La poeta estadounidense Louise Glück, quien esta semana fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura, asegura que la decisión de la Academia Sueca -institución que otorga la distinción anual-, la sorprendió.

Entre otras razones, lo inesperado del hecho obedece a la pésima imagen que Estados Unidos proyecta, bajo la cuestionada presidencia del derechista Donald Trump, según explicó al diario norteamericano The New York Times, horas después de haber recibido, telefónicamente, la noticia, la mañana del 8 de octubre, en su vivienda en la ciudad de Cambridge, en el nororiental estado de Massachusetts.

“Esta mañana, recibí una llama telefónica, a algo así como cuarto para las siete”, comenzó a relatar la decimosexta mujer galardonada, en la historia del galardón, y la cuarta en la década que está por terminar.

Otras dos estadounidenses han recibido el premio: las novelistas Pearl Buck, en 1938, y Toni Morrison, en 1993, mientras que la única latinoamericana ha sido la poeta chilena Gabriela Mistral, en 1945.

“Recién me había despertado”, precisó, Glück, para agregar que “un hombre, quien se presentó como el secretario de la Academia Sueca, dijo: ‘estoy llamando para decirle que usted ha ganado el Premio Nobel’”, siguió narrando la escritora, en alusión al secretario permanente de la Academia Sueca, Matos Malm.

“No puedo recordar qué dije, pero había algo de sospecha en eso”, agregó.

“Creo que no estaba preparada”, reflexionó.

Respecto a cómo se sintió, una vez que comprobó que el anuncio era auténtico, expresó que “completamente atónita por que hubieran elegido a una poeta lírica estadounidense”, y planteó que “no tiene sentido”.

“Pensé: ‘vengo de un país del cual ahora no se piensa con cariño, y soy blanca (…)’ de modo que parecía extremadamente poco probable que yo, alguna vez, tuviese que abordar este acontecimiento en mi vida”, aseguró.

Glück aludió, así, a la crisis sociopolítica que afecta a Estados Unidos, además de la pandemia del nuevo coronavirus, por la pésima gestión presidencial autoritaria de Trump, su amenaza de no reconocer los resultados de la elección presidencial del 3 de noviembre, la tensión generada por la recurrente violencia racial que implementan las fuerzas policiales, el accionar -apoyado por Trump- de escuadrones supremacistas blancos armados que operan a nivel nacional.

En tal contexto, el día que fue anunciado el galardón, un escuadrón civil fue desarticulado mientras conspiraba para secuestrar a la gobernadora del norteño estado de Michigan, Gretchen Whitmer, a causa de las medidas que adoptó -principalmente, el aislamiento social (cuarentena)- para tratar de contener la propagación del virus.

En su habitual menosprecio machista hacia las mujeres -particularmente las dirigentes quienes se le oponen-, Trump, en algún momento, se refirió, despectivamente, a Whitmer -del opositor Partido Demócrata- como “esa mujer de Michigan” (“that woman from Michigan”), afirmación que la gobernadora, creativamente, revirtió, para convertirla en una consigna que estampó en una camiseta azul que ha usado inclusive en alguna entrevista periodística.

Glück dijo, al Times, que, a su sorpresa por la distinción, se suma la realidad de que, “ahora, mi calle está cubierta de periodistas”, lo que contrasta con el hecho de que “la gente se la pasa diciéndome lo humilde que soy”, aunque “no soy humilde”.

En el comunicado mediante el cual anunció su decisión, la academia informó que “el Premio Nobel en Literatura para 2020 es otorgado a la poeta estadounidense Louise Glück, por su inconfundible voz poética que con belleza austera hace que la existencia individual sea universal”.

Citada en el sitio oficial El Premio Nobel (The Nobel Prize) en Internet -Nobelprize.org-, la autora abundó, en tono de broma, respecto al impacto que le causó la noticia que le fue transmitida por Malm.

En declaraciones telefónicas a la página web, interrogada al respecto, Glück dijo que, en ese momento, no tenía claro el significado, en su caso, de la distinción.

“No tengo idea”, aseguró, para bromear, a continuación, que “mi primer pensamiento fue: ‘no voy a tener ningún amigo’, porque la mayoría de mis amigos son escritores”.

“Pero, luego, pensé: ‘no, eso no va a pasar’”, aclaró, de inmediato.

En referencia al hecho de que la comunicación se desarrollaba minutos después de haberse enterado de la decisión de la academia, la poeta reflexionó señalando que la información “es muy nueva”, y que “no sé, realmente, qué significa”.

Al aclarar que la obtención del premio “es un gran honor”, aseguró, muy honestamente, que, “por supuesto, hay galardonados a quienes no admiro, pero entonces pienso en aquellos que sí, y algunos son muy recientes”.

En términos afines al pragmatismo, planteó que, con los fondos del premio, podría cumplir su deseo en cuanto a adquirir una propiedad en el nororiental estado de Vermont -limítrofe con Massachusetts, al igual que con la oriental provincia canadiense de Quebec, la única francoparlante-.

“Pienso, prácticamente, que yo quería comprar otra casa, una casa en Vermont -tengo un condo en Cambridge-, y pensé: ‘bueno, ahora puedo comprar una casa’”, planteó.

Pero la principal preocupación respecto a ser la más reciente galardonada Nobel en literatura radica, para Glück en que ello altere su cotidianidad.

Durante las horas siguientes al anuncio, la autora describió la situación como “perturbadora, el teléfono sonando todo el tiempo”, agregando que “está sonando ahora, gritando en mi oído”.

Y reflexionó: “pero lo que más me preocupa es la preservación de mi vida cotidiana, con las personas a quienes amo”.

 

Les dejamos un poema de la galardonada.

El iris salvaje

Al final del sufrimiento
me esperaba una puerta.

Escúchame bien: lo que llamas muerte
lo recuerdo.

Allá arriba, ruidos, ramas de un pino vacilante.
Y luego nada. El débil sol
temblando sobre la seca superficie.

Terrible sobrevivir
como conciencia,
sepultada en tierra oscura.

Luego todo se acaba: aquello que temías,
ser un alma y no poder hablar,
termina abruptamente. La tierra rígida
se inclina un poco, y lo que tomé por aves
se hunde como flechas en bajos arbustos.

Tú que no recuerdas
el paso de otro mundo, te digo
podría volver a hablar: lo que vuelve
del olvido vuelve
para encontrar una voz:

del centro de mi vida brotó
un fresco manantial, sombras azules
y profundas en celeste aguamarina.