Las brutales y humillantes “pruebas de sexo” que las autoridades mundiales de atletismo aplican, discriminatoriamente, a las competidoras en ese deporte -en particular las deportistas de países en desarrollo-, deben eliminarse, planteó la organización internacional Human Rights Watch.
Se trata de exámenes -agresivamente aplicados, según arbitraria evaluación por parte de los funcionarios, respecto a las características femeninas de las atletas- para determinar la elegibilidad de las deportistas respecto a participar en competencias, señaló la entidad, al referirse al informe que, sobre el tema, dio a conocer el 4 de diciembre.
Las pruebas de sexo apuntan a analizar -cuando se cree que son superiores a lo habitual- los niveles de la hormona masculina testosterona en el organismo de algunas atletas, y, según sea el resultado, puede determinar la prohibición del ejercicio de esa disciplina deportiva.
Los exámenes son históricamente aplicados por discriminatoria disposición de las entidades rectoras de este deporte -el Comité Olímpico Internacional (COI) y World Athletics (WA)-, precisó Human Rights Watch, en un extenso y preciso comunicado.
“Las mujeres atletas, en general procedentes del Sur Global (países en desarrollo), son señaladas y perjudicadas por los estatutos sobre ‘pruebas de sexo’”, denunció la organización no gubernamental fundada en 1978, en la nororiental ciudad estadounidense de Nueva York.
“Las reglamentaciones están dirigidas a mujeres que participan en carreras de entre 400 metros y una milla, y obligan a estas mujeres a someterse a intervenciones médicas o a quedar fuera de las competencias”, puntualizó.
“Los órganos que rigen las actividades deportivas —incluidos World Athletics y el Comité Olímpico Internacional— deberían dejar sin efecto todas las reglamentaciones que exigen la práctica de intervenciones que no responden a una necesidad médica y que se realizan para seguir cumpliendo con los requisitos sobre elegibilidad”, planteó.
“Human Rights Watch observó que las reglamentaciones globales que alientan la discriminación, la vigilancia y la intervención médica forzada tienen como resultado daños físicos y psicológicos y dificultades económicas para las personas afectadas”, siguió denunciando.
La práctica, que está institucionalizada, es obligatoria para las atletas de quienes los funcionarios sospechen que tienen altos niveles de testosterona y que ello les da una ventaja, al competir, de acuerdo con lo expuesto por la organización defensora de los derechos humanos -lo que carece de fundamento científico-.
“Durante décadas, los órganos que rigen las actividades deportivas han regulado la participación de las mujeres en los deportes a través de reglamentaciones de ‘pruebas de sexo’ dirigidas a mujeres atletas con algunas variaciones en sus características de sexo que hacen que sus niveles naturales de testosterona sean superiores a los habituales”, reveló.
“Estas reglamentaciones niegan a estas mujeres el derecho a participar como mujeres en eventos de carreras de entre 400 metros y una milla, salvo que se sometan a pruebas invasivas y a procedimientos médicos innecesarios”, aseguró.
“Estas prácticas violan los derechos fundamentales a la privacidad, la salud y la no discriminación. Muchas mujeres del Sur Global —incluidas corredoras como Dutee Chand de India y Caster Semenya de Sudáfrica—han sufrido un perjuicio desproporcionado”, agregó.
Además de un período de observación, por parte de personal de los entes rectores del atletismo mundial, las víctimas son sometidas a un inadmisible control físico, de acuerdo con lo señalado en el comunicado.
“Para identificar a las personas alcanzadas por las reglamentaciones, los funcionarios someten los cuerpos de todas las mujeres atletas al escrutinio público y exigen que aquellas que parecen ‘sospechosas’ se sometan a exámenes médicos degradantes y, a menudo, invasivos”, agregó, respecto a las “pruebas de sexo”.
“Estos exámenes constituyen una forma de controlar los cuerpos de las mujeres en función de definiciones arbitrarias de la feminidad y los estereotipos raciales”, si bien “no existe un consenso científico respecto de la posibilidad de que las mujeres con niveles naturalmente más altos de testosterona tengan una ventaja de rendimiento en el atletismo”, continuó narrando.
