La relatora especial de las Naciones Unidas para Violencia contra Mujeres y Niñas, Reem Alsalem, aseguró que algunos países presentan retrocesos en materia de logros en el campo de la igualdad y el empoderamiento de género

Las mujeres y las niñas, a nivel mundial, están considerablemente lejos de lograr los ansiados objetivos de igualdad y empoderamiento de género, advirtió, en el marco de la 78 Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, una experta internacional.

En tal contexto, algunos países presentan retrocesosen materia de logros en este campo, aseguró la relatora especial de las Naciones Unidas para Violencia contra Mujeres y Niñas, la jordana Reem Alsalem.

Entre otras adversidades, ello implica que el femicidio -la más brutal manifestación de machismo agresor- esté presentando una tendencia alcista, dijo Alsalem, en declaraciones que formuló tras haber presentado, el 3 de octubre, un informe, a la Tercera Comisión de la asamblea general, grupo de trabajo que aborda temas sociales, humanitarios -incluidos los derechos humanos-, y culturales.

Al reproducir los planteamientos de la especialista, Noticias ONU -la agencia informativa de Naciones Unidas- citó datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de acuerdo con los cuales “alrededor de 736 millones de personas son víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja, o de violencia sexual por parte de una persona que no es su pareja”.

Se trata de “una cifra que ha permanecido prácticamente invariable en la última década”, precisó.

“La violencia infligida por la pareja es la forma más común, con unos 641 millones de mujeres afectadas en todo el mundo”, agregó, apoyándose en la misma fuente.

Según la organización, las más jóvenes siguen estando especialmente expuestas a este tipo de violencia, ya que una de cada cuatro mujeres de entre 15 y 24 años sufre violencia a manos de su pareja cuando alcanza la veintena”, puntualizó.

Citando la relatora, la agencia señaló que “la violencia contra las mujeres y niñas es una de las violaciones de derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras de nuestro tiempo”, y denunció que, “en todo el mundo, casi la mitad de las mujeres casadas carecen actualmente de poder decisión sobre su salud y sus derechos sexuales y reproductivos”.

“En algunos países, hemos sido testigos de preocupantes regresiones en su capacidad para acceder a la educación, moverse libremente, y acceder a la salud sexual y reproductiva”, expresóAlsalem, una consultora independiente en temas de género, derechos de los refugiados y los migrantes, justicia transicional, y repuesta humanitaria.

“Estos retrocesos, se producen mientras el mundo atraviesa múltiples crisis -provocadas por guerras, el cambio climático, la pobreza, y pandemias-, que tienen un claro impacto de género, y afectan, de manera (perjudicialmente) desigual, a mujeres y niñas”, aseguró.

Las mujeres y las niñas, siguen siendo asesinadas por razón de su sexo y su género, siendo más vulnerables al feminicidio cuando el hecho de ser mujeres y niñas se cruza con otros motivos o identidades”, indicó la especialista, quien inició, el 1 agosto de 2021, su período trienal como relatora de Naciones Unidas.

“Las mujeres, siguen sin poder organizarse libremente, creer, hablar, y sufren las consecuencias”, planteó.

Nos encontramos en el ecuador (a la mitad) de la carrera para cumplir la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, y nos hemos dado cuenta, dolorosamente, de que no estamos ni cerca de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5”, reflexionó, en modo de advertencia.

La relatora hizo, así, referencia al proceso que, conducente a la determinación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), inició en la conferenciamundial que tuvo lugar, del 4 al 15 de setiembre de 1995, en la capital de la República Popular China, cuando fueron aprobadas la Plataforma de Acción de Beijing, y la Declaración de Beijing -que tomaron su nombre de esa ciudad-.

La plataforma, consistente en seis capítulos, contenidos en 138 páginas, se define, en el primero de sus 361 artículos, como “un programa encaminado a crear condiciones necesarias para la potenciación del papel de la mujer en la sociedad”.

También señala que su propósito central radica en “acelerar la aplicación” de estrategias “orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer1y eliminar todos los obstáculos que dificultan la participación activa de la mujer en todas las esferas de la vida pública y privada”.

Ello, “mediante una participación plena y en pie de igualdad en el proceso de adopción de decisiones en las esferas económica, social, cultural y política”, lo que “también supone el establecimiento del principio de que mujeres y hombres deben compartir el poder y las responsabilidades en el hogar, en el lugar de trabajo y, a nivel más amplio, en la comunidad nacional e internacional”, agrega.

La plataforma es complementada, desde 2015, por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que, aprobada ese año por la Asamblea General de las Naciones Unidas, contiene los ODS, que consisten en 17 metas establecidas para cumplirse, a más tardar, para 2030.

El quinto de los ODS: “Igualdad de Género”

Este objetivo apunta a poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas”, señalando, entre otros planteamientos, que ello no solamente constituye un derecho humano básico, sino que es crucial para el desarrollo sostenible en general.

También establece la necesidad de “eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado, y las mutilaciones genitales femeninas”.

«Las mujeres y las niñas siguen siendo asesinadas por razón de su sexo y género, siendo más vulnerables al feminicidio cuando el hecho de ser mujeres y niñas se cruza con otros motivos o identidades», señaló.

Alsalem afirmó que las mujeres «siguen sin poder organizarse libremente, creer y hablar, y sufren las consecuencias», dijo en unas declaraciones que siguieron a la presentación de su informe ante la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. 

«En algunos países, hemos sido testigos de preocupantes regresiones en su capacidad para acceder a la educación, moverse libremente, y acceder a la salud sexual y reproductiva”, explicó. 

«Estos retrocesos se producen mientras el mundo atraviesa múltiples crisis provocadas por guerras, el cambio climático, la pobreza, y pandemias, que tienen un claro impacto de género y afectan, de manera desigual, a mujeres y niñas», añadió Alsalem. 

Respecto al cierre de brechas, planteó que “la igualdad de género no puede lograrse sin garantizar que las mujeres y las niñas puedan disfrutar de sus derechos humanos fundamentales, y participar en la sociedad en igualdad de condiciones y sin discriminación”.

También denunció que, “en la actualidad, cincuenta países siguen teniendo leyes de nacionalidad que contienen disposiciones discriminatorias por razón de género”.

“En veinticuatrro de esos países se niega, a las mujeres, el derecho a conferir la nacionalidad a sus hijos, en igualdad de condiciones con los hombres”, agregó, a manera de ejemplo.

En ese sentido, precisó que “la discriminación por razón de sexo y género, en las leyes de nacionalidad, es una de las principales causas de la apatridia(ausencia de nacionalidad)”.

No nos equivoquemos: la apatridia y las leyes de nacionalidad discriminatorias por razón de sexo, equivalen a violencia contra la mujer”, advirtió.

Ello, porque “constituyen formas graves de discriminación contra las mujeres y las niñas, tal como se definen en la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.»

Tales situaciones «dan lugar a un círculo vicioso de incumplimientos y violaciones de los derechos humanos, exacerbando, directa e indirectamente, la violencia psicológica, sexual, y física”, siguió explicando.

A manera de exhortación, reflexionó en el sentido de que, por lo tanto, resulta esencial que los Estados “defiendan el objetivo, el espíritu, y el significado de las obligaciones fundamentales en materia de derechos humanos.