Vivimos en una sociedad contradictoria. Mientras que miles de madres y padres educan a sus hijos e hijas bajo los estereotipos de género, a las niñas se les dice que tienen que aprender los quehaceres del hogar o nadie va a querer casarse con ellas.

El estereotipo de género es una vista generalizada o discriminativa educativamente acerca de los atributos o características que son o deberían ser poseídos o ser realizadas por las mujeres y los hombres.

Si la mujer expresa su pensamiento libremente, como lo haría cualquier hombre, casi que inmediatamente se le califica de conflictiva, problemática, o desubicada, aún cuando sus manifestaciones son asertivas, se les resta credibilidad.

La clasificación de la mujer como “sexo débil” está totalmente relacionado a condiciones físicas naturales; diferencias esqueleto musculares y de sexo. Para nada esta clasificación está relacionada a su capacidad intelectual. Se generaliza “sexo débil” a todo aspecto de la vida de la mujer causando grandes daños en sus derechos de igualdad y muchas veces se violan sus derechos humanos.

Vivimos en una sociedad contradictoria. Mientras que miles de madres y padres educan a sus hijos e hijas bajo los estereotipos de género, a las niñas se les dice que tienen que aprender los quehaceres del hogar o nadie va a querer casarse con ellas.

Todas estas niñas en gran mayoría, también escuchan a las madres en sus quejas, diciéndoles que tienen que estudiar, y ser autónomas, si no quieren terminar dependiendo de sus maridos toda la vida, y quizá hasta teniendo que aguantar como “señoras” las infidelidades o borracheras de estos, por no poder mantenerse por sí mismas con sus hijos.

Estas niñas, se hicieron mujeres e hicieron caso a sus madres. Decidieron estudiar, ser totalmente profesionales e independientes económicamente. Preparadas para enfrentar el mundo, pero el mundo no está listo para este cambio.

Por otro lado, a los hombres no se les dijo mucho o nada que contradijera el papel del hombre en la familia y en la sociedad y se han sostenido tradiciones educativas, con muy pequeños cambios.

Hoy vemos mercadeo que promueve estos estereotipos de género, sin embargo, no es real. No existen las mismas oportunidades de adquisición de bienes como lo es casa, auto e inversión para empresas propias y otros bienes, con los mismos requisitos y condiciones que se les da a los hombres. La mujer aun no disfruta de la confianza comercial en su capacidad de administradora de su propia economía.

Los productos dirigidos a las mujeres por lo general son más costosos. Esto porque también se educa a la mujer a escoger cosas que estimulen su feminidad, mientras que los hombres escogen genéricamente.  Alguien tiene que pagar las campañas publicitarias dirigidas a las mujeres, porque hasta los comerciales de productos de hombre, son dirigidos para que la mujer los compre.

La mujer en gran mayoría no ha alcanzado la igualdad en ningún campo de nuestra sociedad, aun cuando la ley exija igualdad de género.

Existe una brecha enorme entre mujeres postuladas para principales puestos políticos y hombres.

¿Cuantas Alcaldesas tenemos postuladas para las próximas elecciones municipales en comparación de hombres?

Cuando se critica en las redes sociales o caricaturas a una mujer en un puesto público, lo primero que se expone es su físico, haciendo observación de lo fea que es esa mujer. ¿Son los hombres en puestos públicos todos bonitos? ¡Obvio que no! Pero el físico masculino no es tema en nuestra sociedad.

Actualmente en nuestra sociedad y economía, tanto la mujer y el hombre tienen que trabajar. La mujer no deja de ser femenina por evolucionar intelectual y profesionalmente. La mujer simplemente busca la igualdad.