La Casa de Colores ya es el capítulo que ahora está en las complejas historias individuales de casi cincuenta migrantes trans centroamericanas llegadas a México, en procura de culminar su extensa y riesgosa jornada de fuga hacia el quimérico objetivo común: el “American Dream».
Ese es el nombre, afín al deseo compartido de dejar atrás el gris de la discriminación, las fobias, la violencia, con el cual su fundadora, y varias compañeras de viaje, habilitaron un edificio, en el centro de la mexicana, norteña, y fronteriza Ciudad Juárez -popularmente conocida, solamente, como Juárez-, y lo convirtieron en albergue para mujeres trans en ruta hacia Estados Unidos.
Al otro lado del límite -el Río Bravo-, en territorio estadounidense, está El Paso.
Juntas -Juárez y El Paso-, constituyen un área metropolitana binacional de alrededor de tres millones de habitantes.
La denominación del refugio hace alusión, además, a la polícroma bandera universal de la población sexualmente diversa-.
Susana Corea, una ingeniera industrial -quien, además, es técnica en los campos automotriz, de la computación, y de la electricidad-, oriunda de la occidental ciudad salvadoreña de Santa Ana, llegó, en febrero de 2020, a la ciudad mexicana.
Lo hizo, siguiendo, vía terrestre, la ruta de aproximadamente cuatro mil kilómetros entre su comunidad y la frontera México-Estados Unidos -límite binacional que, a su vez, se extiende unos 3155 kilómetros-.
De acuerdo con relatos que formuló a diversos medios de comunicación, lo mismo mexicanos que internacionales, Corea salió de El Salvador, huyendo de la discriminación, la pobreza, y la violencia que la rodeaban, y que son características comunes a los limítrofes Guatemala y Honduras.
Los tres países constituyen el Triángulo Norte Centroamericano, región considerada como una de las más violentas, a nivel mundial.
El Triángulo también se caracteriza por la fobia machista a la diversidad sexual, lo mismo que por la corrupción y el autoritarismo.
Corea ha narrado que llegó, a Juárez, junto con 15 salvadoreñas de la comunidad trans (travesti, transgénero, transexual).
A lo largo del tramo mexicano -el más largo- de la extensa ruta, la migrantes debieron alojarse en refugios que presentaban precarias condiciones, principalmente por la situación de hacinamiento, a causa de la política antinmigrante impuesta por el entonces presidente estadounidense (enero de 2017- enero de 2021), el empresario Donald Trump.
El procedimiento, en la frontera con México, durante esa administración, consistió en la detención de los migrantes indocumentados quienes lograron cruzar el límite -incluida la separación de niños, de su núcleo familiar, y su reclusión en sitios no idóneos tales como instalaciones militares-, y en el rechazo de decenas de miles -la mayoría, ciudadanos del Triángulo Norte-.
Llegadas a la ciudad fronteriza, y habiendo obtenido trabajo -principalmente en bares y restaurantes-, las salvadoreñas tomaron la decisión de dejar el precario albergue en el que se había instalado, y buscar un espacio que ofreciera condiciones habitacionales dignas.
Corea relató que, en ese momento, cumplía tareas en un bar, y que, en diálogo con la propietaria del negocio, relató la situación, lo que derivó en el ofrecimiento, por parte de la empleadora, de un antiguo hotel -abandonado hacía alrededor de dos décadas-, en el centro de Juárez.
Las salvadoreñas emprendieron así la retadora misión de acondicionar el deteriorado inmueble, en el cual, tras intenso trabajo, se instalaron, señaló.
Su nuevo y coyuntural hogar pasó a denominarse La Casa de Colores.
Según la ingeniera, no obstante la temporalidad que implicaba la permanencia del grupo en el alojamiento -a la espera de que sus respectivas solicitudes de asilo tuviesen aprobación en el lado estadounidense de la frontera-, la habitantes generaron vínculos de naturaleza familiar.
El grupo fue creciendo, hasta reunir a 43 mujeres trans, principalmente del Triángulo Norte, además de nicaragüenses.
La llegada del demócrata Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, ha implicado cambios en la xenofóbica política migratoria trumpista, de modo que las habitantes del polícromo alojamiento empezaron a recibir notificación de continuar con la tramitación de su asilo, en territorio de ese país.
Desde entonces, tres grupos de estas migrantes han dejado el lugar.
Uno de ellos, cuya salida se cumplió el 4 de mayo, incluyó a Corea, quien declaró, al periódico mexicano El Universal, que su estadía en el lugar “fue una experiencia muy grata”.
“No esperábamos crear vínculos y terminamos creando una familia, pero sabíamos que era temporal, y que parte de la vida es continuar”, reflexionó.