Reflexiones preliminares: ¿por qué es importante?
La igualdad y no discriminación entre mujeres y hombres conlleva la participación activa y equilibrada de ambos, en todas las esferas de la vida económica y social.
El interés creciente de las empresas por incorporar la igualdad, la no discriminación y la equidad en su gestión interna y proyección externa, responde a las demandas contemporáneas de modernización empresarial. En un contexto económico y social marcado por la globalización, se requiere un crecimiento económico sobre bases innovadoras, donde el cumplimiento de los derechos humanos pasa a ser un factor indispensable para garantizar la calidad de los productos y de los servicios ofrecidos por las empresas. No es imposible que el mercado de bienes y servicios pueda edificarse sobre bases más igualitarias.
La igualdad y no discriminación entre mujeres y hombres conlleva la participación activa y equilibrada de ambos, en todas las esferas de la vida económica y social. El enfoque de derechos humanos permite la inclusión de esa perspectiva de igualdad y no discriminación (también conocida como perspectiva de género), que contribuye a la transformación de prácticas culturales y organizacionales, a fin de promover y consolidar la igualdad de derechos, de oportunidades y el respeto de las diferencias.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) afirma en su “Informe sobre el desarrollo mundial” (2012), que la igualdad y no discriminación de género tienen un sentido desde el punto de vista económico y son –además– objetivos fundamentales del desarrollo. Llama la atención sobre cómo se incrementa la productividad al aprovechar las aptitudes y talentos de las mujeres, que hoy en día son más del 40% de la fuerza de trabajo global y más del 50% del estudiantado universitario del mundo. También destaca que se toman decisiones más representativas, inclusivas y con mayor variedad de opiniones, al reconocer a las mujeres –en igualdad y sin discriminación– como actoras y agentes económicos, políticos y sociales.
Es posible que surja la pregunta “¿por qué es importante todo eso? a la empresa no le va mal tal como está”. Compartimos tres de las reflexiones contenidas en reconocidos estudios del BID, Banco Mundial (BM) y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), sobre los beneficios que alcanzan las empresas que se insertan en esa tendencia cada vez más global de incorporación de la igualdad como principio estratégico corporativo.
- Se fortalecen los equipos de trabajo y se aumenta la competitividad. La ausencia de barreras fundamentadas en el sexo de las personas, propicia el aprovechamiento de todas las capacidades de los recursos humanos que integran la empresa y que son parte fundamental de su éxito.
- Se convierten en agentes y protagonistas de cambio en el entorno que les rodea y en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, elementos sustantivos de la Responsabilidad Social Empresarial.
- Se proyectan positivamente en su imagen corporativa, al incluir en su comunicación externa y publicidad los valores de la igualdad sin discriminación, propiciando el uso no sexista de la figura femenina y la no reproducción de estereotipos que fomentan desigualdades entre mujeres y hombres.
Al igual que otros sistemas y procesos de mejora continua empresarial, la incorporación de ese principio estratégico corporativo requiere de análisis, planificación, inclusión en los procesos y procedimientos y –sobre todo– de cambios en la cultura organizacional. Las empresas no deberían dejar de asumir el reto de innovarse e integrar esos principios de derechos humanos. Su aplicación sostenida contribuirá a modernizar la gestión empresarial, mejorar el clima y las relaciones laborales, aumentar la motivación y la productividad, así como reforzar la imagen externa y contribuir a su competitividad.
Por Isabel Torres García y Vera Aguilar Cruz*
Especialistas en derechos humanos de las mujeres e igualdad de género