Los países del Grupo de Siete (G7) -las economías más avanzadas a nivel mundial- deben asegurarse que su respuesta a la pandemia del nuevo coronavirus debe asegurarse de que su reacción a la emergencia global corrija las históricas desigualdades de género -que la crisis ha agudizado-.
Los líderes de esas naciones -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido- tienen la oportunidad, así, de ayudar a reconstruir mejor, luego de la emergencia generada por el virus causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19).
Al exponer este enfoque, la directora ejecutiva de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres), la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka, aseguró, en un artículo de opinión, que, en la reconstrucción global, es necesario crear sociedades igualitarias.
“La pandemia de COVID-19 ha causado una crisis mucho más allá de la salud, desafiando aspectos fundamentales de las maneras en que hemos previamente organizado nuestras estructuras sociales y económicas”, señaló, en el texto que ONU Mujeres difundió con el título “Mujeres trabajando en la primera línea” (“Women working on the front line”).
También “ha ampliado las existentes desigualdades de género en nuestras sociedades, exponiendo a millones de mujeres a mayor riesgo de infección, violencia, devastación económica y pobreza, y amenazando con revertir el duramente ganado progreso en igualdad de género”, precisó.
Como ejemplos, en ese sentido, mencionó que “las mujeres ganan menos, ahorran menos, tienen trabajos menos seguros y es más probable que trabajen en el sector informal, con menos protecciones sociales”.
Además, “el descenso de los proyectados niveles de pobreza para las mujeres se ha revertido y ahora apunta a un aumento de 9.1 por ciento debido a la pandemia y sus repercusiones”, advirtió Mlambo-Ngcuka, una ex vicepresidenta (2005-2008) de Sudáfrica.
Ante ese panorama, escribió que “llamo a los líderes del G7 a reconocer explícitamente esto y a asegurar que su respuesta a la COVID-19 intencionalmente, fuertemente y permanentemente corrija estas desigualdades de larga data”.
Al detallar los impactos particularmente adversos para la población femenina mundial, la exerta pronosticó que, para el año próximo, en materia socioeconómica, aproximadamente 435 millones de mujeres y niñas estarán en situación de pobreza extrema, subsistiendo con menos 1.90 dólares diarios.
La cifra incluye alrededor de 47 millones empujadas a la pobreza, como consecuencia de la pandemia.
En lo que va de la emergencia internacional -declarada, en marzo de este año, por la Organización Mundial de la Salud (OMS)-, “los cierres (de actividades económicas) y las medida de mitigación han impedido a las mujeres generar ingresos, especialmente afectando a los 740 millones de mujeres globalmente con trabajos informales y precarios que en gran medida apuntalan a la economía formal”, informó.
“En conjunto, el empleo de las mujeres está 19 por ciento más en riesgo que el de los hombres, y mientras la pandemia impactará a la pobreza global en general, las mujeres en edad reproductiva son desproporcionadamente afectadas”, advirtió la experta.
Por ello, la población femenina debe priorizarse en los programas de estímulo, “por ejemplo, ampliando los niveles de alcance y beneficio de los programas de asistencia tales como transferencias de efectivo y pensiones sociales”, recomendó.
La funcionaria también abordó el tema del trabajo doméstico no remunerado, indicando que, antes de la pandemia, las mujeres ya realizaban tres veces más tareas de cuidados, que los hombres.
Esas laborales se han intensificado, a causa de la emergencia sanitaria mundial, agregó.
“Se requiere pasos inmediatos para impedir el retroceso en el progreso logrado, en décadas recientes, en igualdad de género, particularmente respecto a la participación de las mujeres en la fuerza laboral”, aseguró.
“Los líderes del G7 puede orientar programas de cuidado infantil y paquetes de estímulo económico hacia reconocer el trabajo doméstico no remunerado como vital para la economía, y atender los grades desequilibrios de género en su distribución”, sugirió.
En el rubro salud, Mlambo-Ngcuka señaló que las mujeres constituyen, mundialmente, un 70 por ciento de la fuerza de trabajo de primera línea en los sectores de salud y social, y mencionó, como ejemplo, a médicas, enfermeras, parteras, trabajadoras en las áreas de limpieza y de lavandería.
Están “trabajando en el ojo de la tormenta para cuidar a los enfermos y mantener seguras a las comunidades, frecuentemente en los trabajo demás bajo pago”, expresó.
“Los líderes del G7 deben (…) priorizar las necesidades y la protección de las trabajadoras de salud y sociales, y proteger todos los servicios de salud esenciales, incluidos los de cuidado prenatal y de planificación familiar”, planteó.
Respecto a la violencia de género -agudizada por la pandemia-, advirtió que se trata de un problema que se presenta en diversos espacios -incluido el virtual-, y que afecta lo mismo a adultas que a menores de edad.
“En países alrededor del mundo, autoridades gubernamentales, activistas de derechos de las mujeres y aliados de sociedad civil han aludido a denuncias crecientes de violencia doméstica durante la crisis, y mayor demanda de refugio de emergencia”, informó.
“La violencia en espacios públicos y la ciberviolencia hacia mujeres y niñas también están aumentando”, escribió.
“Alterados servicios sociales, policiales y de justicia están exacerbando las demoras y las dificultades en apoyo al acceso”, denunció.
“La prevención y la rectificación de la violencia contra las mujeres debe ser una parte clave de los planes nacionales de respuesta de los gobiernos”, recomendó, además.
Ello implica, entre otras acciones, “la inmediata designación de refugios y líneas (telefónicas) de ayuda para mujeres, como servicios esenciales con recursos aumentados, sensibilización y mantenimiento de servicios de policía y justicia, e intensificar campañas de defensa y concientización, incluyendo la focalización en los papeles domésticos de los hombres, tales como #HeForSheAtHome (ÉlPorEllaEnCasa).
En términos generales, el centro de atención de las acciones para hacer frente a la emergencia, a nivel mundial, debe ser la población femenina, indicó la jerarca de ONU Mujeres.
En la visión de la funcionaria, “al emprender una respuesta con fuerte enfoque en género, a la pandemia de COVID-19, en cada plan de respuesta nacional, y en cada paquete y presupuesto de recuperación, los líderes del G7 tienen una oportunidad de ayudar a crear las sociedades inclusivas, iguales y más resilientes que necesitamos, no solamente para mitigar el impacto de la pandemia sino para reconstruir mejor”.