A causa de la discriminación en materia de contratación en ámbitos laborales, muchas de las mujeres Lbq+ se convierten en trabajadoras sexuales
En el contexto de la población sexualmente diversa, a nivel mundial, las mujeres lesbianas, bisexuales, queer, y otras (Lbq+) son víctimas de discriminación y violencia particularmente brutales, en el ambiente de satanización machista que, en términos generales, las rodea.
De este injusto cuadro de situación tampoco escapan las personas no binarias, de acuerdo con lo señalado por la organización no gubernamental de cobertura internacional Human Rights Watch (HRW), en su más reciente informe sobre el tema.
Por “queer”, se define a las personas cuya identidad de género trasciende la dicotomía mujer-hombre, mientras quienes no responden a la binaridad de género -femenino y masculino- presentan una identidad que no se ubica en ninguna de esas dos denominaciones.
La situación de las mujeres Lbq+ es de plena desventaja, en todo aspecto, aseguró HRW en el documento que, con el título “This Is Why We Became Activists: Violence Against Lesbian, Bisexual, and Queer Women and Non-binary People”, (Por esto nos hicimos activistas: Violencia contra mujeres lesbianas, bisexuales y queer y contra personas no binarias), dio a conocer el 14 de febrero.
“En todo el mundo, mujeres lesbianas, bisexuales y queer (LBQ+) y personas no binarias son blanco de violencia perpetrada por agentes de las fuerzas de seguridad, familiares y otras personas, y son discriminadas en forma generalizada, lo que les impide construir relaciones, formar hogares y familias”, indicó la oenegé con sede en la nororiental ciudad estadounidense de Nueva York, en el informe de 12 capítulos contenidos en 211 páginas.
Al informar, ese día, sobre la difusión del estudio, HRW citó a Erin Kilbride, su investigadora sobre Derechos de las Personas LGBT (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero) y de las Mujeres, además de autora del extenso documento.
“Las mujeres lesbianas, bisexuales, y queer, son reconocidas por liderar luchas de derechos humanos, en todo el mundo”, expresó la especialista.
“Sin embargo, pocas veces se documenta la magnitud de la violencia brutal, la discriminación legal, y el acoso sexual que estas comunidades enfrentan”, denunció, a continuación.
De acuerdo con los señalado por HRW, “el informe surgió como respuesta a la grave ausencia de investigaciones y políticas que se concentren específicamente en los derechos de las personas LBQ+ y en la necesidad imperiosa de apoyar la labor de las activistas LBQ+”.
“Human Rights Watch entrevistó a 66 personas LBQ+ para el informe, en su mayoría defensoras de derechos humanos que trabajan en el ámbito local o nacional”, además de que “identificó 10 áreas clave en las que se cometen violaciones de derechos y en las que se precisan investigaciones, financiamiento y reformas de políticas de inmediato”, precisó.
En el informe, esas áreas fueron identificadas como “el derecho a consentimiento libre y pleno al matrimonio; derechos a tierra, a vivienda, y a propiedad; ser libre de violencia basada sobre expresión de género; ser libre de violencia y discriminación en el trabajo”.
Asimismo, “libertad de movimiento y derecho a aparecer en público sin temor a violencia; derechos de paternidad y derecho a crear una familia; derecho a refugio; derecho; derecho a salud, incluyendo servicios de salud sexual, reproductiva y mental; protección y reconocimiento como defensores de derechos humanos; y acceso a la justicia”.
“El hecho de negar los derechos de las personas LBQ+ en estas diez áreas, impacta sus vidas y daña su habilidad para ejercer y disfrutar la promoción de derechos más tradicionalmente reconocidos de las personas LGBT y de las mujeres”, advirtió.
En la nota informativa, HRW indicó, citando datos del Banco Mundial (BM), que “en el 40% de los países de todo el mundo, las mujeres no pueden acceder de manera equitativa al derecho a ser propietarias de bienes o de arrendarlos, administrarlos o heredarlos”.
Al respecto, en el informe se reveló que “esto representa un obstáculo económico y legal muchas veces insuperable para las parejas LBQ+”.
En ese sentido, se denunció que “los ordenamientos jurídicos que exigen que las mujeres obtengan el permiso de un tutor masculino para arrendar un departamento o que dan prioridad a los hijos varones en la sucesión de tierras, suelen implicar que ninguna de las personas que conforman una pareja LBQ+ puede arrendar o heredar una vivienda, ni ser propietaria de ella”.
También se precisó que “algunas violaciones comunes de los derechos patrimoniales de las mujeres son el matrimonio forzado de mujeres LBQ+ con un hombre para que puedan acceder a tierras y propiedades”.
