Las afganas están en disposición de aportar a la construcción de una sociedad mejor, en su país, en el cual aspiran a que rija la igualdad de derechos, así como una cultura de respeto en materia de género.
Además de formular esa reflexiva línea de análisis, la legisladora Fawzia Koofi destacó el hecho de que ese sector de la población de Afganistán, no ha sido parte de la destrucción que el país asiático ha sufrido.
Koofi -actualmente exiliada en Qatar, nación árabe en la zona del Golfo Pérsico- hizo, así, referencia a la guerra que, durante dos décadas, y en el marco de una invasión militar multinacional encabezada por Estados Unidos, convulsionó a esa nación de algo más de 37.4 millones de habitantes -aproximadamente la mitad, mujeres y niñas-.
La legisladora fue parte del equipo gubernamental -de la administración del presidente afgano Ashraf Ghani, depuesto el 15 de agosto por el fundamentalista movimiento islámico armado Talibán- que desarrolló, el año pasado, negociaciones, con esa organización terrorista -entonces opositora-, sobre el futuro de Afganistán.
Koofi -la primera mujer quien llegó, en 2015, a la vicepresidencia del parlamento nacional, además de que aspiró a la presidencia del país-, no ha escapado de la violenta misoginia talibana -resultó herida, en dos ataques a balazos-.
“Ya he sido víctima de dos intentos de asesinato”, comenzó a relatar al respecto.
“En agosto del año pasado, me hirieron en el brazo, con unas balas que no me alcanzaron el pecho”, agregó, en alusión a una de las agresiones armadas.
También dijo que “la casa de mi hermana ya ha sufrido ataques”, que “ella y mi sobrina están en esta labor, y corren peligro”, además de que “todos los miembros de mi familia están en peligro, mujeres y hombres”.
Tras la caída del gobierno de Ghani -y la fuga del mandatario, al limítrofe Uzbekistán-, la parlamentaria e inclaudicable activista por los derechos de las mujeres fue detenida, y puesta en arresto domiciliario.
No obstante la reclusión, logró burlar la vigilancia a la que su residencia capitalina estaba sometida, y abandonar Afganistán, en el último vuelo del puente aéreo que, liderado por Estados Unidos, se mantuvo desde el 15 hasta el 30 de agosto.
“Las mujeres son resistentes, y todavía pueden ser agentes del cambio en Afganistán”, expresó Koofi, en declaraciones que formuló al diario británico The Guardian y fueron reproducidas, el 21 de agosto de este año, por el periódico español El Diario.
“Quieren contribuir a un Afganistán mejor, ayudar a construir el país, y, esta vez, va a ser diferente”, agregó.
Las afganas “son capaces de hacer las cosas mejor”, continuó reflexionando, para subrayar que “no son parte de la destrucción sino de la construcción de su país”, porque “no han luchado militarmente”.
La parlamentaria hizo, además, referencia a una manifestación femenina, llevada a cabo en Kabul -la capital nacional-, en protesta contra la violenta toma de poder por parte del grupo talibán.
La marcha pacífica se llevó a cabo “con solo seis o siete mujeres, pero es una muestra de cómo las mujeres van a alzar su voz”, aseguró.
“Creo que lo harán, para llamar la atención del mundo sobre lo que se les impone”, dijo, además de puntualizar que “las mujeres sólo quieren igualdad de derechos y respeto”.
Koofi planteó que “no sé qué pasará a continuación”.
“En declaraciones a la prensa, los talibanes dicen que, esta vez, las cosas van a ser diferentes”, agregó.
“Pero, para que eso ocurra, tienen que tomar medidas atrevidas en todos los niveles, porque los dirigentes políticos pueden decir una cosa, pero los soldados de a pie hacen cosas que no se corresponden con esas declaraciones”, advirtió.
La exiliada legisladora se refirió a declaraciones formuladas, el 17 de agosto, en Kabul, por el portavoz del gobierno talibán, Zabihullah Mujahid, y a la violenta dominación que, durante cinco años, el movimiento fundamentalista mantuvo sobre la mayor parte del territorio nacional.
Esa situación finalizó cuando tropas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), encabezadas por fuerzas militares estadounidenses, invadieron Afganistán.
Mujahid, aseguró, entre otras promesas que formuló, ese día, en conferencia de prensa, que el gobierno talibán respetará los derechos de la población femenina afgana.
“El tema de las mujeres, es muy importante”, planteó, aunque aclaró, a continuación, que el régimen “está comprometido con los derechos de las mujeres dentro del marco de la Sharia (legislación musulmana)”.
“Nuestras hermanas, nuestros hombres, tienen los mismos derechos”, afirmó, además de explicar que “pueden tener actividades en diferentes sectores y diferentes áreas, sobre la base de nuestras reglas y regulaciones”, lo que incluye educación y salud, dijo.
Las afganas “trabajarán, con nosotros, hombro con hombro”, y “la comunidad internacional, si tiene preocupaciones, nos gustaría asegurarle que no va a haber ninguna discriminación contra las mujeres”, aseguró, nuevamente.
De inmediato, volvió a advertir: “pero, por supuesto, dentro de los marcos que tenemos”, y agregó que “nuestras mujeres son musulmanas”, de modo que “también estarán felices de vivir dentro de nuestros marcos de la Sharia”.
“El Islam es un valor muy importante, en nuestro país, y nada tendría que hacerse contra los valores del Islam”, advirtió, y, en respuesta a una pregunta sobre el tema de la discriminación de género, dijo que, “como mencioné antes, vamos a permitir que las mujeres trabajen y estudien, dentro de ciertos marcos”.
“Las mujeres van a ser muy activas, en la sociedad, pero dentro de los marcos del Islam”, volvió a aclarar, además de expresar que “las mujeres son una parte clave de nuestra sociedad, y estamos garantizándoles todos sus derechos, dentro de los límites del Islam”.
Koofi criticó la mentalidad fundamentalista de los integrantes del grupo.
“El Islam de los talibanes es profundamente conservador, mezclado con una tradición que no es islámica”, denunció la legisladora activista, para señalar, a manera de ejemplo, que “el burka (vestimenta cubre, desde la cabeza, a las mujeres) no tiene espacio en el Islam, no es islámico”.
“Pero los talibanes más jóvenes ni siquiera han sido educados” en materia religiosa, denunció.
En ese sentido, Koofi relató, brevemente, que, “ayer, hablé con un joven talibán, y le pregunté por qué se había unido. ‘Mi religión me llamó’, respondió”.
De inmediato, la parlamentaria expresó: “pero no sé qué puede saber de su religión, si no ha sido educado”.