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“La cubana Victoria Yolí Raymond, conocida artísticamente como La Lupe, revolucionó la salsa y el bolero con su voz estridente excepcional dramatizada con gestos eróticos, descomedidos y licenciosos aún no vistos en la américa latina de los años 60´s.”

La Lupe, nombre artístico de Lupe Victoria Yolí Raymond, nació Cuba en el 1939. Inició su carrera en el mundo de la música cantando en distintos locales habaneros, una vez terminada, por exigencia paterna, su carrera de maestra.

En 1959 formó, junto a su primer esposo, Eulogio «Yoyo» Reyes, el Trío Tropicuba, que comenzó a presentarse de forma permanente en un pequeño pero legendario bar de La Habana, llamado La Red. Su forma de cantar, llena de energía y con un cierto toque estrafalario, la hizo famosa en la ciudad.

Exiliada de Cuba, pues su forma de cantar no era bien vista por el nuevo régimen fidelista en el país, viajó a México. Posteriormente se va a Nueva York donde canta en algunos bares y con el sello Tico Records graba junto a Tito Puente cuatro discos que tuvieron un éxito inaudito y la catapultaron al estrellato en Nueva York.

Su fama era producto del canto aguerrido, su peculiar y única manera de afrontar el bolero y la cada vez mayor influencia de una música latina alejada de los formalismos de salón que imperaron, en los años 1950, en la ciudad de los rascacielos. Ese canto arrabalero, más propio del barrio que de un salón de baile, halló en La Lupe su mejor exponente femenino. Sin embargo, era también capaz de interpretar con mesura y contención, aunque sin perder la intensidad dramática, temas de amor elegantísimos como «Si vuelves tú» o «Amor gitano», que fueron dos de sus mayores éxitos. Viajó por algunos países de la región pero su éxito en esos viajes se dio en Venezuela donde fue cartel principal en los reputados carnavales de Caracas, en los que ganó premios.

A finales de los 1960 varios factores incidieron para que su estrellato decayese. Su vida personal y sentimental era un auténtico terremoto: ella era santera y muchos de sus «mayore» se aprovechaban de su influencia y dinero; su segundo esposo, Willie García, empezó a desarrollar un cuadro esquizofrénico que la obligó a gastar grandes sumas de dinero en tratamientos médicos, además de sus hábitos dispendiosos en artículos de lujo. Se une a lo anterior una entrevista en donde criticó la preferencia  de su disquera, Fania Record, hacia la cantante cubana Celia Cruz. Los directivos terminaron las relaciones con ella, pese a sus súplicas para que no la dejaran fuera.

La conclusión del contrato fue el inicio de una vida de escases que la obligó a mudarse a Puerto Rico durante unos meses, mientras esperaba recibir algún contrato para cantar en los escenarios. El viaje a Puerto Rico fue el fracaso sobre su fracaso, debido a problemas con varias cadenas televisivas nacionales por su peculiar estilo de bailar e interpretar algunas canciones que no eran bien recibidas y para obtener atracción las llevó más allá de lo tolerable. Tras este nuevo fracaso decidió regresar a Nueva York. A finales de los 80 se convirtió a la religión evangelista y compuso e interpretó canciones que fueron recopiladas en unos cassettes. No obstante, su  particular forma interpretativa siempre tuvieron la facultad de imprimirle su impronta popular y cabaretera. Fue capaz de emparejar a un aleluya, gloria a Dios el gemido más sensual posible en la noche tropical.

En 1980 acepta su retiro definitivo de la música. El 28 de febrero de 1992 sufrió un paro cardiaco fulminante mientras dormía en un humilde apartamento que compartía con su hija Rainbow en el Bronx.

Su trayectoria, prácticamente olvidada, ha sido rescatada por varios sectores de la comunidad  hispana. Entre famosos admiradores se cuentan el director de cine español Pedro Almodóvar, que incluyó en la banda sonora de sus películas algunas interpretaciones suyas («Puro teatro» de Tite Curet Alonso, por ejemplo, suena en Mujeres al borde de un ataque de nervios). De hecho, en España La Lupe es comúnmente asociada con el director manchego. El tema Qué te pedí aparece también al inicio de la película Nada (2001) del director cubano Juan Carlos Cremata.

En 2002, la ciudad de Nueva York bautizó como «La Lupe Way» la antigua calle East 140 del Bronx, en memoria suya.