El castigo a aplicarse a quienes cometen los crímenes de violación y femicidio debe ser la pena capital, planteó Yendry Vásquez, la madre de Allison Bonilla, la joven costarricense cuyo asesino confesó el hecho y dijo que se deshizo de la víctima en un basurero clandestino.

Al referirse a los responsables de tales actos de extrema y brutal violencia de género, Vásquez aseguró que “estas personas se merecen la pena de muerte” -castigo inexistente en Costa Rica-, de acuerdo con declaraciones reproducidas por la estación de televisión local Multimedios.

La madre de Bonilla aludió así a Nelson «Sukia» Sánchez Ureña, de 28 años, quien fue detenido la noche del 2 de setiembre, casi seis meses después de la desaparición de Bonilla.

La captura ocurrió en las cercanías de la histórica iglesia de la localidad de Ujarrás, en las afueras de la ciudad de Cartago, a unos 23 kilómetros al sureste de San José, la capital costarricense.

“Mi hija no era ninguna basura, mi hija tenía sueños de estudiar”, expresó Vásquez, en el sector del botadero clandestino denominado “Guatuso”, también en las afueras de Cartago.

En ese lugar, el OIJ, con apoyo del Cuerpo de Bomberos, la Cruz Roja Costarricense (CRC), además de voluntarios -incluidos familiares de la víctima-, cumplían, el domingo, una operación de búsqueda para ubicar a Bonilla.

Ello, debido que, al confesar el asesinato, Sánchez dijo que lanzó el cuerpo de la joven, en ese lugar.

La confesión de Sánchez -de momento, el único sospechoso del femicidio- fue anunciada, el 4 de setiembre, a medios de comunicación, en un video, por el abogado Rodrigo Araya, representante legal de la familia de Bonilla.

“El imputado confesó el crimen, indicó la motivación y las razones, que no son otras que una obsesión sexual que él tenía con la joven Allison”, indicó Araya.

“Para lograr su impunidad, luego de violentarla sexualmente, procedió a golpearla en la cabeza y la mató”, siguió narrando el jurista, quien agregó que, “después, la metió en la cajuela (de su automóvil) y la fue a tirar a ese botadero, donde el día de hoy (viernes 4 de setiembre) se hacen diligencias de búsqueda”.

“Estamos en presencia de un homicidio calificado, siendo que el imputado ya aceptó y reconoció ser el autor material e intelectual de estos lamentables hechos”, reafirmó.

De acuerdo con versiones periodísticas, Sánchez relató, en su declaración judicial, que interceptó, la noche del 4 de marzo, a Bonilla, cuando la joven de 18 años se dirigía a su residencia, en un sector de Ujarrás.

Según las versiones, Bonilla había descendido de un autobús, y cumplía un recorrido de aproximadamente 1.5 kilómetros, hasta su residencia familiar, ubicada a unos 200 metros de distancia de la vivienda del agresor.

En determinado momento, indicó, mediante mensaje de texto, a su novio, que era seguida por dos hombres de aspecto sospechoso, de acuerdo con las mismas fuentes.

“Me acabo de bajar del bus y dos pinticas vienen detrás mío”, escribió, tras lo cual, desapareció.

Vásquez relató, en conferencia de prensa, que recibió, inesperadamente, la noticia sobre la detención de Sánchez, mientras oraba, en su vivienda, junto con algunos familiares.

“Estábamos todos agarrados de la mano, orando, y entró mi cuñado y me dice: ’Yen, ya’. Yo lo veo y le pregunto: ’¿Ya qué?’ y me dice: ’Lo detuvieron’. Fue una carga de muchas emociones la que vivimos en ese momento”, narró.

“Me siento satisfecha con el OIJ, porque ya tenemos algo avanzado”, señaló, además de expresar que “cuando me di cuenta (de la detención) se me vinieron muchas emociones, lloré, caí, me levanté”.

“Hoy por hoy, le doy gracias a Dios, gracias a él y a los investigadores”, reflexionó, para agregar que “se tardó, para mí son seis meses de angustia, pero hoy me siento tranquila al saber que ese sospechoso ya está detenido”.

Vásquez dijo que, no obstante la cercanía entre las respectivas viviendas, Sánchez no desarrolló vínculo directo con ella ni con su hija, aunque ambas mantenían contacto con la madre del victimario.

“Una vez, Allison fue a traer a mis sobrinas gemelas a la parada del bus, por la casa, y él venía para acá (en su vehículo) y las trajo a las tres, pero no hablaron en todo el camino, ellas me dijeron eso”, recordó.

“Las dejó al frente de mi casa, ella (Allison) se bajó y le dio las gracias”, indicó, además.

“A los días, él le puso un messenger (mensaje vía la red social Facebook), preguntándole que si él le caía mal o no. Mi Allison le dijo que no, que nunca le había hablado y no lo conocía, por lo que no podía caerle mal, por lo que él solo le puso que estaba bien”, relató, a continuación.

La madre de Bonilla reflexionó, asimismo, que “es muy duro saber que alguien de la misma comunidad hizo algo así, una persona con la que nunca nos hemos mezclado. Uno cree que jamás va pasar algo así”.

También se refirió a la angustia que haya sentido, desde el inicio de la dramática situación, la madre del detenido.

“Nosotros no podíamos juzgar sin tener respuesta, siempre nos llevamos muy bien con la mamá de él, pero todos los dedos de las manos no son iguales”, señaló.

“Quizás ella estuvo sintiendo un dolor como yo, en todos estos meses, y uno no tiene la culpa de cómo son los hijos. Uno jamás espera que un hijo le haga daño a una mujer porque ellos vienen de una mujer”, aseguró.

“Me duele pensar que es una persona de la comunidad”, planteó Vásquez, y aseguró que “yo nunca me metía con nadie, es algo que no se lo deseo a nadie”.

Respecto a Sánchez, expresó que “tiene un hijo que va desear ver a su papá, al igual que yo que en este momento estoy deseando ver a mi hija y abrazarla”.

Durante una manifestación pacifica que llevaron a cabo frente a la sede del Poder Judicial, en San José, familiares de Bonilla y de Luany Valeria Salazar -la joven asesinada en junio en el sector de la Unión, también en Cartago-, exigieron penas más severas que las actuales -con máximo de 30 años de prisión- para los femicidas.

Ana Patricia Zamora, la madre Salazar, expresó, entonces, que, “dentro de poco tiempo, ellos estarán libres y, quién nos devolverá a nuestras hijas?”.

“Ya son muchos los femicidios en Costa Rica, todas debemos alzar la voz y apoyarnos, necesitamos leyes más severas en el Poder Judicial”, planteó.

En materia de femicidios -la más brutal manifestación de violencia de género-, Costa Rica registró, en 2019, 14 casos de ese delito -en un total de 50 homicidios de mujeres-, mientras que, al 13 de mayo de este año, se contabilizaba cinco femicidios -entre 24 asesinatos de mujeres-.