El idioma en el que las maravillas de la naturaleza se comunican es muy sencillo, tan sutil que la mayoría de las veces pasa desapercibida, y aunque lo sentimos, no lo valoramos conscientemente
La naturaleza habla. Nunca me voy a olvidar de la primera vez que me sentí conectada con la naturaleza, identificada con esa sensación de unidad, de familiaridad, de pertenencia. Esa sensación de sentirme completa, en abundancia, que soy suficiente, en paz conmigo.
Los árboles, las plantas, las áreas verdes en general, inhalan anhídrido carbónico y exhalan oxígeno, mientras que los seres humanos lo hacemos a la inversa. Subliminalmente y de una manera casi inconsciente, exhalamos para conectar e inhalamos para recibir.
La simple interacción al respirar te acobija con una cálida bienvenida, haciéndote sentir que perteneces, que sos parte de ella. Al pausar, al poner atención, tu alrededor te ubica en el presente de forma inmediata. Los ambientes naturales tienen esa magia de traerte al aquí y al ahora. El conjunto de estímulos nos afina los sentidos (ver, escuchar, oler, sentir) nos lleva a admirar, observar y apreciar la abundancia que nos rodea. Un árbol, una flor, un animal se aparece.
El idioma de la naturaleza nos transmite sin resistencia sabios mensajes: información de cantidad, de fluidez a través de las hojas, de sus frutos, del agua, de la arena, de la diversidad de animales. El estar rodeado por ambientes naturales nos enseña a pausar, a admirar, a valorar y sobre todo a dirigir nuestro enfoque a lo que está, a lo que hay, a lo que está presente.
El idioma de la naturaleza nos transmite sin resistencia sabios mensajes.
Nos detenemos a ver mariposas, un árbol que nos llama la atención, el color de las flores monos, insectos o animales. Incluso los mosquitos, con sus zumbidos y sus picaduras, nos traen al presente a reconocer lo que nos molesta y a apreciar lo que nos gusta.
En la ciudad, por el contrario, en la vida del “corre-corre” generalmente estamos enfocados en lo que falta, en la escasez, en lo que hay que comprar en el supermercado, en la farmacia, en la ferretería, mientras que cuando estamos en ambientes naturales, especialmente en las zonas rurales, el enfoque está en lo presente, en la abundancia hasta del aire que respiramos.
Es mucho más fácil crecer espiritualmente cuando se está rodeado de un ambiente que está en constante crecimiento, sin la necesidad de hacer nada. Cada uno de los integrantes- árboles, plantas, insectos, mamíferos, sol, nubes, viento, la luna e incluso la noche, se desarrolla a su estilo y a su ritmo. Cada uno ES, tiene su función y se sabe importante, sin la necesidad de probarle nada a nadie. En ambientes naturales cada uno sabe que es único e irrepetible, que tiene su lugar por derecho divino y que no está en competencia. Simplemente ES.
Nuestra presencia baja de forma instintiva la velocidad para adaptarse a su ritmo, lo que nos permite una escucha más profunda, no solo hacia lo demás, sino también hacia nuestra voz interna abriéndole paso a nuestra esencia, a nuestra alma.
Es en este ambiente donde empezamos a vibrar en una frecuencia diferente y nos conectamos con criaturas afines, criaturas que están vibrando en la misma frecuencia. Al empezar a poner atención, te das cuenta qué animales estás atrayendo, qué mensajes les estás enviando y sobre todo, qué mensaje estás recibiendo.
¿Estás atrayendo mariposas, colibríes, pajaritos o estás atrayendo hienas, culebras o escorpiones?
Te has puesto a pensar ¿en qué frecuencia estás vibrando?. Cada especie nos trae a la conciencia un mensaje especial, en el aquí y el ahora que al interpretar su significado espiritual nos entrega información con una gran sabiduría.
Por ejemplo, los colibríes en su aparente despreocupado y feliz vuelo, te recuerdan que debes vivir el momento y disfrutar de los simples placeres de la vida, que la alegría es impredecible y puede estar a la vuelta de la esquina, y que, al mismo tiempo, puede ser tan fugaz como el tiempo que permanecen ante tus ojos. Así que hay que saber disfrutar de cada instante.
Los escorpiones revelan un mensaje de transformación, a través de la muerte y el renacimiento se dice que han sufrido una serie de cambios a lo largo del tiempo y su simbología está relacionada con estar a la defensiva y protegerse del peligro.
Cuando bajas la velocidad, pausas y estás en el presente afinando los sentidos, abres un mundo de crecimiento por ósmosis. Un simple olor agradable ya sea a frescura, a pino, a jazmín o cualquier otro, te lleva a un estado de bienestar Zen-(Wellness).
La naturaleza, las plantas, los árboles contestan tus preguntas cuando te mantienes en quietud y silencio y escuchas las respuestas a través de tu voz interna, de tu alma.
Dicen que cuando uno reza es la manera de hablar con Dios y cuando uno está en silencio y escucha, es cuando Dios te contesta.
Podes llamarle Dios, o voz interna, o energía, o universo, no importa. Lo importante es aprender a silenciarse y escuchar esa voz que siempre te habla y te guíe para encontrar las respuestas que buscas. Generalmente buscas las respuestas preguntándole a otros allá afuera, cuando tienes la capacidad de encontrarlas ve escuchando dentro tuyo.
El crecimiento personal se ve exponenciado y casi sin esfuerzo, en ambientes naturales porque el aporte del sol, del agua, del aire puro, del viento, de las hojas que se sueltan, de la diversidad de la flora y la fauna, transmite confianza, seguridad y gratitud.
Los efectos de la conexión con ambientes naturales en el crecimiento personal son innumerables.
• Ofrece bienestar para la salud física y metal
• Reduce los niveles de cortisol (marcadores fisiológicos del stress)
• Es un refugio tranquilo, restaurador
• Mejora la concentración y ayuda a prestar atención
• Enseña a vivir en el presente (menos angustia de pasado y ansiedad de futuro)
• Mejora la autoestima
• Ofrece sensación de abundancia
• Otorga sensación de pertenencia, menos soledad
• Despierta curiosidad, creatividad, claridad, calma, compasión, confianza
• Incentiva la colaboración en vez de la competencia
• Motiva la gratitud, la paz y la plenitud
Inspirado en Isla Cedros, Costa Rica-Connecting through Nature.