La paridad es un derecho humano y un valor que debe ser el legado de la gestión del Presidente, como muestra de su pleno apego al principio constitucional de igualdad entre mujeres y hombres.
El 8 de mayo del 2014 el Presidente Electo Luis Guillermo Solís se encaminó al acto de Toma de Posesión, en el Estadio Nacional, acompañado de sus futuros 22 ministros, entre ellos 8 mujeres (una tercera parte del gabinete), con la consigna dicha a los medios: “Esto no es un gabinete de pega banderas, es un gabinete de gente que sabe y de muy buena calidad”.
Sin embargo, la primera en dejar este grupo de féminas a los nueve meses (15 de febrero), fue la doctora María Elena López Núñez, jerarca del Ministerio de Salud, quien manifestó en su carta de renuncia: “tener problemas familiares y personales” .
La segunda fue la Señora Gisela Kooper Arguedas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICIT) quien más que una renuncia, fue un despido y en la carta de dimisión al cargo, alega: «Siento que trabajé honestamente, he sido transparente en mi gestión, le he puesto alma, vida y corazón a este trabajo y creo que el (MICIT) ha sido fortalecido durante mi gestión. Toca ahora trabajar desde otras trincheras».
Para el analista político Claudio Alpízar, la paridad siempre es muy complicada porque las mujeres que participan en política y con buena calificación en la función pública son muy pocas, más cuando el partido en el poder tiene pocas personas para remplazar a la que abandonan el gabinete.
Según el politólogo, en el caso de Cristina Ramírez Chavarría, Ministra de Justicia y Paz, Elizabeth Fonseca Corrales, Cultura y Juventud y Olga Marta Sánchez Oviedo, Planificación Nacional y Política Económica, son mujeres muy débiles, por su falta de experiencia, no solo en la administración pública, sino porque también carecen de temple para mantener sus posiciones.
Aunque situaciones similares se han dado en hombres, que no han podido sobrevivir al día a día del escrutinio público, por otro lado, el actual gobierno cuenta con mujeres, como Sonia Marta Mora Escalante, Ministra de Educación Pública, quien hizo frente a la huelga de educadores y continúa al mando de esa controversial institución, con conocimiento de su trabajo.
En cuanto a la Ministra de Deporte Carolina Mauri Carabaguíaz, y a Alejandra Mora Mora, Ministra de la Condición de la Mujer, se han mantenido con un bajo perfil, cuando Mora sería la indicada a estar peleando dentro del gobierno la paridad de género.
Alpízar afirma que es una lástima que mujeres Partido Acción Ciudadana (PAC) como Mónica Segnini, Marta Zamora no se encuentren en el gabinete de don Luis Guillermo Solís.
No obstante hay que reconocer que en las Juntas Directivas de la mayoría de las instituciones del Estado, la paridad se dio, incluso por primera vez dos mujeres alcanzaron el máximo liderazgo como son los casos de Paola Mora y Ruth Montoya, presidentas de Juntas del BCR y Bancrédito respectivamente. La excepción continua siendo el Instituto Costarricense de Electricidad, ICE, con solo una mujer en su Junta Directiva, Ruth Martínez, reflejo de la descomunal desigualdad de género en donde todavía el 80% de los trabajadores de esta institución son hombres.
En cuanto a la reciente elección del nuevo directorio de la Asamblea Legislativa, Mónica Segnini, quien actualmente funge como Vice Presidenta de la Junta Directiva del BCR, escribió en su Facebook “podría mencionar una lista de mujeres diputadas con excelente perfil profesional, experiencia y capacidad. Lamento no verlas liderando el Congreso. Cómo cuesta”.
Mientras la presencia de mujeres en el gabinete en Nicaragua es de un 40% y en los parlamentos a nivel mundial ha aumentado, según UIP, al alcanzar un 21,8 % a nivel global y un 25,2 % en América, en Costa Rica continua en declive, si lo comparamos con el 30% que alcanzó en el primer gobierno de Oscar Arias.
Las mujeres en Costa Rica esperan que el compromiso del Presidente Solís de “construir juntos una nueva cultura democrática que conduzca a mayor prosperidad económica” se dé con la inclusión del 50% de la población nacional, que son mujeres.
La paridad es considerado por expertos en derechos humanos como el mejor mecanismo para asegurar la representatividad proporcional de los sexos según la población, que permite cumplir el derecho de las mujeres a ser electas y a representar políticamente a la ciudadanía.
El Presidente debe recordar que la paridad no es una concesión a la representatividad de las mujeres, sino un derecho humano y un valor que debe ser el legado de su gestión, como muestra del pleno apego al principio constitucional de igualdad entre mujeres y hombres.
Si “el país avanza en la ruta del cambio”, como dijo recientemente el mandatario, entonces se espera que ese rumbo categóricamente tenga rostro, alma, intelecto y cuerpo de mujer.
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