La decisión de la jerarquía talibana de constituir, sin presencia femenina, el gobierno interino de Afganistán, anunciado la semana pasada, es motivo de desilusión y preocupación, de acuerdo con lo expresado por la directora ejecutiva interina de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), Pramila Patten.

Tal actitud es contraria a las declaraciones de un vocero del movimiento fundamentalista islámico Talibán, en el sentido de que, tras haber tomado violentamente el poder, el 15 de agosto, el grupo terrorista respetaría los derechos de las mujeres y las niñas del país asiático, aseguró Patten, en una declaración difundida, el 7 de setiembre, por la agencia especializada que temporalmente encabeza.

La participación de ese sector de la población en la toma de decisiones constituye un componente clave en la construcción de una sociedad afgana inclusiva, indicó la jerarca de ONU Mujeres, en el texto de ocho párrafos, dado a conocer el día en que el movimiento anunció la instalación del nuevo gobierno.

Patten criticó, igualmente, la decisión de las nuevas autoridades afganas -informada por medios de comunicación internacionales- en cuanto a eliminar el Ministerio de Asuntos de las Mujeres.

“Me uno a muchas otras personas en todo el mundo para expresar mi decepción y consternación ante un acontecimiento que pone en tela de juicio los recientes compromisos para proteger y respetar los derechos de las mujeres y niñas de Afganistán”, manifestó, en alusión a la medida excluyente.

“La participación de las mujeres en la política es un requisito fundamental para lograr la igualdad de género y una democracia genuina”, señaló.

“La participación de las mujeres en todos los sectores sociales es esencial para construir una sociedad inclusiva, fuerte y próspera en Afganistán, tanto para superar los numerosos desafíos que el país afronta hoy en día como para tener éxito en el futuro”, agregó.

“Por lo tanto, es imprescindible que los procesos de toma de decisiones políticas sean participativos, equitativos, inclusivos y respondan a las necesidades”, planteó, a continuación.

“El respeto de los derechos de las mujeres es una prueba de fuego por la cual debe juzgarse a cualquier autoridad”, aseguró, para advertir que “el establecimiento de un Gobierno verdaderamente ‘inclusivo’ con la participación de mujeres es un elemento central de dicho respeto”.

Patten indicó, además, que “cuando las mujeres no ocupan su lugar adecuado en el Gobierno, se cuestiona su participación en todos los niveles, ya sea como trabajadoras humanitarias, profesionales de la salud, educadoras, emprendedoras o cualquiera de las funciones esenciales que las mujeres deben desempeñar para que se puedan prestar los servicios básicos de los cuales depende el pueblo de Afganistán”.

Por lo tanto, “al excluir a las mujeres de la maquinaria gubernamental, el liderazgo talibán envió el mensaje equivocado sobre su objetivo declarado de construir una sociedad inclusiva, fuerte y próspera”, denunció.

La experta hizo, así, referencia a declaraciones formuladas el 17 de agosto -dos días después de la toma talibana del poder-, en conferencia de prensa, por Zabihullah Mujahid, vocero del régimen talibán instalado en el país asiático.

Mujahid, aseguró, entre otras promesas, que el nuevo gobierno fundamentalista respetará los derechos de la población femenina afgana.

“El tema de las mujeres, es muy importante”, planteó, aunque aclaró, a continuación, que el régimen “está comprometido con los derechos de las mujeres dentro del marco de la Sharia (legislación musulmana)”.

“Nuestras hermanas, nuestros hombres, tienen los mismos derechos”, afirmó, además de explicar que “pueden tener actividades en diferentes sectores y diferentes áreas, sobre la base de nuestras reglas y regulaciones”, lo que incluye educación y salud, dijo.

Las afganas “trabajarán, con nosotros, hombro con hombro”, y “la comunidad internacional, si tiene preocupaciones, nos gustaría asegurarle que no va a haber ninguna discriminación contra las mujeres”, aseguró, nuevamente.

Pero, de inmediato, volvió a advertir -dos días después de la violenta toma del poder-: “pero, por supuesto, dentro de los marcos que tenemos”, para agregar que “nuestras mujeres son musulmanas”, de modo que “también estarán felices de vivir dentro de nuestros marcos de la Sharia”.

“El Islam es un valor muy importante, en nuestro país, y nada tendría que hacerse contra los valores del Islam”, advirtió, y, en respuesta a una pregunta sobre el tema de la discriminación de género, dijo que, “como mencioné antes, vamos a permitir que las mujeres trabajen y estudien, dentro de ciertos marcos”.

“Las mujeres van a ser muy activas, en la sociedad, pero dentro de los marcos del Islam”, volvió a aclarar, además de expresar que “las mujeres son una parte clave de nuestra sociedad, y estamos garantizándoles todos sus derechos, dentro de los límites del Islam”.

Patten expresó, en su extensa declaración que, “asimismo, estoy decepcionada por la aparente decisión de no incluir un Ministerio de la Mujer entre las instituciones de gobierno”.

“Estos ministerios se encuentran en todo el mundo y reflejan el compromiso de los Gobiernos de asegurar el respeto de los derechos de las mujeres”, por lo que “no contar con este ministerio en Afganistán es otro paso hacia atrás”, dijo.

La jerarca de ONU Mujeres señaló, además, que “reafirmo mi petición de que el liderazgo talibán cumpla plenamente con sus obligaciones legalmente vinculantes contraídas con los tratados internacionales de los cuales Afganistán es parte, así como con las disposiciones constitucionales pertinentes”.

“Estos exigen sin ambages la garantía de igualdad para toda la ciudadanía, incluida la plena participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones políticas”, manifestó.

Patten agregó que “la comunidad internacional se ha pronunciado con claridad al respecto y se mantendrá firme en su postura: los derechos de las mujeres, incluido el derecho a una participación plena y significativa en la vida pública y política, son derechos humanos innegociables y no opcionales”.

Surgido en 1994, en el marco de la guerra civil afgana (1992-1996), el grupo Talibán estuvo, desde 1996 hasta 2001, en control de aproximadamente tres cuartas partes de los algo más de 652 mil kilómetros cuadrados que constituyen el territorio afgano.

La violenta administración talibana -caracterizada por las brutales violaciones a los derechos humanos, en particular de las mujeres y las niñas- fue derrocada en diciembre de 2001, cuando Afganistán fue escenario de una invasión militar, encabezada por Estados Unidos.

No obstante esa derrota, el movimiento se mantuvo, desde entonces, en resistencia armada.

Tras el reciente retiro de las tropas estadounidenses -las fuerzas extranjeras que mantenían la ocupación en el país asiático-, la ofensiva talibana logró el objetivo de derrocar al gobierno del presidente (2014-2021) Mohammad Ashraf Ghani, cuando tomó el control de Kabul, el 15 de agosto de este año.