Mientras muchos líderes políticos buscan mantenerse en el poder en forma indefinida, Jacinda Arndern anunció su decisión de no buscar la segunda reelección consecutiva como primera ministra de Nueva Zelanda

Luego de dos exitosos y difíciles mandatos trienales (2017-2020, 2020-2023), Arndern, una dirigente laborista y defensora de los derechos humanos, expuso a sus compatriotas, la razones por las cuales optó por no postularse en las elecciones generales programadas para el 14 de octubre.
Al indicar que consideró pertinente renunciar antes de la realización de los comicios, dijo que su permanencia al frente del gobierno neozelandés no irá más allá del 7 de febrero, y su desempeño como parlamentaria -el que inició en 2017- probablemente finalice en abril.
Más allá de los anuncios formales, el mensaje de Arndern -como dirigente política, como gobernante ética, y como ciudadana- se constituyó en una lección de sólido ejercicio democrático.
“Estoy yéndome (del cargo) porque, un papel tan privilegiado viene con responsabilidad: la responsabilidad de saber cuándo uno es la persona adecuada para liderar, y, también, cuándo uno no lo es”, explicó.
“Sé que es lo que este trabajo implica, y sé que ya no tengo suficiente, en el tanque, para hacerle justicia”, planteó, a continuación, para agregar: “es así de sencillo”.
“Pero, absolutamente, creo, y sé, que hay otras personas, a mi alrededor, que lo tienen”, subrayó, de inmediato.
Al repasar, brevemente, su trabajo al frente del gobierno de la insular nación del Pacífico suroeste -constituidas por dos islas mayores, respectivamente Norte y Sur, y numerosas islas menores-, destacó su dedicación.
“Estoy entrando en mi sexto año en el cargo, y, para cada uno de esos años, lo he dado absolutamente todo”, porque “gobernar un país es el trabajo más privilegiado que alguien puede tener, pero, también, es uno de los más desafiantes”, reflexionó.
Por ello, “uno no puede ni debe llevarlo a cabo a menos que tenga el tanque lleno, más un poco de reserva para esos retos inesperados”, agregó, retomando la figura literaria, para, a continuación, compartir su decisión con sus compatriotas.
“Tenía la esperanza de, este verano (en el hemisferio sur), encontrar la manera de prepararme para no solamente otro año sino para otro período, porque eso es lo que este año requiere”, pero “no me ha sido posible hacerlo”.
“Entonces, hoy, estoy anunciando que no procuraré la reelección, y que mi período como primera ministra finalizará no después del 7 de febrero”, dijo, de inmediato.
La líder neozelandesa evaluó, con igual franqueza, los aspectos tanto favorables como desfavorables de su gestión gubernamental.
“Estos han sido los más gratificantes cinco años de mi vida, pero también han tenido sus desafíos”, aseguró.
“En una agenda enfocada en vivienda, pobreza infantil, y cambio climático, encontramos una importante interferencia en bioseguridad, un acontecimiento de terrorismo interno, un considerable desastre natural, una pandemia global, y una crisis económica”, frente a lo cual, “las decisiones tomadas han sido constantes, y han tenido peso”, precisó, para reafirmar que “no estoy yéndome porque fue difícil”.
En apoyo a su evaluación, señaló que “logramos una gran cantidad, en los pasados cinco años, y estoy tan orgullosa de eso”, y, a manera de ejemplo, señaló que “estamos en un lugar fundamentalmente diferente a donde estábamos en cambio climático, con metas ambiciosas y un plan para lograrlas”.
Además, “hemos revertido las estadísticas de pobreza infantil, y hemos hecho los más significativos aumentos en bienestar (social) y en construcción de viviendas que hemos visto en décadas”, agregó.
También, “hemos facilitado el acceso a la educación y a la capacitación, mejorado los salarios y las condiciones de ,los trabajadores, y puesto nuestra mira en una economía de altos salarios y alta capacitación”, dijo.
Como la líder auténtica que es, Arndern no se apropió de los aportes que recibió durante su exitosa gestión gubernamental sino que atribuyó, los logros de su administración, a sus colaboradores inmediatos, a quienes describió como “el equipo que ha logrado todo eso”, personas “bien ubicadas para llevarnos adelante”.
Sin perjuicio de la claridad de su explicación sobre por qué está dimitiendo, la primera ministra dijo que “sé que habrá mucha conversación, posterior a esta decisión, sobre cuál fue la así llamada razón ‘real’”, y reafirmó que “puedo decirles: lo que estoy compartiendo es la razón”.
“El único ángulo interesante que ustedes encontrarán es que después de seis años de grandes desafíos, soy humana, los políticos son humanos, damos lo que podemos, mientras podemos, y, después, es el momento”, señaló, en modo de reflexión, para asegurar: “y, para mí, es el momento”.
Al reafirmar que permanecerá, hasta abril, en al parlamento, y que no cuenta con ningún plan, aparte de que desea volver a dedicar tiempo a su familia.
“Más allá de eso (su permanencia en el cargo de primera ministra, no más allá del 7 de febrero, y como legisladora, hasta abril), no tengo plan, ni próximos pasos”.
“Todo lo que sé es que, sin perjuicio de lo que haga, buscaré maneras de seguir trabajando para Nueva Zelanda, y que estoy ansiosa por estar más tiempo con mi familia, nuevamente”, agregó, para reconocer que “probablemente, ellos son quienes han sacrificado más, entre todos nosotros”.
En ese sentido, se dirigió a Neve -su hija de cuatro años- y a Clarke Gayford -el presentador de televisión quien es su compañero sentimental-.
Neve nació en 2018, durante el primero de los dos mandatos de Arndern, lo que constituyo, junto con su embarazo, un hecho sin precedente en Nueva Zelanda.
“De modo que, Neve, mamá está ansiosa por estar allí, cuando inicies la escuela, este año”, dijo.
“Y, a Clarke, casémonos ya”, expresó, en alusión al hecho de que la pareja tenía proyectado llevar a cabo, en enero de 2022, la ceremonia matrimonial, pero la actividad debió suspenderse, a causa del surgimiento de la variante Ómicron del coronavirus.
También agradeció a sus compatriotas “por haberme dado esta oportunidad de servir”.
Y expresó la esperanza de “haber dejado la convicción de que uno puede ser bondadoso pero fuerte, empático pero decisivo, optimista pero enfocado, que uno puede ser un líder con características personales, un líder que sabe cuándo es el momento de irse”.