Camilla la plebeya cuyo carácter -complementado por una eficaz maquinaria de publicidad, y el visto buen oficial de la monarca anterior- le permitió vencer adversidades para llegar a codirigir la monarquía británica
Con su coronación, Camilla consolidó su empoderamiento en el hostil ambiente patriarcal que ha permitido que, en los más de tres siglos transcurridos desde su fundación -el 1 de mayo 1707- el reino haya tenido únicamente tres monarcas mujeres, entre los hasta ahora 14 titulares de la corona.
Se trata de Anne, cuyo paso por el trono se caracterizó por haber sido comparativamente breve (1707-1714), a quien siguió -123 años después- Victoria I, con el segundo más extenso (1837-1901), a su vez sucedida -51 años más tarde- por Elizabeth II (1952-2022), la jefa del más duradero.
El más reciente de los tres matriarcados reales tuvo fin el 8 de setiembre de 2022, cuando Elizabeth II falleció, a la edad de 96 años.
Automáticamente, su hijo mayor se convirtió en el rey Charles III, por lo que su esposa pasó a ser la reina consorte -reina esposa- Camilla, cargos oficializados cuando ambos fueron coronados, el 6 de mayo, en la histórica Abadía de Westminster -construida en el siglo 10-, en Londres -la capital británica-.
La pareja real se conoció en 1970, a raíz de que el entonces príncipe heredero integraba un equipo de polo del cual también formaba parte Andrew Parker-Bowles, quien se casó, en 1973, con Camilla Shand -convertida, entonces, por la patriarcal legislación matrimonial nacional, en Camilla Parker-Bowles-.
El encuentro -que derivó en relación de pareja no oficial y, por lo tanto, clandestina, para no afectar a la real Casa de Windsor- fue previo al matrimonio del príncipe Charles con la también plebeya Diana Spencer -la popular Lady Di-.
La unión -caracterizada por conflictos matrimoniales- no impidió que Charles retomase la relación clandestina que había suspendido, hacía algunos años, con Camilla.
Respecto a la incidencia de ese vínculo extramarital, en su matrimonio con el entonces príncipe, Lady Di reveló, durante una entrevista con la British Broadcasting Corporation (BBC), que se sentía en un vínculo de tres.
De acuerdo con un relato difundido, el 5 de mayo, por el diario español El País, en su primer contacto con Charles, la entonces futura esposa del potencial monarca inició el diálogo, revelando: “Mi bisabuela tuvo un affaire con tu tatarabuelo”, a lo que agregó: “qué te parece?”.
Camilla hizo, entonces, alusión al rey Edward VII (1841-1910) -cuyo período al frente de la monarquía británica se extendió desde 1901 hasta 1910-, a su vez, hijo de la reina Victoria.
La monarca, de conducta particularmente autoritaria, según diferentes relatos históricos, fue blanco de cuatro fallidos intentos de asesinato -dos en 1842, otro en 1849, y uno más en 1850 -los tres primeros, con arma de fuego, el cuarto, con un bastón, habiendo sufrido lesiones-.
Su personalidad prepotente -propia de quien manejaba uno de los principales imperios de la época- quedó evidenciada, entre otros hechos, en un incidente diplomático ocurrido, en 1868, entre el Reino Unido y Bolivia -el mediterráneo país sudamericano entonces gobernado, de facto (1864-1871), por el general Mariano Melgarejo-.
De acuerdo con diferentes relatos históricos, enfurecida porque el dictador humilló, públicamente, al embajador británico -quien se negó a asistir a una recepción en honor a la pareja sentimental del militar-, la monarca preguntó: “dónde está Bolivia?”.
Al ser informada que el país carece de costa marítima, lo que hacía imposible un ataque por parte de la fuerza naval británica, la autoritaria e ignorante monarca tomó una lapicera, trazó algunas rayas sobre el país -como tachándolo-, y exclamó: “Bolivia ya no existe!” (“Bolivia no longer exists!”).