Eso “contribuye a prácticas de matrimonio coercitivas e impide a las personas LBQ+ que se divorcian de sus esposos o que enviudan iniciar con posterioridad nuevas relaciones LBQ+ de manera económicamente viable”, se agregó, a continuación.
Sobre ese aspecto, citada en el informe, una activista de los derechos de la población LBQ+ en Kirguistán -país que, sin acceso al mar, está ubicado en el centro de Asia, limitando, entre otras naciones con la República Popular China-, relató que, a la edad de 19 años, fue obligada a contraer matrimonio con un hombre.
“No hay lugar para la libertad, si no te casas (con un hombre)”, dijo la mujer -cuya identidad no se proporcionó-, al resumir la situación.
Por su parte, una salvadoreña defensora de los derechos de las lesbianas y las personas trabajadoras sexuales se refirió a la brutal represión policial, en su país de origen.
A causa de la discriminación en materia de contratación en diferentes ámbitos laborales, “muchas de nosotras nos convertimos en trabajadoras sexuales”, comenzó a narrar la activista -quien tampoco fue identificada-.
“Sin embargo, cuando la policía allanaba burdeles y hogares, las lesbianas de aspecto masculino eran tratadas ‘como hombres’, es decir, se las esposaba con más fuerza, se las hacía arrodillar, y se las obligaba a quitarse las camisetas”
El informe también reveló el factor de ausencia de castigo para los agresores, como uno de los componentes que perpetúan el maltrato hacia ese sector poblacional.
“La impunidad por delitos violentos contra personas LBQ+ es casi total”, según lo indicado en el documento.
A manera de ejemplo se informó que, “en abril de 2022, se halló asesinada a una persona lesbiana no binaria de 25 años, Sheila Adhiambo Lumumba, con el cuerpo desnudo, en su cuarto en Karatina, al norte de Nairobi (la capital de Kenya, costera nación de África subsahariana)”.
“Un examen posmórtem que Human Rights Watch pudo consultar reveló que Lumumba había sido agredida sexualmente, que la habían golpeado con un objeto contundente y que le habían apuñalado el torso, el rostro, el cuello y los ojos”, de acuerdo con lo señalado en el texto.
“En las cuatro semanas posteriores al homicidio, la policía keniata (kenyana) no investigó el caso debidamente, por lo que amigos y familiares de Sheila debieron reunir pruebas y grabaciones de video de CCTV (sigla del inglés closed-circuit television -televisión de circuito cerrado-)”, según la misma fuente.
En materia de recomendaciones, en el informe se sugirió que las autoridades gubernamentales lleven adelante lo que fue definido como investigaciones exhaustivas y transparentes respecto a los señalamientos de violencia lo mismo contra personas que contra parejas LBQ+.
Asimismo, se las aconsejó “formular leyes, políticas y protocolos que protejan de manera explícita los derechos de las mujeres LBQ+ y de las personas no binarias”.
“Las autoridades también deberían reformar los sistemas de control patriarcales, incluidas las leyes, políticas y prácticas sobre tutela masculina; las leyes discriminatorias sobre patrimonio y herencia”, se señaló.
Igualmente, “otras restricciones relativas a la autonomía, los movimientos y las libertades de las mujeres, que limitan la posibilidad de las personas LBQ+ de gozar de derechos LGBT más tradicionalmente conceptualizados, como el matrimonio igualitario o la despenalización de las relaciones entre personas del mismo sexo”, según lo planteado.
Por otra parte, el estudio también incluyó recomendaciones a los donantes de fondos para proyectos en este campo de los derechos humanos, planteándoles que “deberían financiar movimientos dirigidos por personas LBQ+ que promueven los derechos ambientales, a la tierra, de los pueblos indígenas, de migrantes y de las personas con discapacidad, así como a organizaciones y colectivos que trabajan específicamente por los derechos de las personas LBQ+”.
“También deberían financiar investigaciones sobre la marginación económica de las personas LBQ+ e investigaciones que aborden, en especial, de qué forma las restricciones fundamentales sobre la autonomía de las mujeres impactan en las mujeres LBQ+ de maneras violentas singulares”, de acuerdo con estas sugerencias.
Sobre el contexto agresivamente discriminatorio -y de invisibilización- que rodea a este sector de la sexualidad diversa, Kilbride dijo, a HRW, que “las activistas LBQ+ conocen muy bien la violencia que experimentan sus comunidades”.
Y agregó que, teniendo en cuenta esa realidad, “con este informe, planteamos, a los gobiernos y donantes, medidas concretas que pueden adoptar, comenzando por la visibilización, el financiamiento y la protección de los movimientos LBQ+”.
Foto: Martenus Moon