Latinoamericanas en posiciones de liderazgo a nivel latinoamericano se pronunciaron a favor de la implementación de acciones que impidan un radical aumento regional en materia de enfermedades mentales, a causa de la pandemia mundial del nuevo coronavirus, causante de la Enfermedad Coronavirus 2019 (Coronavirus Disease 2019, Covid-19).
Al dialogar en un foro virtual promovido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el gobierno de Costa Rica, las líderes coincidieron en advertir que, al agudizar la tensión socioeconómica en los países, la emergencia sanitaria facilita el aumento de situaciones de violencia de género que, a su vez, pueden incidir negativamente en la salud mental de las víctimas.
Las participantes en el panel hicieron así referencia a los efectos perjudiciales que, para mujeres y niñas, pueden tener algunas medidas que diferentes gobiernos están implementando para tratar de impedir la propagación del virus.
Entre esas medidas figura la conocida como aislamiento social, una cuarentena -en algunos casos, impuesta obligatoriamente y mantenida mediante toque de queda- que, no obstante ser sanitariamente necesaria, obliga, a las agredidas -o en riesgo de serlo-, a convivir 24/7 con sus victimarios.
“A medida que aumentan los riesgos de violencia y de desestabilización de las condiciones de salud mental, como suele suceder en el marco de las emergencias, podemos anticipar mayores necesidades de las mujeres y sus hijos en cuanto a apoyo psicosocial y servicios de salud mental”, advirtió la directora de la OPS, la dominiquesa Carissa Etienne, experta en salud pública.
Pero, “a pesar de estas preocupaciones obvias, la salud mental sigue recibiendo una atención inadecuada desde la salud pública” en la región, denunció.
Según datos de la OPS, el promedio de gasto público en salud mental, en la región, es apenas un dos por ciento del presupuesto total de salud, y más de 60 por ciento de ese total se asigna a centros de asistencia psiquiátrica.
La experta exhortó, a los gobiernos del área, a “fortalecer las políticas, los sistemas y los servicios de salud, con el fin de garantizar que el bienestar integral de las mujeres forme parte de la respuesta de los países ante la COVID-19”.
También recomendó que, “cuando la atención presencial de los proveedores de salud no sea posible, deben facilitarse servicios remotos como la telemedicina y las líneas telefónicas de ayuda, como parte del conjunto de herramientas de atención”.
Por su parte, la directora de la Entidad de las Naciones Unidas para Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) para las Américas y el Caribe, la uruguaya María Noel Vaeza, explicó que las mujeres y las niñas se ven particularmente afectadas por la pandemia, y que están soportando, en el hogar, una gran parte del estrés así generado, a causa del tradicional papel que la sociedades patriarcales asignan a ese sector de la población.
“La socialización de las mujeres en el marco de la división sexual del trabajo las ha puesto en una posición de postergación de sí mismas, y desproporcionadamente pendientes de las necesidades de las demás personas”, agregó, en alusión al trabajo doméstico no remunerado que suelen desempeñar.
“A medida que la pandemia profundiza el estrés económico y social, la violencia contra las mujeres está intensificando, lo cual tiene graves consecuencias para la salud mental de las mujeres”, denunció Vaeza.
Al participar en el debate -moderado por la embajadora de Costa Rica en la Organización de los -estados -americanos (OEA) y ex defensora de los Habitantes (ombudsperson), Montserrat Solano-, la vicepresidenta costarricense, Epsy Campbell, se pronunció, igualmente, a favor de mayor inversión en materia de atención a la salud mental, en el área, para lo cual propuso la creación de una alianza regional.
Ello para evitar lo que describió como una nueva pandemia -en este caso, afectando a la salud mental-.
“Satisfacer las necesidades de salud mental de las personas, y particularmente de aquellas que se encuentran en una situación de vulnerabilidad, debe ser uno de los principales objetivos para la respuesta y recuperación de los países”, luego de la pandemia, expresó Campbell, una ex legisladora (2002-2006, 2014-2018), la primera vicepresidenta costarricense afrodescendiente.
“Esta es una responsabilidad que debemos asumir los gobiernos, apostando al multilateralismo como un instrumento para alcanzar una solución coordinada y duradera, pero también, con apoyo del sector privado y la sociedad civil”, expresó.
Por ello, “debemos generar una alianza regional que permita mejorar el bienestar de las personas, y, al mismo tiempo, evitar mayores costos económicos y sociales por la llegada de una nueva pandemia”, sugirió.
“Invertir en salud mental, hoy más que nunca, es crucial para la recuperación socioeconómica de las personas, de las sociedades y de los países”, aseguró.
Según datos de la estadounidense Universidad Johns Hopkins -actualizados diariamente-., al 17 de julio, a nivel mundial, el total de casos de Covid-19 llegó a poco más de 14 millones, con Estados Unidos encabezando la lista, al haber llegado a algo más de tres millones, seguido por Brasil (poco más de dos millones).
En el ámbito latinoamericano, Brasil está en el primer lugar en Sudamérica, inmediatamente seguido por Perú (345,537), y Chile (326,439).
En la zona caribeña, los tres países con las cifras más elevadas son República Dominicana (50,113), Haití -el país con la peor situación socioeconómica en el continente- (6,948), y Cuba (2, 444).
En Centroamérica, la lista encabezada por Panamá (50,373), con Guatemala (33,809) en segundo lugar, seguida por Honduras (30,867), El Salvador (11,207), Costa Rica (10,572), Nicaragua (3,147), y Belice (40).