La pareja Camilla-Charles se mantuvo clandestina durante años, en medio de rumores y evidencias crecientes sobre la efectiva existencia del vínculo extramatrimonial.
El dúo fue visto públicamente, por vez primera, en 1999, tras haber participado en una actividad llevada a cabo por la familia de Camilla.
El hecho ocurrió dos años después del brutal fallecimiento de Lady D, el 31 de agosto de 1997, en París, en lo que -en un momento culminante de su matrimonio con Charles- fue oficialmente declarado como un accidente automovilístico.
Diana, quien no se ciñó irracionalmente a las reglas sociales de la familia sino que reivindicó su autonomía, en su condición de princesa, se convirtió en uno de los personajes más populares de la Casa de Windsor, por su carisma y por su activismo en derechos humanos, su campaña contra el uso de armas tales como la minas antipersonal, su apoyo a la personas quienes padecen VIH/Sida, entre otras áreas.
Respecto a la incidencia de Camilla en su unión con Charles, Lady D reflexionó, durante la emotiva entrevista, en 1995, con la BBC: “éramos tres en este matrimonio, por lo que estaba un poco abarrotado”.
Conocido públicamente su vínculo sentimental con Charles, Camilla comenzó a ser blanco de satanización por parte de la opinión pública británica -en general, obsecuentemente monárquica-, al tiempo que la popularidad del príncipe -por la misma razón- se debilitó -situación que persiste-.
Sin embargo, la históricamente resiliente realeza británica, enfrentó la situación -en la cual Camilla llegó a tener 45 por ciento de la opinión pública, en contra- mediante conveniente silencio oficial -un tradicional mecanismo para encubrir escándalos-, complementado por una eficaz campaña mediática.
Su conducta pública -diametralmente opuesta a la de Lady D-, también ayudó, ya que la pareja del príncipe se mostró, en todo momento, en apoyo de su compañero, asumiendo un papel de solidaridad esencialmente silenciosa.
En declaraciones que formuló, en 2015 -una década después de haberse casado con Camilla-, a la cadena estadounidense de televisión informativa Cable News Network (CNN), Charles dijo que “siempre es bueno tener a alguien de tu lado”.
Específicamente respecto a su segunda esposa, aseguró que “ella es un gran apoyo”, además de que subrayó que “nos reímos mucho, porque ella ve el lado divertido de la vida, gracias a Dios (…) eso agrega mucho a todo el asunto”.
Un componente clave en la construcción de Camilla como persona pública
-específicamente, como potencial reina-, fue el visto bueno que recibió de Elizabeth II. En un mensaje al país, a propósito de los 70 años de su reinado, la entonces matriarca de la Casa de Windsor declaró que, “cuando, en la plenitud de los tiempos, mi hijo Charles se convierta en rey, sé que le brindarán a él y a su esposa Camilla el mismo apoyo que me han brindado”.
“Es mi sincero deseo que, cuando llegue ese momento, Camilla sea conocida como reina consorte mientras continúa con su leal servicio”, agregó.
De acuerdo con un dato revelado, el 5 de mayo, por El País, la nueva reina cumple, a su manera, ese servicio. “Camila está demostrando su determinación de aprovechar su oportunidad en una institución que, pese a haber estado encabezada durante 70 años por una mujer, sigue siendo intrínsecamente patriarcal”, planteó el medio de comunicación español.
“Conocida en palacio como Lady Boss (Dama Jefa, o La Jefa), su opinión es la primera que Carlos consulta”, señaló, en alusión al Palacio Buckingham, la sede de la monarquía británica.
De acuerdo con el periódico, “su voz, (es) la única que puede influir sobre un rey acostumbrado a que le digan lo que quiere escuchar y, en apenas ocho meses como reina consorte, en la corte de Buckingham ya han descubierto que como aliada es valiosa y como rival, fulminante”.