Las “Hermanas de la Extraña Sororidad” (“Sisters of the Strange Sorority”) tienen algo en común: todas fueron afectadas por el comportamiento machista agresor del ex presidente estadounidense Donald Trump.
Son siete mujeres quienes, tras haber leído sus mutuas historias en medios de comunicación, decidieron unirse con esa denominación, de acuerdo con lo que narraron al diario norteamericano The New York Times.
Más recientemente, el grupo se reunió, virtualmente, el 20 de enero, para presenciar la asunción presidencial de Joe Biden, el demócrata ex vicemandatario (2009-2013, 2013-2017) quien venció, en la votación de noviembre, al aspirante republicano a la reelección, según el relato contenido en la nota informativa que el Times publicó el 22 de este mes.
El encuentro tuvo características de ceremonia, durante la cual las integrantes de la sororidad comenzaron a dar cierre a sus respectivas situaciones de violencia de género con Trump, a quien han acusado -cargos que, como es su costumbre, el millonario inmobiliario ha negado-, según la versión periodística.
“Están íntimamente unidas debido a un hombre que fue presidente, un hombre al que todas han señalado por su conducta sexual inapropiada, un hombre que aún enfrenta demandas de tres de ellas”, planteó el diario, según el cual, las hermanas comenzaron a reunirse, el año pasado, a raíz de la pandemia mundial del nuevo coronavirus, vía Zoom -servicio de comunicación electrónica de alta velocidad-.
Según la periodista E. Jean Carroll, “estamos unidas de una manera extraña (…) así que es un vínculo muy extraño”.
El grupo fue creado por iniciativa de la periodista Natasha Stoynoff, indicó el periódico, y agregó que “todas las mujeres habían leído las historias de las demás, divulgadas en diversos medios, y algunas de ellas se habían conocido”.
“Pero no fue hasta 2019, tres años después de que Stoynoff escribiera por primera vez su artículo para (la revista estadounidense) People, que conoció a E. Jean Carroll, con la ayuda de George Conway, abogado y marido de Kellyanne Conway, (entonces) consejera principal de Trump”, continuó relatando.
“‘Le había mandado un correo electrónico para agradecerle que diera la cara por nosotras’, dijo Stoynoff, de 56 años, sobre Conway. ‘Y luego, dos días después, se topó con E. Jean en una fiesta’”, de acuerdo con la versión periodística.
El diario informó que Carroll es una periodista y columnista de consejos quien acusó, a Trump, de haberla violado dentro de un probador de la exclusiva tienda por departamentos -que vende ropa femenina de diseñador- Bergdorf Goodman, ubicada en la tradicional Quinta Avenida, en la nororiental ciudad estadounidense de Nueva York.
La agresión ocurrió a mediados de la década de 1990, Trump ha negado la acusación, y Carroll lo ha demandado por difamación, de acuerdo con la misma fuente.
El abogado “presentó a las dos mujeres”, quienes “pronto se pusieron en contacto con otras: Alva Johnson, ex empleada de la campaña de Trump; Kristin Anderson, fotógrafa; Rachel Crooks (…) Jill Harth, maquillista; y Samantha Holvey, exconcursante de Miss Estados Unidos”, y, más recientemente, Amy Dorris, la ex modelo quien, en setiembre del año pasado, publicó un artículo en el periódico británico The Guardian, agregó el Times.
Respecto a Dorris -la más reciente integrante de la sororidad-, el diario estadounidense informó que, durante la comunicación de bienvenida al grupo, preguntó: “¿Me ha pasado solo a mí o alguna de ustedes también ha recibido amenazas de muerte?”.
La afroestadounidense Johnson, lo demandó, en 2019, por discriminación racial y de género, así como por acoso sexual, mientras que Anderson acusó a Trump de haberla agredido sexualmente, al inicio de la década de 1990, en un club nocturno en la nororiental ciudad estadounidense de Nueva York.
Por su parte, Crooks, ha relatado, reiteradamente, su desagradable encuentro con Trump, en un elevador, y Holvey, la ex aspirante al título de belleza Miss Estados Unidos, ha relatado que, antes de la elección presidencial de 2016, había “tratado de advertirle al país” respecto a la naturaleza del empresario.
Trump, quien ese año enfrentó a la entonces candidata presidencial demócrata Hillary Clinton -ex primera dama (1993-1997, 1997-2001), ex senadora (2001-2005, 2005-2009), ex secretaria de Estado (2009-2013)-, perdió la votación popular por aproximadamente tres millones de votos, aunque ganó, por ventaja de 77 sufragios, el voto en el Colegio Electoral, llegando así a la Casa Blanca.
Las hermanas desarrollaron, durante horas, la noche de 3 de Noviembre, un encuentro virtual para esperar los resultados iniciales de la votación presidencial -la que Trump no ha dejado de insistir, sin fundamento alguno, que le fue robada, relató el Times.
También, “se reunieron por Zoom el miércoles (20 de enero), día de la investidura presidencial (de Biden), conmovidas mientras cerraban parte de un capítulo del que ninguna de ellas quería formar parte”, y “quemaron salvia”, precisó.
Estaban en diferentes ciudades de Estados Unidos -Stoynoff se encontraba en la limítrofe Canadá-.
“Eran un grupo animado, ‘mujeres decididas y brillantes que ven el mundo con mucha claridad’, como las describió Carroll”, de acuerdo con la versión del medio de comunicación.
Esta periodista, “ha estado escribiendo semblanzas de cada una de las mujeres y de sus encuentros con el expresidente, pues sintió que sus historias habían sido despojadas de color para dar prioridad a los hechos”, señaló.
Según lo declarado por Carroll, a estas hermanas, “no les gusta que la gente les diga: ‘Pobrecitas’”, porque “son mujeres de corazón vivo y palpitante. ¡Son divertidísimas! Son todos unos personajes. Y todas se enojan”.
Durante el encuentro para monitorear la juramentación de Biden, el grupo adoptó “una actitud de ritual y sanación”, según el periódico.
“El abusador que ha estado a cargo de este país finalmente se ha ido”, dijo Anderson, en ese momento, evitando usar lo que describe como la “palabra con T”, ya que “ni siquiera creo que lo merezca”.
Por su parte, Crooks leyó el poema “Bye-Don” (“Adiós Don”), de su autoría, en el cual plantea, respecto a las mujeres agredidas por Trump, que “Descartadas por el mundo, /parecía que a nadie le importaba, /era difícil y profundo /el peso que cada una cargaba”.
En una emotivamente fuerte participación, Johnson mostró, al grupo, su pasada tarjeta de presentación, con el logotipo de la campaña TRUMP, impreso con letras gruesas, y, aplicándole, en un borde, la llama de un encendedor, la quemó.
Al hacerlo, expresó: “con nuestras bendiciones, pedimos que no vuelva a ocupar un cargo público, nunca más (…) que rinda cuentas por todas las ofensas que ha cometido”.
Y aclaró: “esto, es por todas las mujeres que han sido ignoradas”.
En opinión de Carroll, “poner un cierre al asunto puede curar una herida y calmar el dolor, pero eso no es para mí”, porque “lo que quiero es que diga que mintió, que estuvo en ese probador de Bergdorf”.
Sin embargo, para Stoynoff, “esta es la primera parte del cierre, y hay más partes por venir”.