En ese país asiático, ante la prohibición de la tiranía religiosa, de que las niñas reciban educación, la respuesta popular ha sido la creación de escuelas clandestinas

Con recursos casi inexistentes -lo que limita el número de alumnas-, cada una de las valientes profesoras de esos centros de aprendizaje en resistencia -en el nivel de enseñanza secundaria-, sabe que, al ejercer, inclaudicablemente, su vocación, está poniendo su vida en riesgo.

Al informar sobre esta manifestación de oposición pacífica, la British Broadcasting Corporation (BBC) indicó que algunos clérigos se han manifestado contra la política de creciente agresión de género que, en materia educativa -y otras- el régimen -instalado hace casi un año- persiste en implementar.

Surgido en 1994, en el marco de la guerra civil afgana (1992-1996), el grupo fundamentalista islámico Talibán estuvo, desde 1996 hasta 2001, en control de aproximadamente tres cuartas partes de los algo más de 652 mil kilómetros cuadrados que constituyen el territorio afgano.

La violenta administración talibana -caracterizada por brutales violaciones a los derechos humanos, en particular de las mujeres y las niñas- fue derrocada en diciembre de 2001, cuando Afganistán fue escenario de una invasión militar internacional, encabezada por Estados Unidos.

No obstante a esa derrota, el movimiento se mantuvo, desde entonces, en resistencia armada.

Tras el retiro, el año pasado, de las tropas estadounidenses -las fuerzas extranjeras que mantenían la ocupación en el país asiático-, la ofensiva talibana logró el objetivo de derrocar al gobierno del presidente (2014-2021) Mohammad Ashraf Ghani, cuando tomó, el 15 de agosto, el control de Kabul -por lo tanto, del país-.

En la nota informativa que fechó el 29 de mayo en Kabul -la capital nacional-, y que difundió con el título “La escuela secreta para niñas afganas que desafía al Talibán”, el medio de comunicación británico indicó que no existe unidad, entre altos funcionarios del régimen, en cuanto a la decisión de no permitir que las niñas se eduquen.

Pero, en el esquema de autoridad verticalista que impera en el movimiento religioso gobernante, se impone la voluntad de la máxima dirigencia, aclaró.

“Los talibanes formaron un comité para examinar el tema”, de acuerdo con las versión periodística

Sin embargo, “fuentes con vínculos con el Talibán le dijeron a la BBC que, si bien incluso los ministros talibanes de alto rango estaban de acuerdo con la reapertura de las escuelas de niñas en marzo, la oposición se centró en el liderazgo del grupo en la ciudad sureña de Kandahar, donde tiene su sede el ‘emir’ o Líder Supremo, el mulá (alto sacerdote) Haibatulá”, agregó el medio de comunicación europeo

La emisora citó, además, a la única docente quien atiende uno de los nuevos centros de enseñanza clandestinos.

La docente describió, con claridad, la convicción que impulsa, a ella y a sus colegas, no obstante el constante peligro de ser descubiertas.

“Sabemos de las amenazas, y nos preocupamos por ellas, pedro la educación de las niñas vale cualquier riesgo”, aseguró.

“Hacemos todo lo posible ´para hacer esto en secreto, pero, incluso, si me arrestan y me golpean, vale la pena”, reafirmó.

Las niñas quienes asisten a las escuelas clandestinas, igualmente muestran, al hacerlo, valentía.

También citada en la nota de la BBC, una combativa alumna dirigió un intenso mensaje, a las demás niñas quienes se encuentran en Afganistán: “sé valiente. Si eres valiente, nadie puede detenerte”.

Foto: Monstera