Los intentos de asesinato colectivo, que ocurrieron el 3 y el 4 de junio, en dos escuelas en Afganistán, afectaron a casi ochenta niñas y personal docente

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (United Nations Children’s Fund, Unicef), formuló un llamado, a la dictadura religiosa de Afganistán, a investigar el masivo envenenamiento de decenas de niñas, en dos escuelas primarias del país, y a proteger a la población femenina, en general.

Las escuelas deben ser santuarios de seguridad, indicó, asimismo, la representación de Unicef en el país del oeste asiático, en la declaración que difundió, el 5 de junio, en la red social Twitter, respecto a los hechos del fin de semana inmediatamente anterior en los centros educativos ubicados en el norteño distrito de Sanchark.

Al dar a conocer lo ocurrido, un alto funcionario provincial del fundamentalista régimen teocrático musulmán se limitó a identificar, a la persona responsable de la criminal acción misógina, como alguien actuando por rencor.

Los intentos de asesinato colectivo -que también afectaron a personal docente-, ocurrieron, el 3 y el 4 de junio, respectivamente, en las escuelas Naswan-e-Kabod Aab y Naswan-e-Faizabad, ubicadas en ese distrito de la provincia de Sar-e-Pul, en el norte afgano, según informaron medios de comunicación internacionales.

Las alumnas afectadas fueron casi ochenta, de acuerdo con las versiones periodísticas, que citaron al director del Departamento Provincial de Educación, Mohammad Rahmani.

Unicef Afganistán “expresa preocupación al saber de un supuesto incidente en el cual aproximadamente 80 niñas y mujeres se enfermaron en dos escuelas en el Distrito Sanchark, en el norte de Afganistán”, declaró la representación de la agencia especializada de Naciones unidas, en el primero de tres breves tuits.

“Las escuelas deben ser santuarios de seguridad donde los niños aprenda libres de miedo”, planteó, asimismo, en el segundo.

Unicef Afganistán “cuenta con las autoridades de facto para investigar este incidente exhaustivamente, para hacer todo lo posible por mantener seguras a niñas y mujeres, y, si existe juego sucio, para responsabilizar a los perpetradores”, agregó, en alusión a la dictadura del terrorista movimiento islámico Talibán violentamente instalada, en agosto de 2021, en Afganistán.

La representación del fondo también indicó que “se debe permitir que las mujeres trabajen, sin poner sus vidas en riesgo”.

La alusión destacó la prohibición, dada a conocer en abril, por la dictadura, en cuanto a que afganas trabajen, en el país, para organizaciones no gubernamentales lo mismo que para agencias del sistema de Naciones Unidas.

La nueva limitación atenta, directamente, contra el trabajo humanitario que la organización mundial lleva a cabo en el territorio nacional.

Las trabajadoras constituyen la fuerza de tarea esencial para interactuar con las personas destinatarias de la ayuda -principalmente las mujeres-, en el contexto de prohibición de contacto, de las afganas, con hombres quienes no sean parte de su entorno familiar.

Tal situación deriva de la arbitraria interpretación del Corán -el libro sagrado del Islam-, a partir de la cual los talibanes privan, brutalmente, a las mujeres, del ejercicio de los derechos humanos -lo que incluye severas limitaciones en lo que respecta a la comunicación con interlocutores masculinos-.

Ello, hace imprescindible la conexión entre las trabajadoras afganas de Naciones Unidas, y las mujeres y las niñas habitantes en las diferentes comunidades.

Además de la limitación laboral, las afganas -lo mismo menores de edad que adultas- tienen vedado el acceso a educación secundaria y universitaria.

Se trata de dos, en una extensa serie de prohibiciones impuestas por el violentamente misógino régimen talibán a la población femenina en general.

 

Lista de prohibiciones

En agosto de 2022 -un año después de la instalación del misógino régimen fundamentalista, la no gubernamental Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (Revolutionary Association of the Women of Afghanistan, Rawa) difundió una lista de 29 prohibiciones -y variados castigos-.

La demencial nómina difundida, entonces, por Rawa, y reproducida por medios de comunicación internacionales, consiste en:

