La ciberviolencia contra las mujeres periodistas, a nivel mundial, se agudiza exponencialmente, y se desplaza fuera del ámbito de la red, denunciaron y advirtieron, en un informe, la Organización de las Nacionbes Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y el no gubernamental International Center for Journalists (Centro Internacional para Periodistas, Icfj).
Ello, en el contexto de la pandemia global del nuevo coronavirus causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19), indicaron las organizaciones, en el documento de siete capítulos contenidos en 17 páginas titulado “Online violence Against Women Journalists: A Global Snapshot of Incidence and Impacts” (“Violencia en línea contra mujeres periodistas: un vistazo de incidencia e impactos”).
No obstante la gravedad de la situación, un número considerable de medios no encara, con la seriedad necesaria, el problema, a lo que se suma el hecho de que las compañías con plataformas en Internet son omisas en cuanto a tomar las medidas para evitar tales incidentes, de acuerdo con lo señalado en el informe emitido en coincidencia con el Día Internacional de los Derechos Humanos, que, anualmente, se conmemora el 10 de diciembre.
Al respecto, en declaraciones reproducidas el 5 de enero, por el diario español El País, la periodista y académica australiana, Julie Posetti -coautora del informe-, advirtió que existe evidencia según la cual las mujeres quienes se dedican al periodismo, a la defensa de los derechos humanos, y a la política, constituyen sectores particularmente vulnerables a la ciberagresión de género.
En la introducción del texto, Unicef e Icfj advirtieron que “los ataques en línea contra mujeres periodistas, parecen aumentar exponencialmente, particularmente en el contexto de la ‘pandemia en la sombra’ -de violencia contra mujeres- durante COVID-19”.
La situación se agudiza, ya que “la violencia online está, además, moviéndose offline
-con potenciales consecuencias fatales-”, puntualizaron, a continuación.
“Esto, vuelve aún más urgente la necesidad de combatir el problema”, aseguraron, a manera de recomendación.
Las profesionales víctimas de ese acoso -tal como ocurre frecuentemente en el contexto general de la agresión machista-, suelen no divulgar lo ocurrido, señalaron.
“La mayoría de las mujeres periodistas no denuncian ni hacen públicos los ataques en línea que experimentan, online, en línea con los bajos niveles de denuncia cuando se trata de violencia contra las mujeres, más ampliamente”, precisaron.
A ello, se suma, por una parte, el hecho de que la ciberviolencia de género no constituye, para las autoridades de numerosos medios de comunicación, un problema, y, por la otra, la omisa actitud de las empresas administradoras de plataformas electrónicas en cuanto a combatir esa agresión, de acuerdo con lo indicado en el informe.
“Muchos medios de comunicación empleadores aun parecen reticentes a tomar seriamente la violencia online, alineados con la evidente falla de las compañías de comunicaciones en Internet -cuyas plataformas y apps facilitan buena parte del hostigamiento, la intimidación, y el abuso dirigido a mujeres periodistas- a tomar acción efectiva para atender esta crisis de libertad de expresión y de igualdad de género”, expresaron.
Entre los “Principales 12 hallazgos a simple vista”, los autores del informe señalaron que 73 por ciento de las mujeres entrevistadas aseguró que experimentó violencia on line.
De ese total, las amenazas de violencia física representaron 25 por ciento, mientras que las referidas a violencia sexual se ubicaron en 18 por ciento.
Respecto a las consecuencias de esas agresiones, 26 por ciento de las víctimas sintió impactada su salud, mientras 12 por ciento aseguró que debió procurar ayuda médica o psicológica.
Los atacantes más frecuentes fueron anónimos o desconocidos, en 57 por ciento de los casos, y, en segundo lugar, actores políticos (37 por ciento).
Los temas de las notas informativas mencionados como de alguna manera relacionados con los ataques fueron género (47 por ciento), política y elecciones (44), derechos humanos y política social (31).
Según lo indicado en el informe, “solamente 25% de las entrevistadas denunciaron, ante sus empleadores, los incidentes de violencia online, y las principales respuestas que recibieron fueron: ninguna respuesta (10%) y consejos tales como ‘desarrollar una piel más gruesa’ o ‘ser más fuerte’ (9%), mientras 2% dijo que se le preguntó qué hizo para provocar el ataque”.
Asimismo, “señalaron, con mayor frecuencia (30%) que responden (…) autocensurándose en redes sociales”, mientras “20% describió cómo se retiró de toda interacción en línea, y 18% específicamente evitó interacción pública”, de acuerdo con los datos.
Los incidentes han tenido impacto en materia de empleo y productividad, de acuerdo con lo denunciado por las periodistas, señalaron los autores.
Algunas, optaron por “hacerse menos visibles (38%)”, otras, decidieron “faltar al trabajo (11%), renunciar a sus empleos (4%), y hasta abandonar el periodismo (2%)”, agregaron.
En materia de “conclusiones y recomendaciones”, se indicó que “esta encuesta demuestra que la violencia en línea contra las mujeres periodistas es un fenómeno global”.
Asimismo, que “un clima de inmunidad para los ataques en línea genera interrogantes que requieren mayor exploración, ya que la inmunidad envalentona a los perpetradores, desalienta a la víctima, erosiona los cimientos del periodismo, aumenta las amenazas a la seguridad en el periodismo, y mina la libertad de expresión”.
En tal cuadro de situación, “se recomienda urgente acción para confrontar, de maneras más efectivas, el problema de la violencia en línea contra las mujeres periodistas”.
Al formular algunas “recomendaciones preliminares”, los autores indicaron que “los Estados deben asegurar que las leyes y los derechos diseñados para proteger a las mujeres periodistas offline sean aplicados, igualmente, online, tal como lo exhortan Resoluciones de Naciones Unidas”.
En diálogo con El País, Posetti, directora global de Investigación de Icfj, e integrante del equipo de cinco autores del informe, planteó que las periodistas constituyen uno de los grupos de mujeres que son más atacados por el trabajo que llevan a cabo.
La experta se declaró, además, decididamente contra las conductas negacioncitas ante el problema.
“Hay, ya publicada, una sustancial evidencia que indica que las periodistas, defensoras de derechos humanos e implicadas en políticas -es decir mujeres que se atreven a liderar y decir la verdad al poder-, son más vulnerables a esta violencia “.
“El tipo de lenguaje usado, y las amenazas vividas por mujeres, tienen muchas más probabilidades de ser sexualizados”, precisó.
“En realidad, no es posible ignorar las amenazas para periodistas cuya labor requiere trabajar online, y tampoco es un modo de disminuir la seriedad del problema”, subrayó, para agregar que, “cuando han ido a quejarse a sus empresas, la respuesta más habitual ha sido, bien ignorarlo, o que sean más resistentes o tengan una piel más dura”.
También denunció que “esto es sintomático de un problema más profundo: el fracaso de tratar esta crisis como una amenaza seria a mujeres periodistas, y, de forma más amplia, a la libertad de prensa”.