“…Jazmines en el pelo y rosas en la cara, airosa caminaba la flor de la canela, derramaba lisura y a su paso dejaba aromas de mistura que en el pecho llevaba. Del puente a la alameda menudo pie la lleva…”

María Isabel “Chabuca” Granda y Larco, (1920-1983) nació en Perú. Comenzó a cantar a los 12 años de edad, y debido a su voz de soprano, integró el coro de su colegio y posteriormente fue nombrada vicepresidente de la Asociación de Canto del mismo. Culminados sus estudios escolares, siguió cursos libres en el Instituto Femenino de Estudios Superiores, de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Es un personaje emblemático de la música criolla peruana. En 1953 el conjunto “Los Chamas” grabó su inmortal tema “La flor de la canela”, que trascendió en el tiempo para hacerse himno de todo el Perú. Una adelantada a su época.

Chabuca muere en Florida, Estados Unidos, en el 1983.

Letra La Flor de la Canela

Déjame que te cuente limeño,
Déjame que te diga la gloria
Del ensueño que evoca la memoria
Del viejo puente, del río y la alameda.

Déjame que te cuente limeño,
Ahora que aún perfuma el recuerdo,
Ahora que aún se mece en un sueño,
El viejo puente, el río y la alameda.

Jazmines en el pelo y rosas en la cara,
Airosa caminaba la flor de la canela,
Derramaba lisura y a su paso dejaba
Aromas de mistura que en el pecho llevaba.

Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera.
Recogía la risa de la brisa del río
Y al viento la lanzaba del puente a la alameda.

Déjame que te cuente limeño,
Ay, deja que te diga, moreno, mi pensamiento,
A ver si así despiertas del sueño,
Del sueño que entretiene, moreno, tu sentimiento.

Aspira de la lisura que da la flor de la canela,
Adornada con jazmines matizando su hermosura;
Alfombra de nuevo el puente y engalana la alameda
Que el río acompasará su paso por la vereda.

Y recuerda que…

Jazmines en el pelo y rosas en la cara,
Airosa caminaba la flor de la canela,
Derramaba lisura y a su paso dejaba
Aromas de mistura que en el pecho llevaba.

Del puente a la alameda menudo pie la lleva
Por la vereda que se estremece al ritmo de su cadera.
Recogía la risa de la brisa del río
Y al viento la lanzaba del puente a la alameda.