El Protocolo Familiar es un documento a través del cual los miembros de la familia pueden anticiparse y encauzar la problemática, retos y desafíos que afectan a su continuidad.
Las empresas familiares constituyen un alto porcentaje en el entretejido empresarial de los países de economías libres. Se estima que aproximadamente el ochenta por ciento de las organizaciones poseen esta particularidad. Sin embargo, según diversos estudios, solo un treinta por ciento pasa a una segunda generación y un siete aproximadamente a la tercera. Los hechos muestran que los motivos de desaparición están relacionados a desacuerdos familiares vinculados al negocio y viceversa.
Uno de los mayores desafíos que se les presentan a los líderes de este tipo de instituciones, es gobernar y gestionar: la empresa y la familia. Comprender la paradoja de la empresa familiar es vital para la continuidad del legado.
En este binomio que conviven dos sistemas en una sola entidad “la empresa familiar”, pareciera tener intereses contrapuestos. El sistema empresarial, persiguiendo la máxima rentabilidad, competitividad, sostenibilidad, entre otros; mientras que el familiar, velando por los afectos, la unión, armonía de los vínculos, por sólo mencionar algunos.
El hecho que ambos sistemas tengan intereses contrapuestos no implica que deban ser contradictorios y generadores de conflicto. Por el contrario, a partir de la herramienta propuesta “el protocolo familiar”, se busca generar los acuerdos necesarios, anticipándose a las situaciones desafiantes de futuro como, por ejemplo, la incorporación de las nuevas generaciones, la sucesión, etcétera. De manera tal, que se logren transformar los retos en oportunidades. Desde esta propuesta, se busca la complementariedad entre los dos sistemas logrando que se pulsen y generen sinergia.
El protocolo familiar no es un instrumento nuevo. Nace en la década de los noventa, de la mano del erudito John Ward en Estados Unidos. Fue una herramienta muy difundida en las empresas familiares de los países desarrollados, en especial en Norteamérica y países europeos, con la finalidad de regular los intereses de la empresa y la familia en pos a la buena convivencia y la continuidad del legado familiar.
Un aspecto no menor a la hora de abordar este proceso es comprender la singularidad de las empresas familiares latinoamericanas. En tal sentido considero este aspecto de vital importancia ya que brego por los protocolos de proceso. El protocolo familiar como instrumento de planificación estratégica de la familia empresaria, en contraposición con aquellos protocolos blindados, muy estructurados y rígidos. Los motivos, según mi experiencia se vinculan a las siguientes particularidades:
• Las empresas familiares latinoamericanas son muy jóvenes, se encuentran en su mayoría entre la primera y segunda generación. Esto es entendible ya que estos países poseen esta misma característica de juventud. Lo que implica que los lazos familiares sean muy cercanos. Reglas muy estrictas entre padres, hijos, abuelos, tíos, pueden ir en detrimento de la sana convivencia de los sistemas.
• Existen factores culturales de relevancia. Lo emocional vinculado a lo familiar tiene gran peso en nuestras latitudes. La familia tiene un gran peso y es necesario contemplar esa virtud.
• Se tratan de países con economías emergentes, con lo cual los modelos de países desarrollados no pueden implementarse tal cual han sido concebidos, debiéndose realizar las adaptaciones correspondientes.
• Hoy, se nos presentan entornos disruptivos, en donde las particularidades de la empresa familiar latinoamericana, pueden ser una gran oportunidad de desarrollo y crecimiento.
Bajo estos paradigmas, me gusta concebir a la familia empresaria como un gran equipo. Un conjunto de talentos complementarios con un propósito y valores en común. En dónde las reglas de la familia empresaria juegan un rol fundamental para la sana convivencia de la empresa y la familia, y la continuidad del legado familiar en manos de las futuras generaciones.
Al quehacer diario de la gestión empresarial, relativo a decisiones referentes a clientes, proveedores, bancos, impuestos, etcétera, se presentan otros exclusivos de la empresa familiar, inherentes a la gestión del clan, como los son la incorporación de los hijos al negocio, su formación, el ingreso de los parientes políticos, cuestiones inherentes al relevo generacional, el futuro económico del predecesor, por sólo mencionar algunos.
Ahora bien, ¿Pueden preverse, anticiparse establecer elementos que ayuden a regular el balance y reacomodamiento de las partes?, ¿Cómo poner en funcionamiento mecanismos que aseguren el restablecimiento del equilibrio a la familia empresaria.
No olvidemos que tanto la empresa como la familia son órganos dinámicos, cambiantes, continuamente nos encontramos con cambios en el entorno, políticas, aspectos legales, laborales, impositivos, como así también sucede en la familia, matrimonios, nacimientos, divorcios, decesos. Todos estos aspectos impactan directa o indirectamente en la empresa familiar. No podemos decir que son buenos o malos, sólo suceden como parte del normal desenvolvimiento de la vida familiar y empresarial, lo importante aquí es establecer la manera de restablecer el equilibrio entre las partes para el buen funcionamiento del conjunto.
El Protocolo familiar es la herramienta que más ha contribuido a la continuidad de las empresas familiares manteniendo vínculos saludables entre las partes. Es un documento a través del cual los miembros de la familia pueden anticiparse y encauzar la problemática, retos y desafíos que afectan a su continuidad. En él se prevén principios, reglas y normas cuyo cumplimiento este orientado a una mayor unidad familiar y la continuidad, crecimiento y fortalecimiento de la empresa, como parte del legado familiar. El protocolo tiene como finalidad tanto prevenir problemas como resolverlos. En este sentido el Protocolo es un instrumento de gran ayuda para las familias empresarias.
El Protocolo es un proceso de comunicación de la familia empresaria, a través del cual podrán planificar estratégicamente su futuro, acordando reglas de funcionamiento que contribuyan al gobierno y gestión empresarial y familiar velando por la continuidad del legado en manos de las futuras generaciones.
Es necesario destacar que su aporte es indiscutible, pero que requiere de parte de la familia una predisposición hacia el diálogo y consenso de los temas más álgidos, que sin lugar a duda a futuro tendrán sus amplias recompensas.
Los sistemas sociales en donde se respetan las normas se vuelven más sanos y perdurables. La empresa familiar no debe ser una excepción.
De esta manera el protocolo familiar se convertirá en la herramienta que permitirá la sana convivencia de estos dos sistemas. Que si bien a priori pueden tener intereses contrapuestos sea el vehículo para gestionar su complementariedad. Reforzando las fortalezas de la familia empresaria como equipo, reconociendo los talentos tanto en la esfera empresarial como familiar, posibilitando la continuidad.