Al igual que en otras áreas, cuando hablamos  de dinero,  también existen diferencias entre los hombres y las mujeres.

Sin lugar a dudas, la tenencia de la tierra y el acceso a los medios de producción es uno de los grandes elementos de la desigualdad entre géneros. De ahí la importancia de que las mujeres interioricemos el poder de negociación que se adquiere cuando se cuenta con ingresos propios.  Por lo que el papel que juega el ahorro en las finanzas de las mujeres, es de alto impacto.

Aún en años recientes, era común escuchar que aunque las mujeres se involucraban en asuntos del dinero en el hogar, al final era el hombre el que tomaba las grandes decisiones.  No obstante, la incorporación de la mujer a la vida laboral, y por lo tanto al manejo de dinero propio, la  ubica  cada vez más como  tomadora de decisiones económicas y financieras; claro está  en situación de desigualdad respecto a los hombres, quienes siguen llevando la delantera y existen grandes diferencias entre unos y otras a la hora de poder ahorrar.  El acceso de la mujer a ingresos personales la ha convertido en una consumidora cada vez más preciada, y con frecuencia vemos más campañas de mercadeo dirigidas a este sector y productos que se adaptan a los gustos y preferencias de las féminas.

Diversos estudios demuestran que las principales metas de ahorro de las mujeres  están relacionadas con guardar para su futuro y el de su familia, así como  para la compra de vivienda.

En nuestro país, la Encuesta de Inclusión Financiera realizada por el Banco Mundial, a finales del 2011 concluyó que la población con mayores ingresos y la de más alto nivel educativo, es la que  tiene  mayor propensión a ahorrar, así como que  el número de hombres que guarda recursos en el sistema formal duplica a las mujeres. Si contrastamos lo indicado, con que tan solo el  5% de la tierra en el mundo le pertenece a mujeres y  que 7 de cada 10 viven en estado de pobreza (Harvard Bussiness Review), concluimos que las mujeres tienen mayores barreras para ahorrar.

El Estudio Nivel de Bancarización y Capacidades Financieras de los Costarricenses, elaborado por Unimer para la Asociación Bancaria Costarricense en marzo del  2015 concluyó que el 51% de las mujeres en nuestro país dicen haber realizado algún ahorro en los últimos 12 meses (sobre todo para necesidades a futuro de sus hijos o familiares);  no      obstante  revela que  por lo general ahorran más los hombres que las mujeres y que aunque las mujeres podrían estar dispuestas a ahorrar más si pudieran, ya que  estos recursos les generan seguridad para prevenir su futuro y el de sus hijos, es una realidad que hay factores que limitan su capacidad de ahorro.

Si  bien en Costa Rica y en el mundo,  las mujeres hoy día se preparan más que los hombres, aún persiste la inequidad laboral. Las mujeres enfrentan un mayor desempleo, muchas laboran tiempos parciales pero solo un 3% ocupa puestos en juntas directivas, esto a pesar de que el precio de las acciones de las compañías con una gerencia diversa en cuanto a género tienen un valor de 17 puntos más alto  que el promedio de la industria en la que se desenvuelven. (McKinsey & Company 2005-2007). Esto lleva a percibir  menores salarios, lo que ocasiona que destinen  menos dinero al ahorro.

La constancia en el ahorro, es una de las claves necesarias para que la mujer pueda construir un capital suficiente para poder afrontar  sus necesidades y las de su familia.  De acuerdo con especialistas, la falta de una cultura del ahorro pone en una situación financiera vulnerable a las mujeres y a sus familias, de ahí que la Estrategia Nacional de Educación Financiera de nuestro país, que impulsa la CONASSIF contempla a las mujeres como uno de sus públicos, por su rol como administradoras del hogar y de jefas de hogar en muchos casos.

La experiencia nos confirma que el ahorro en la mujer es un medio multiplicador de patrimonio y que si las mujeres reciben educación financiera,  permearán con sus buenas prácticas  en  los niños y jóvenes de sus hogares y sin duda esto les posibilitará tener una mejor calidad de vida a futuro y un mayor poder de negociación en sus relaciones.

_

Mayela Rojas, Subgerente General de Grupo Mutual