La falta de protección social y la debilidad de las infraestructuras han dejado a las mujeres y las niñas aún más expuestas a pérdidas, daños y violencia
Haití se enfrenta simultáneamente a una crisis política y a una crisis humanitaria. El presidente haitiano Jovenal Moïse fue asesinado el 7 de julio de 2021 por un grupo de mercenarios, desestabilizando una situación política ya precaria y sumergiendo el futuro del país en la incertidumbre.
El 14 de agosto, el país sufrió un mortal terremoto de 7,2 grados que afectó a más de 800.000 personas en su península suroccidental, ocasionando la muerte de miles de personas y dejando a otras decenas de miles desplazadas. Días después, el país se vio afectado por la tormenta tropical Grace, que provocó inundaciones en las zonas afectadas por el terremoto y agravó los daños y el sufrimiento.
En medio del caos, la violencia de las bandas ha aumentado drásticamente en el área metropolitana de Puerto Príncipe, desplazando a unas 19.000 personas. Estos incidentes se están produciendo incluso mientras la pandemia de COVID-19 sigue poniendo a prueba el sistema sanitario y otras infraestructuras, con 30.586 contagios y 835 muertes al 15 de abril de este año.
¿Cómo afectan estas crisis a las mujeres y las niñas?
La falta de protección social y la debilidad de las infraestructuras han dejado a las mujeres, las niñas y otras poblaciones vulnerables aún más expuestas a pérdidas, daños y violencia. Casi el 20% de la población de Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, vive por debajo del umbral de pobreza extrema de 1,23 dólares al día.
Menos del 1% del PIB del país se dedica a la salud o la educación. Incluso las familias más pobres tienen que pagar para enviar a sus hijos a la escuela, y la gran mayoría no puede pagar los precios de los supermercados para los alimentos y los productos esenciales. Antes del terremoto, el 46% de la población tenía necesidades alimentarias insatisfechas, especialmente los niños, los adolescentes y las mujeres embarazadas.
El terremoto ha empeorado la situación. Con aproximadamente el 70% de las escuelas de la región suroccidental del país todavía dañadas o destruidas, se calcula que 230.000 niños corren ahora el riesgo de abandonar los estudios. Según una evaluación rápida de la ONU, el 54% de las mujeres y el 46% de los hombres han tenido dificultades para acceder a los servicios sanitarios en la zona afectada por el terremoto; el 18% de las mujeres y el 12% de los hombres no tienen hogar, mientras que el 53% de las mujeres y el 56% de los hombres duermen junto a una casa damnificada.
Foto: Zachary Vessels