“Pese a que, entre los hombres, existe una amplia diversidad de niveles de testosterona, nunca se han establecido reglamentaciones análogas para ellos”, aclaró, en alusión a la base machista de procedimientos.
Human Rights Watch reveló, asimismo, que “las mujeres entrevistadas manifestaron haber experimentado un cuestionamiento profundo de su propia persona, vergüenza y alejamiento del deporte —aun cuando este era su medio de vida—, así como intentos de suicidio”.
“Además de las violaciones de derechos humanos que entrañan estas reglamentaciones, el impacto de su aplicación se extiende más allá del ámbito de los deportes”, ya que, “tener éxito en el atletismo puede permitir que las mujeres tengan estabilidad económica”.
“Desde educación hasta vivienda y alimentos, los beneficios pueden manifestarse tempranamente, y también pueden ser una vía que conduzca a un empleo estable fuera del ámbito del deporte”, expuso, a continuación.
“Muchas de las atletas entrevistadas crecieron en un entorno de extrema pobreza”, y “su éxito en el atletismo a menudo se convirtió en una fuente de ingresos para toda su familia”, por .lo que, “en algunos casos, su alejamiento abrupto del deporte después de haber sido descalificadas resultó devastador para su propio bienestar económico y el de sus familias”, señaló.
Entre otros puntos, la organización destacó, en el informe, el componente discriminatorio del ilegítimo, además de abusivo, procedimiento.
“Asegurar que cada atleta reúna los requisitos para competir en la categoría apropiada en las
competencias deportivas puede ser legítimo, pero debe demostrarse que toda reglamentación de esa naturaleza que esté diseñada para lograr ese propósito sea razonable, necesaria y proporcionada”, indicó.
También señaló la específica responsabilidad de WA.
“El lenguaje poco específico de las reglamentaciones, sumado al control exclusivo que ejerce World Athletics sobre su implementación y aplicación, da lugar a vastas oportunidades de abuso”, lo que se suma al hecho de que “las reglamentaciones imponen una pesada carga a las mujeres atletas, tanto en el ámbito del deporte como fuera de él”.
“El hecho de exista una reglamentación de este tipo solo para las mujeres —y ninguna para los hombres—significa que las normas, por su propia naturaleza, son discriminatorias contra las mujeres”, aclaró.
“Las reglamentaciones sobre atletismo han provocado un señalamiento deliberado contra las mujeres sobre la base de estereotipos de género que, a menudo, tienen un sesgo racista”, y “esto tiene un impacto perjudicial para todas las mujeres”, explicó, a continuación.
La organización de derechos humanos indicó que, para la elaboración del informe de 120 páginas –“’They’re Chasing Us Away from Sport’: Hunan Rights Violations in Sex Testing of Elite Women Athletes” (“‘Nos expulsan del deporte’: Violaciones de derechos humanos en las pruebas de sexo a mujeres atletas de élite”)-, se asoció con las académicas expertas Payoshni Mitra y Katrina Karkazis, quienes dirigieron las entrevistas, realizadas el año pasado.
En tal contexto, se abordó a atletas afectadas, a sus entrenadores, y a otros funcionarios y expertos vinculados con el tema, además de que se examinó documentos judiciales y médicos, puntualizó.
En el comunicado -e identificando, a las atletas, solamente por sus iniciales-, Human Rights Watch incluyó, en el comunicado, citas de testimonios que algunas de las víctimas proporcionaron para la elaboración del informe.
“La médica me preguntó cosas sobre mi vida y me hizo un examen físico en el cual me controló el pecho, los genitales, incluso por dentro, y me preguntó si menstruaba y si tenía novia o novio”, relató PH.
“Durante la prueba (…) dijeron que iban a quitarme las medallas como lo hicieron con las medallas de (otra atleta). Dijeron que si dejo [de competir], no van a hacer nada. Pero si continúo, me quitarán todo. Yo no entendía lo que decían. Me preguntaba: ¿Qué es la testosterona? …No entendía por qué la testosterona era importante”, planteó PF.
Por su parte, JG reflexionó que, a causa de las pruebas, “mi vida se terminó: ningún entrenador tiene interés en prepararme; no tengo trabajo”.