La gran ventaja de la mamografía es que detecta procesos cancerosos iniciales, en etapas en las cuales todavía no hay síntomas
La mamografía es una de las herramientas más útiles para detectar el cáncer de mama en etapas iniciales y aunque hay muchos criterios, en general, es recomendable realizar la primera evaluación a los treinta y cinco años y si sale normal la siguiente es a los cuarenta años. De ahí en adelante lo ideal es realizarla anualmente, o cada dos años y al llegar a los cincuenta años sí se debe seguir el control anual.
La gran ventaja de la mamografía es que detecta procesos cancerosos iniciales, muchas veces de escasos milímetros, etapas en las cuales todavía el cáncer no ha dado síntomas ni se nota ninguna anormalidad en el seno, con la gran ventaja que suele ser fácil de tratar y de muy buen pronóstico, es decir, gran parte de estas mujeres logran superar el cáncer y en la mayoría de los casos con cirugías muy nobles y reducidas, es decir, sin necesidad de quitar el seno o la mama.
Por otra parte, hoy sabemos que, aunque el cáncer de mama tiene una base genética y como tal es más común en ciertas familias, los estudios señalan que más del 85% de los casos, suceden en mujeres que no tienen familiares con cáncer de mama. Por esa razón se realiza a todas las mujeres independientemente de los antecedentes familiares.
Foto: Cottonbro