El Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) solicitó, al Ministerio de Educación Pública (MEP), la investigación de la violencia sexual denunciada por una ex alumna del privado y religioso Colegio Calasanz.
Al informar sobre el planteamiento, }el Inamu citó a su presidenta ejecutiva y ministra de la Condición de la Mujer, Marcela Guerrero, en el sentido de que el pedido se enmarca en la responsabilidad, de la entidad, de amparar los derechos de las mujeres y las niñas.
En ese sentido, precisó, según el comunicado emitido el 24 de marzo, que desea a conocer las acciones implementadas, por el MEP, ante lo denunciado.
“Nuestra prioridad será siempre la defensa de los derechos de las mujeres y promover acciones para que nuestras niñas, adolescentes y mujeres en general puedan vivir libres de cualquier tipo de violencia y discriminación”, expresó Guerrero.
“Con ese norte tan claro hoy, respetuosamente, le solicitamos al Ministerio de Educación Pública que investigue los supuestos hechos ocurridos en el Colegio Calasanz”, planteó la funcionaria.
Al respecto, el Inamu explicó que, “a partir de denuncias públicas en redes sociales, por presuntas agresiones contra exalumnas del colegio Calasanz, el INAMU solicita conocer las acciones concretas de las autoridades y entes técnicos” del MEP.
Ello, “para que se aplique con rigor el protocolo de atención ante estos casos, para dirigir estas denuncias a las instancias correspondientes y apoyar a las víctimas”, puntualizó, a continuación, el instituto, en el texto de cinco párrafos.
“En oficio enviado el día de ayer al MEP, y firmado por la Ministra Guerrero, se solicita conocer las acciones que desde la Dirección de Educación Privada del MEP se están ejecutando”, de acuerdo con la información oficial.
“Asimismo, en la nota el INAMU ofreció una reunión con el Departamento de Violencia para coordinar acciones y atender, de la manera más adecuada, esta y otras situaciones de naturaleza similar”, indicó.
Además, aclaró que “el Ministerio de Educación Pública está llamado a garantizar la protección de la población estudiantil y su derecho a desenvolverse en ambientes seguros y libres de violencia”.
El Inamu emitió el comunicado aproximadamente dos semanas después de que medios de comunicación locales informaron sobre la denuncia que la víctima compartió en redes sociales.
“Una exalumna del Colegio Calasanz denunció que ese centro educativo privado habría encubierto actos de violencia sexual en su contra, cometidos por dos compañeros de generación, en 2016, cuando cursaba décimo año”, informó el diario La Nación.
“La joven de apellidos Cruz Carrillo relató esos hechos este miércoles (10 de marzo) a través de sus redes sociales, luego de que trascendieran fotografías de carteles, presuntamente colgados en el baño de mujeres de ese mismo colegio, que narraban actos similares”, agregó el matutino de circulación nacional.
“En conversación con La Nación, la joven de 21 años afirmó que ella y su familia fueron presionados y manipulados por el entonces director de la institución, un sacerdote de nacionalidad dominicana, así como por las psicólogas, para que no presentara una denuncia penal en contra de los dos estudiantes”, indicó.
“La exalumna evitó entrar en detalles del episodio de violencia sexual sufrido, pero aportó a este medio de comunicación cartas que intercambiaron sus padres con el colegio, ese mismo año, cuando se enteraron de la agresión en su contra”, según la versión periodística.
“El encubrimiento por parte del colegio, según Cruz Carrillo, comenzó cuando amenazó a uno de sus compañeros con presentar una denuncia. Desde ese momento, cuenta la joven, el Departamento de Psicología intervino”, continuó narrando el periódico.
Según la misma versión, “la mañana de este miércoles, La Nación se puso en contacto con el colegio (…) para conocer su posición sobre este tema”.
“La secretaria indicó que como el actual director no podía atender las consultas en ese momento, apuntaría el número de teléfono para devolver la llamada. Además entregó un correo electrónico para hacer llegar las preguntas”, pero “no hubo ni llamadas ni respuestas por escrito” informó el diario.
La joven relató, a La Nación, que “me llevaron a la oficina donde él estaba. La psicóloga nos dice que conversemos, que contemos lo que pasó. Yo estaba temblando, superenojada, estaba furiosa porque tenía a mi agresor en frente”.
“En ese momento dije que lo que había hecho mi compañero era enfermo. Lo que hizo la psicóloga fue regañarme, me dijo que no lo tachara de enfermo porque eso era muy fuerte. Lo estaba poniendo a él como la víctima y solo hizo que me pidiera perdón”, agregó Cruz.
El diario señaló, igualmente, que, al verse sin apoyo frente a ese episodio de violencia sexual, Cruz contó los hechos a su madre, quien de inmediato solicitó una reunión a las autoridades del colegio.
La denunciante dijo que “estaba muy molesta porque la psicóloga nos pusiera a dialogar entre nosotros, porque en ninguna cabeza puede ser buena idea que pongan a una víctima de agresión a hablar con su agresor, cara a cara”.
“Mi mamá consultó que si había actas de la reunión, la psicóloga dijo que había apuntado pero que no había firmas de nada, que no nos había puesto a firmar las actas”, explicó.
Según el relato de La Nación, durante la conversación, Cruz y su madre comenzaron a valorar la posibilidad de denunciar a los dos ex alumnos.
“Después de esa reunión, el padre director del colegio estuvo llamando a mi mamá en un espacio de 15 días para preguntarle si iba a poner la denuncia”, narró la joven, quien aseguró que “fue casi acoso que estuviera llamando a mi mamá para saber si íbamos a denunciar o no”.
Al respecto, Cruz aseguró que hubo una reunión adicional -la última- que, según siguió relatando, ni ella ni sus padres pueden olvidar, deliberación a la cual, “además de sus encargados, asistieron el sacerdote director y las dos psicólogas del colegio”.
“Nos dijeron que si procedíamos con la denuncia, ellos no aportarían evidencias. En esa misma reunión el padre director recomendó no seguir con la denuncia. Sus palabras exactas fueron: ‘como dice el dicho dominicano, la mierda entre más se revuelve más huele’. Así exactamente con esas palabras”, agregó.
La Nación precisó que, “en cartas que los padres de la joven de 21 años intercambiaron con el colegio, también se recoge dicha expresión, supuestamente dicha por el sacerdote”.
También señaló que, “aún agobiada por el caso, por el cual requirió ayuda psicológica posterior, Cruz Carrillo contó algunos (…) detalles en sus redes sociales luego de enterarse que, aparentemente, alumnas actuales de ese centro educativo, colgaron carteles con denuncias similares, en ocasión de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el pasado 8 de marzo”.
La joven aclaró, respecto a su caso, que “no quiero que solamente sirva como una denuncia y ya, sino para que los centros educativos recuerden cuál es el papel que tienen cumplir”.
Y puntualizó que “ellos tienen que proteger a menores de edad que están bajo su tutela, tienen que garantizar espacios seguros que nosotras ya no pudimos tener, pero que esa protección y amparo que nosotras no tuvimos, que lo tengan otros estudiantes”.