Impulsar la equidad de género en la fuerza de trabajo sería más útil para sustentar las economías de sociedades con poca fecundidad, que fijar metas para que las mujeres tengan más hijos
La modernización del enfoque sobre la población mundial, que requiere la búsqueda de igualdad de oportunidades, no puede implicar que las mujeres se conviertan en instrumentos útiles para lograr objetivos demográficos.
Por ello, es necesaria la implementación efectiva de acciones encaminadas a la autonomía corporal, lo mismo que a consolidar el acceso universal a sistemas de salud sexual y reproductiva.
Al formular estas recomendaciones, la directora ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (United Nations Population Fund, Unfpa), la médica panameña Natalia Kanem, aseguró que se trata de componentes básicos en los esfuerzos por lograr igualdad y dignidad de género.
“El cuerpo de las mujeres no puede quedar supeditado a los objetivos demográficos”, dijo Kanem, citada, porla agencia internacional especializada, en un comunicado alusivo al estado de la población mundial.
“Si queremos forjar sociedades prósperas e inclusivas, independientemente del tamaño de la población, necesitamos un cambio radical de mentalidad en lo que respecta a nuestra forma de hablar sobre los cambios poblacionales, y hacer planes en torno a ellos”, agregó.
Por otra parte, en el prólogo del “Informe sobre el Estado de la Población Mundial 2023: 8.000 millones de vidas, infinitas posibilidades, argumentos a favor de los derechos y las posibilidades”, dado a conocer recientemente por el Unfpa, Kanem planteó la necesidad de que la autonomía corporal sea una realidad, específicamente, para la población femenina mundial.
De acuerdo con datos de diversas entidades internacionales especializadas, las mujeres son casi la mitad de los algo más de ocho mil millones de habitantes del planeta.
Al prologar el estudio de cinco capítulos contenidos en 192 páginas, y en referencia una actualizada conceptualización del tema demográfico, la experta señaló “la relación entre la ampliación de nuestro concepto de población y el hallazgo de nuevas soluciones que potencien la resiliencia demográfica y contribuyan a forjar un futuro más próspero y equitativo”.
“Muchas de esas preocupaciones pueden remediarse con un enfoque que suele pasarse por alto: la promoción de la igualdad de género”, aseguró, a continuación.
En ese sentido, y a manera de ejemplo, hizo mención de dos contextos poblacionales antagónicos con similar objetivo socioeconómico.
“En los países en proceso de envejecimiento y con bajas tasas de fecundidad donde la productividad laboral causa inquietud, el logro de la paridad de género en la fuerza de trabajo se considera el método más eficaz para impulsar la productividad y el crecimiento de los ingresos”, informó.
“En los países con tasas de fecundidad elevadas, se ha demostrado que el empoderamiento a través de la educación y la planificación familiar aporta notables beneficios en términos de crecimiento económico y desarrollo del capital humano”, señaló, a continuación.
“Por eso mismo, el UNFPA reivindica que se intensifiquen las gestiones encaminadas a llevar a la práctica la autonomía corporal y respaldar la salud y derechos sexuales y reproductivos para toda la humanidad, que son los pilares de la igualdad plena, la dignidad y las oportunidades”, escribió.
Kanem hizo, además, mención del hecho de que, en noviembre de 2022, la población mundial llegó a 8,000 millones -e, instantáneamente, superó esa dimensión-.
“Para muchos de nosotros, este hito da algo que celebrar a toda la familia humana, ya que significa que disfrutamos de una vida más larga, un mejor estado de salud y más derechos y libertades que en cualquier otro momento de la historia”, planteó.
“No se puede negar la relación que existe entre la autonomía reproductiva y la mejora de la salud: cuando las mujeres tienen la potestad de tomar decisiones sobre su cuerpo y su vida, prosperan tanto ellas como su familia, al igual que la sociedad”, reflexionó.
“Sin embargo, buena parte del planeta recibió (en aquel momento) un mensaje muy distinto”, ya que “muchos titulares de prensa lo interpretaron como el peligro de que la Tierra esté al borde de la superpoblación o de que algunos países y regiones estén condenados a la obsolescencia por culpa del envejecimiento”, agregó.
Al respecto, la directora del Unfpa escribió la observación crítica de que, “por algún motivo, al hacer el cómputo de habitantes y batir los récords demográficos, los derechos y el potencial de las personas quedan relegados a un segundo plano con demasiada facilidad”.
