Datos de 186 países entre 1991 y 2017 muestran una relación entre el número de mujeres empleadas y el aumento de la producción. Ellas son capaces de ascender hasta un 20% la rentabilidad de las empresas cuando se encuentran en las altas esferas directivas.

Según datos de las Naciones Unidas, en nuestra región el 54% de las mujeres trabajan en contextos informales, con ingresos frágiles y poca protección social, privando a las empresas y a toda la sociedad de su talento y contribución a las finanzas de sus familias y a la economía de sus comunidades y de sus países.

Si los datos de la discriminación de las mujeres en la fuerza laboral no son suficientemente sensibles como para que las empresas cambien su forma de verlas, entonces deben conocer el estudio reciente de la Organización Internacional de los Trabajadores, OIT, que afirma que los negocios registran mayores rendimientos cuando emplean a mujeres en sus altos cargos.

Este estudio sostiene que la presencia de más mujeres en las altas esferas directivas mejora el desempeño de las empresas, aumentando hasta en un 20% su rentabilidad, además de acelerar la innovación y atraer a los profesionales con talento.

A través de un sondeo a casi 13.000 negocios en 70 países, la OIT pudo demostrar que el 60% se benefició del trabajo de las mujeres en puestos directivos no sólo en materia de ganancias, sino también en creatividad y reputación.

Cerca de la tercera parte de las compañías encuestadas que promovieron la diversidad de género en cargos directivos registraron un incremento de sus resultados de entre 5% y 20%, un porcentaje que en la mayoría de las empresas osciló entre el 10% y el 15%.

Para Roxana Sosa, presidenta de la empresa de logística Trip Cargo, “las mujeres tenemos la capacidad de liderar empresas, Juntas Directivas y cualquier tipo de organización, si estamos educadas, empoderadas y comprometidas con nuestro trabajo. En mi empresa la mayoría de las que trabajamos somos mujeres y ninguna ha tenido algún tipo de limitación por el solo hecho de ser mujer”.

Una de las autoras del estudio, Jae-Hee Chang, explicó que otra ventaja de contar con más mujeres en la directiva es que aumenta la contratación de administradoras a niveles alto, medio y bajo, e inciden  en la gestión empresarial con argumentos para un cambio, ya que “lo que sucede en la cúpula permea hacia abajo. Tiene una relación y conexión con el rendimiento de los negocios”.

A pesar de las decenas de estudios sobre la productividad de las mujeres y su gran aporte a las empresas, aún observamos que la mayor parte de las compañías todavía se resiste a que haya igualdad de género en sus consejos directivos.

Cuanto más arriba se mira en el directorio de una empresa,  menos probable es encontrar el nombre de alguna mujer. A nivel global, menos de un tercio de las juntas de directores cuentan con un 30% de participación femenina, de acuerdo al análisis de la OIT.

Los datos nacionales de 186 países entre 1991 y 2017 muestran una relación entre el número de mujeres empleadas y el aumento de la producción.

Con todas estas referencias positivas del aporte de las mujeres en la fuerza laboral, se espera que las empresas revisen  su equilibrio de género con el objetivos de aumentar sus utilidades,  con  resultados que  no solo dependen de los recursos humanos, sino de la composición de éstos.

Mientras tanto, la tendencia discriminatoria hacia las mujeres en los altos mandos de las empresas está cambiando de a poco, gracias a los mayores niveles de educación que van armando generaciones de mujeres profesionales preparadas y conocedoras de sus derechos.