La vitamina D mejora la función inmunológica y la resistencia a las infecciones virales de todo tipo. Los pescados grasos, como la trucha, el salmón, el atún, son fuentes naturales de esta vitamina

El Dr. Bruce Hollis, de la Universidad de Medicina de Carolina del Sur, quien ha investigado la vitamina D desde finales de la década de 1970; su investigadora asociada, la Dra. Carol Wagner, especialista en neonatología en la Universidad de Medicina de Carolina del Sur, quien ha investigado la vitamina D desde el año 2000, y Carole Baggerly, directora y fundadora de GrassrootsHealth, una organización sin fines de lucro que investiga la salud pública y cuya misión es utilizar la práctica los resultados de las investigaciones sobre la vitamina D, concuerdan en la importancia de la vitamina D para mejorar la función inmunológica y la resistencia a las infecciones virales de todo tipo, incluyendo el Covid.

Baggerly recibió nuestro premio ‘Game Changer Award’ en el 2018. Comenzó su investigación sobre la vitamina D después de su tratamiento para el cáncer de mama en 2005.

La organización Grassroots Health revisó un estudio observacional en el que participaron 212 pacientes que tenían COVID-19, e identificaron una correlación entre los niveles de vitamina D y la gravedad de la enfermedad. Las personas con enfermedad leve tenían niveles más altos de vitamina D y viceversa.

Un segundo estudio descubrió que las personas con un nivel de vitamina D entre 20 ng/ml y 30 ng/ml tenían un riesgo de muerte siete veces mayor que aquellas con un nivel superior a 30 ng/ml. Tener un nivel menor a 20 ng/ml se relacionó con un riesgo de muerte 12 veces mayor, en comparación con tener un nivel superior a 30 ng/ml.

Según la investigación realizada por Grassroots Health, 40 ng/ml es el nivel inferior óptimo, mientras que entre 60 ng/ml y 80 ng/ml es el nivel ideal para una buena salud y la prevención de enfermedades.

La vitamina D también tiene un efecto claro en su sistema inmunológico innato, que es su primera línea de defensa contra bacterias y virus, así como en su sistema inmunológico adaptativo, el cual involucra a sus células reguladoras y supresoras T, al igual que a las células asesinas naturales.

Todo debe estar en equilibrio. Si se produce un desequilibrio, terminará con una tormenta de citoquinas. La vitamina D es muy efectiva para regular y equilibrar la inmunidad adaptativa.

Los pescados grasos, como la trucha, el salmón, el atún, así como los aceites de hígado de pescado, se encuentran entre las mejores fuentes naturales de vitamina D. Entre los alimentos con cantidades pequeñas de vitamina D se encuentran  el hígado de ganado vacuno, la yema de huevo y el queso contienen cantidades pequeñas de vitamina D.

Foto: Kampus Production