“Vemos una y otra vez como las tasas de natalidad se consideran un problema –y también una solución– sin apenas tener en cuenta la capacidad de acción de quienes dan a luz”, denunció, además.
En opinión de la médica, “a estas alturas, el relato ya debería haber cambiado”.
“En 1994, el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) reconoció que promover la igualdad de género, fomentar el empoderamiento de las mujeres y velar por que estas pudieran tomar las riendas de su fecundidad tenían que ser los ejes centrales de los programas demográficos y de desarrollo”, informó.
“En buena medida, esa visión se articuló porque los movimientos femeninos habían presenciado los atropellos que llegan a ocurrir si la planificación familiar se emplea como herramienta de ‘control demográfico’ y las ventajas que el empoderamiento y la planificación familiar autónoma brindan a las personas”, relató.
“Hoy en día, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible indica expresamente que la salud sexual y reproductiva y la igualdad de género resultan fundamentales para abrir la puerta a un futuro más próspero y sostenible”, precisó, de inmediato.
La jerarca del UNFPA hizo, así, referencia a un resultado del proceso que inició en la conferencia global que tuvo lugar del 4 al 15 de setiembre de 1995, en la capital de China, cuando fueron aprobadas la Plataforma de Acción de Beijing, y la Declaración de Beijing.
La plataforma, consistente en seis capítulos, contenidos en 138 páginas, se define, en el primero de sus 361 artículos, como “un programa encaminado a crear condiciones necesarias para la potenciación del papel de la mujer en la sociedad”.
También señala que su propósito central consiste en “acelerar la aplicación” de estrategias “orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer1y eliminar todos los obstáculos que dificultan la participación activa de la mujer en todas las esferas de la vida pública y privada”.
Ello, “mediante una participación plena y en pie de igualdad en el proceso de adopción de decisiones en las esferas económica, social, cultural y política”, lo que “también supone el establecimiento del principio de que mujeres y hombres deben compartir el poder y las responsabilidades en el hogar, en el lugar de trabajo y, a nivel más amplio, en la comunidad nacional e internacional”, agrega.
La plataforma es complementada, desde 2015, por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que, aprobada ese año por la Asamblea General de las Naciones Unidas, contiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que consisten en 17 metas establecidas para cumplirse, a más tardar, para 2030.
El quinto de los ODS se refiere, específicamente, a “Igualdad de Género”, y apunta a poner fin a todas las formas de discriminación contra las mujeres y las niñas”, señalando, entre otros planteamientos, que ello no solamente constituye un derecho humano básicosino que es crucial para el desarrollo sostenible.
En el prólogo del más reciente informe del Unfpa, Kanem cuestionó el hecho de que un alto porcentaje de la población femenina mundial es impedido de ejercer el derecho a la autonomía corporal.
“Según los datos más recientes que se recabaron en 68 países, alrededor del 44% de las mujeres con pareja no tiene la posibilidad de tomar decisiones sobre atención médica, sexo o anticonceptivos”, denunció.
Ello significa que “casi la mitad de los embarazos no son intencionales, lo que anula el derecho humano básico de las mujeres a decidir de forma libre y responsable cuántos hijos quieren tener y el intervalo entre ellos”, advirtió.
En ese sentido, el Unfpa informó, en el comunicado sobre el nuevo informe, que un 11 por ciento de las mujeres “no tiene la posibilidad de tomar decisiones sobre anticonceptivos, en particular”.
La agencia especializada también señaló que, “según un estudio reciente de las Naciones Unidas, impulsar la equidad de género en la fuerza de trabajo sería más útil para sustentar las economías de sociedades con poca fecundidad y en proceso de envejecimiento que fijar metas para que las mujeres tengan más hijos”.
En opinión de Kanem, la autonomía corporal es una garantía fundamental cuyo libre ejercicio debe garantizarse universalmente.
“Todas las personas que componen la familia humana tienen derecho a tomar decisiones libres y fundadas acerca de su salud, su cuerpo y su futuro”, de modo que “cualquier debate sobre cuestiones demográficas debe partir de ese derecho”, escribió.
“A fin de cuentas, la población gira en torno a las personas y a la creación de las condiciones para que los 8.000 millones de habitantes de la Tierra podamos llevar una vida plena y libre, iguales en dignidad y derechos, en un planeta sano, seguro y próspero”, reflexionó.
En la visión de la experta internacional, “si invertimos en la población y en su potencial, derechos y libertades, comprobaremos que toda la especie humana sale ganando”.
Foto: Charles Parker