  1. Completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares. Sólo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul
  2. Completa prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de casa a no ser que estén acompañadas de su ‘mahram’ -pariente cercano masculino, como padre, hermano o marido-
    3. Prohibición de cerrar tratos con comerciantes masculinos
    4. Prohibición de ser tratadas por doctores masculinos
    5. Prohibición de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa -los talibanes han convertido las escuelas femeninas, en seminarios religiosos-
    6. Las mujeres han de llevar burka (prenda religiosa femenina), que las cubre de la cabeza a los pies
    7. Las mujeres que no vistan acorde con las reglas talibanas, o aquellas quienes no vayan acompañadas de su ‘mahram’, son sometidas a azotes, palizas, y abusos verbales
    8. Aquellas mujeres quienes no oculten sus tobillos, Azotes en público contra
    9. Lapidación pública contra las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio
    10. Prohibición del uso de maquillaje
    11. Prohibición de hablar o estrechar las manos a varones que no sean su ‘mahram’.
    12. Prohibición de reír en voz alta
    13. Prohibición de llevar zapatos de tacón, que pueden producir sonido al caminar -un varón no debe oír los pasos de una mujer-
    14. Prohibición de montar en taxi sin su ‘mahram’
    15. Prohibición de tener presencia en la radio, la televisión o reuniones públicas de cualquier tipo
    16. Prohibición de practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo.
    17. Prohibición de montar en bicicleta o motocicletas, aunque sea con sus ‘mahram’
    18. Prohibición de llevar indumentarias de colores vistosos. En términos de los talibán, se trata de ‘colores sexualmente atractivos’
    19. Prohibición de reunirse con motivo de festividades o con propósitos recreativos
    20. Prohibición de lavar ropa en los ríos o plazas públicas
    21. Modificación de toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra ‘mujer’
    22. Prohibición a las mujeres de asomarse a los balcones de sus pisos o casas
    23. Opacidad obligatoria de todas las ventanas, para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares
    24. Prohibición a los sastres de tomar medidas a las mujeres y coser ropa femenina
    25. Prohibición del acceso de las mujeres a los baños públicos
    26. Prohibición a las mujeres y a los hombres de viajar en el mismo autobús. Los autobuses se dividen ahora en ‘sólo hombres’ o ‘sólo mujeres’
    27. Prohibición de pantalones acampanados, aunque se lleven bajo el burka
    28. Prohibición de fotografiar a mujeres
    29. Prohibición de la existencia de imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas”.

A todo ello se suma, desde el 4 de abril de 2023, la machista prohibición de trabajar para organizaciones asistenciales internacionales, en Afganistán.

Respecto al envenenamiento masivo de niñas escolares -los niveles de primer a sexto grados-, agencias informativas cuya cobertura es internacional -tales como la estadounidense The Associated Press (AP), y la Española Efe-, y la plataforma alemana Deutsche Welle (DW)-, desglosaron el número de víctimas.

En declaraciones reproducidas por efe, el director de Información Provincial, Mufti Ameer, informó que, en el ataque machista del sábado 3, por lo menos 56 alumnas fueron envenenadas, al igual que tres maestras, un docente, y un padre de familia, mientras que, en la criminal agresión del día siguiente, 26 estudiantes y cuatro maestras fueron las víctimas.

En declaraciones difundidas por AP, Rahmani dijo que la dependencia a su cargo investiga lo ocurrido, y aseguró -sin proporcionar detalles- que “sus resultados preliminares muestran que alguien con rencor pagó a un tercero para llevar a cabo los ataques”.

No obstante la versión oficial, la acción delictiva tiene marcada similitud con igual hecho ocurrido, en marzo, en el vecino Irán, país también gobernado por una dictadura religiosa musulmana que, igualmente, viola los derechos de la población femenina -llegando, lo mismo que el régimen talibán, a cometer crímenes de lesa humanidad-.

De acuerdo con versiones periodísticas, que hicieron referencia lo mismo a autoridades de la teocracia -que gobierna, hace más de cuatro décadas, al país asiático- que a opositores al régimen dictatorial, centenares de niñas escolares, en decenas de centros de educación primaria, en varias ciudades de Irán, fueron envenenadas.

Se trata de una cadena de criminales hechos de esta índole iniciada en noviembre del año pasado, y que se ha intensificado desde el final de febrero, según las mismas fuentes, citadas, el 1 y el 2 de marzo, por medios de comunicación locales e internacionales.

Aunque las autoridades no aportaron cifras exactas -de víctimas ni de escuelas donde ocurrieron los intentos de asesinato masivo-, diferentes informaciones periodísticas ubican, el total de niñas agredidas, en el transcurso de algo más de tres meses, en números que van desde algo más de seiscientas hasta alrededor de mil -de momento, sin víctimas fatales reportadas-.

Decenas de madres y padres de víctimas, congregados, el 1 de marzo, frente a uno de los establecimientos educativos capitalinos, corearon, reiteradamente, la consigna “muerte al gobierno asesino de niños”.

Los manifestantes, al igual que dirigentes opositores, describieron, entonces, la acción criminal es parte de un plan, de la dictadura religiosa musulmana, para intimidar a madres y padres de modo que decidan no enviar a sus hijas menores de edad a los centros educativos.

Por su parte, Masumeh Ebetkar, ex vicepresidenta para las Mujeres y Asuntos de Familia (2017-2021), planteó, el 28 de febrero, en diálogo con periodistas, la necesidad de, urgentemente, “terminar, de una vez por todas, con los fanáticos misóginos”.