A pesar de que la educación de las mujeres en el 90% de los países latinoamericanos es mayor a la de los hombres, esta cifra no es congruente con su la baja participación laboral.
En América Latina se reduce drásticamente la participación de las mujeres en el desarrollo de nuevos negocios, lo que genera una limitante en el progreso profesional y se restringen las oportunidades de desarrollo para ellas y sus familias, así lo reveló un estudio del INCAE Business School.
A través de los años se ha demostrado que la situación laboral de las mujeres es mucho más difícil que la de los hombres, y con mayor razón se dificulta cuando se trata de emprender, ya que este es un reto que conlleva muchos sacrificios.
“En 18 de los 20 países latinoamericanos, la educación de la mujeres es superior a la de los hombres. Sin embargo, las mujeres tienen una baja representación en las ciencias, la política y el sector empresarial y este estudio nos muestra la percepción directa de las mujeres de la realidad actual. Esto no es un asunto solamente de equidad de derechos, sino es un asunto económico, social y político”, expresó Fidel Jaramillo Buendía, representante del Banco Interamericano de Desarrollo en Costa Rica.
Una alternativa que han encontrado las mujeres latinoamericanas antes esta situación ha sido, emprender y elaborar sus propios negocios.
Pero esta no es la única característica que comparten estas mujeres, la mayoría de ellas son: líderes, capaces de asumir riesgos, con visión de futuro, adaptables, orientadas a metas y adaptables a la frustración, con iniciativa, creativas, perseverantes, poseen gusto por el trabajo en equipo, responsables y gozan de confianza, así lo indicó Esteban Villalobos González, jefe de departamento de emprendimiento del Ministerio de Economía, Industria y Comercio.
De acuerdo con la página web, Finanzas Personales el perfil de estas mujeres cambia a menudo por factores sociales y culturales. Sin embargo, podemos observar unos rasgos comunes de las emprendedoras de América Latina:
- Son cada vez más jóvenes (menores de 35 años), predominan las casadas o con pareja, con hijos y en bastantes casos han experimentado una separación. Suelen emprender más por necesidad que por gusto.
- Tienen niveles educativos altos, con grado universitario en casi un 50%.
- Dedican más tiempo al trabajo empresarial que al hogar.
- En su gran mayoría, más del 65%, son socias de microempresas o de pequeñas empresas con una antigüedad no superior a 10 años.
- Suelen ser responsables, comprometidas, abiertas al cambio, tanto en la organización como en las relaciones laborales, aunque presentan un temor natural a las innovaciones de tipo tecnológico.
Cristina Rojas Rodríguez, presidenta Asociación ALAS, indicó que algunas de las consideraciones que debe tomar en cuenta una mujer al emprender son tener claros los riesgos potenciales y valorarlos con las fortalezas del emprendimiento, conocer a profundidad la actividad que va a desarrollar y el entorno en el cual va a construir su emprendimiento y averiguar quiénes son los competidores, potenciales compradores y puntos de mejor venta.