo, al que describió como “nuestra cultura patriarcal”.
Si bien el gobierno de Moon, y administraciones anteriores procuraron revertir la tendencia de la población femenina a no tener hijo, la posición de Yoon, es la opuesta.
Al respecto, Hawon escribió que, durante su campaña electoral, el actual mandatario “se hizo eco de los mensajes subrepticios de los defensores de los derechos de los hombres: declaró que ya no existiría el sexismo estructural en Corea del Sur y prometió castigos más severos para las denuncias falsas de agresiones sexuales”.
Además, “el gobierno de Yoon está eliminando el término ‘igualdad de género’ de los manuales escolares del próximo año, y ha cancelado la financiación de los programas que combaten el sexismo cotidiano”, agregó la articulista.
“El gobierno también está trabajando para desmantelar su propia sede para el empoderamiento de las mujeres: el Ministerio de Igualdad de Género”, que, “creado en 2001, ha sido transformador para normalizar la baja (licencia) por paternidad y para ayudar a las mujeres a alcanzar la antigüedad laboral”, denunció, a continuación.
“Hasta ahora, ninguna de las medidas aplicadas por los sucesivos gobiernos ha invertido las tendencias respecto al matrimonio y la maternidad”, reflexionó Hawon, la autora del libro de inminente lanzamiento público titulado “Flores de Fuegos: la historia interna del movimiento feminista de Corea del Sur y lo que significa para los derechos de las mujeres mundialmente” (“Flowers of Fire: The Inside Story of South Korea’s Feminist Movement and What It Means for Women’s Rights Worldwide”).
“Peor aún, el actual gobierno parece estar socavando activamente los esfuerzos que dieron esperanzas a las mujeres”, señaló, a continuación, para citar a Chung en el sentido de que “se trata de una regresión histórica”.
En cuanto al movimiento de resistencia de género, Hawon escribió que “muchas de las coreanas que rehúyen las citas, el matrimonio, y el parto, están hartas del sexismo generalizado, y furiosas por una cultura de chovinismo (extremismo nacionalista) violento”.
La escritora citó, así, algunos de los puntos reivindicados por el movimiento radical feminista sudcoreano 4B -que significa “cuatro noes”-.
Se trata de cuatro aspectos a los cuales las participantes en el movimiento dicen “no”: sexo, crianza de niños, citas, matrimonio.
Transliteradas, de signos coreanos a caracteres españoles o ingleses, las cuatro palabras inician con la letra “b”: bisekseu (sexo), bichulsan (crianza de niños), biveonae (citas), bihon (matrimonio).
Hawon indicó que, “en 2022, una encuesta reveló que hay más mujeres que hombres -el 65 por ciento frente al 48 por ciento- que no quieren tener hijos”, por lo que “están redoblando su apuesta al evitar, directamente, el matrimonio -y sus consabidas presiones-”.
La autora explicó que “el otro término con el que se conoce en Corea del Sur la huelga de natalidad es ‘huelga matrimonial’”, y advirtió que “esta tendencia está matando a Corea del Sur”.
“Durante tres años consecutivos, el país ha registrado la tasa de fertilidad más baja del mundo: las mujeres en edad reproductiva tienen menos de un hijo de media”, por lo que ese país del oriente asiático “alcanzó el “cruce de muerte” cuando las muertes superaron a los nacimientos en 2020, casi una década antes de lo esperado”, señaló.
“Ahora, aproximadamente la mitad de las 228 ciudades, condados y distritos del país corren el riesgo de perder tantos habitantes que podrían desaparecer”, siguió pronosticando.
A manera de ejemplo, señaló que “las guarderías y los jardines de infantes se están convirtiendo en residencias de mayores”, ampliando que, “en la escuela primaria de Seoksan, en el área rural del (oriental) condado de Gunwi, han pasado de tener 700 alumnos a tener 4”, y precisando que, “la última vez que lo visité, los niños ni siquiera podían formar un equipo de fútbol”.
Según la autora, “la crisis demográfica de Corea del Sur habría sido inconcebible tiempo atrás: en la década de 1960, las mujeres tenían 6 hijos en promedio, pero, en aras del desarrollo económico, el Estado llevó a cabo una campaña agresiva de control de la natalidad”, de modo que, “en unos 20 años, las mujeres estaban teniendo menos hijos de la media necesaria, 2.1, para la repoblación, una cifra que no ha hecho sino descender”.
Al citar cifras oficiales, Hawon indicó que la tasa de fertilidad, en 2021, se ubicó en 0.81, y que, para el tercer trimestre de 2022, bajó a 0.79.
“En efecto, los últimos gobiernos se han alarmado ante una tasa que parece acercarse a cero”, lo que se ha traducido en que, “a lo largo de 16 años, se han invertido 280,000 wones -210.000 millones de dólares- en programas de fomento de la procreación, (tales) como un subsidio mensual para los padres de recién nacidos”, agregó, como ejemplo.
Sin embargo, “muchas mujeres siguen diciendo que no”, algo que “no es de extrañar”, porque “hay pocas formas de escapar de las sofocantes normas de género”, explicó, a continuación.
En ese sentido, precisó que “las mujeres casadas cargan con la mayor parte de las tareas domésticas y del cuidado de los hijos, que exprimen hasta tal punto a las nuevas madres que muchas renuncian a sus ambiciones profesionales”.
“Incluso en los hogares con dobles ingresos, las esposas dedican más de tres horas diarias a estas tareas, frente a unos 54 minutos de sus maridos”, informó.
Al respecto, escribió, sobre las participantes en el movimiento, que “su reticencia a ser ‘máquinas de hacer bebés’, como leí en una de las pancartas de (una) protesta, es una forma de represalia”.
En ese sentido, citó a Jiny Kim, una oficinista de Seúl, la capital nacional, quien, a la edad de 30 años mantiene la decisión de no tener hijos: “la huelga de natalidad es la venganza de las mujeres contra una sociedad que nos impone unas cargas imposibles, y que no nos respeta”.
Foto: Ying Qi Chai