SERIE IRREVERENTES, PROSCRITAS Y AMADAS
“La colombiana Débora Arango Pérez, fue la primera mujer colombiana que se atrevió a pintar desnudos de mujeres y retratos de conocidos políticos representados con formas de animales, por lo que fue duramente criticada, marginada y a punto de ser excomulgada por las reiteradas quejas que la Liga de la Decencia de Medellín”.
Débora Arango Pérez nació en Medellín, Colombia en 1907. – fue una artista y acuarelista colombiana que desarrollo su obra dentro del movimiento expresionista. Es considerada la artista colombiana más importante y polémica; transgresora en su pintura abordó la crítica social y política además de ser la primera pintora colombiana en pintar desnudos femeninos.
Su rebeldía comenzó desde muy niña, cuando en «complicidad» con algunos familiares se vestía de hombre y salía a cabalgar, actividad censurada para las mujeres de la época porque «eso era cosa de hombres». También desde niña mostró buenas actitudes por la pintura y el arte, años después ingresó al Instituto de Bellas Artes de Medellín. En la biblioteca de su tía, descubrió a los filósofos y escritores de todas las tendencias; por intermedio de sus hermanos, estudiantes de medicina, accedió a libros de anatomía que le permitieron el estudio del cuerpo humano.
En 1938 comenzó a experimentar con desnudos de tamaño natural y pintando escenas de la vida real. Un año después participó en la «Exposición de Artistas Profesionales» en el Club Unión de Medellín donde expuso acuarelas y óleos, incluyendo dos desnudos, uno de ellos «Cantarina de Rosa»: ganó el primer premio y el escándalo estalló. La sociedad política e intelectual repudió su obra y la calificó de sórdida, impúdica y pornográfica.
En 1946 viajó a México para perfeccionarse y estudiar a los muralistas; de regreso, en 1948, expuso en Medellín, pero su desnudo, esta vez «La adolescencia» volvió a escandalizar a la sociedad y estuvo a punto de ser excomulgada por las reiteradas quejas que la Liga de la Decencia de Medellín elevó por lo «inmoral» de sus cuadros.
Rebelde, transgresora, audaz, polémica, talentosa, Débora abordó la crítica social y política de su país y de su época: pintó obreros marginados, monjas, prostitutas, mujeres relegadas, el dolor y el maltrato, la situación política y las manifestaciones populares. Interpretó la realidad cotidiana, denunciando la violencia de una sociedad llena de prejuicios ancestrales. Fue la primera mujer colombiana que se atrevió a pintar desnudos por lo que fue duramente criticada, también lo fue por los retratos de conocidos políticos pintados con formas de animales.
Sufrió insultos y soledad, por lo que decidió no volver a exponer sus obras, encerrándose en su casa, sin abandonar la pintura. Viajó a España a perfeccionarse en la figura humana y estudiar cerámica; en 1955 expuso en Madrid una muestra individual, pero por orden de Francisco Franco sus pinturas fueron descolgadas. Estudió en Inglaterra, Francia y Austria.
Alejada del medio artístico, Débora se encerró por un largo período en su casa-taller llamada «Casablanca», donde elaboró zócalos, baldosines y murales en cerámica cocida. En 1975 con casi cien obras hizo una exposición individual en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. En 1984 el Museo de Arte Moderno de Medellín, hizo una exposición retrospectiva donde se exhibieron más de 250 obras entre acuarelas, óleos y cerámicas, y así se reivindicó plenamente como artista.
Durante su carrera Débora recibió múltiples condecoraciones, como el Premio a las Artes y a las Letras, la Medalla al Mérito Artístico y Cultural, la Cruz de Boyacá y el título de Maestra Honoris Causa de la Universidad de Antioquía.
Algunas de sus pinturas más reconocidas son: «Las monjas y el cardenal», «El almuerzo de los pobres», «El Cristo», «Huida del convento», «La monja intelectual», «En el jardín», «Bailarina en descanso», «Los cargueros», «Los matarifes», «Retrato de un amigo» Mateo Blanco quien fue su mejor amigo en últimos años de su vida.
Débora Arango falleció en diciembre de 2005, a los 98 años, siendo reconocido su talento y su aportación al arte colombiano. Desde noviembre del 2008, la casa de Débora Arango fue declarada bien de interés cultural de la Nación y Casa Museo.