Son 25 años en el negocio de la comida, tienen cuatro restaurantes, su crecimiento ha sido moderado pero fuerte y desean conservar ese sabor natural que les ha dado tan buenos resultados.

Es una mujer que goza de buen humor, le gusta conversar y comer sin pensar en las calorías, se trata de María Teresa Denegri, fundadora y dueña de la cadena de restaurantes Azafrán y quien con ojo de águila sigue pendiente de cada uno de los detalles.

Denegri le concedió a Revista Petra una entrevista que fue más una tertulia, pese a haberle dado vida a una de una de las compañías más importantes del país a nivel gastronómico es bastante tímida, no le gustan ni las grabadoras ni las fotografías, por eso el rostro empresarial y público del negocio son  los colaboradores y su hijo Augusto.

“Nací en Perú, somos seis hermanos, cuando estaba en el colegio mi familia enfrentó algunos problemas políticos por lo que mis padres decidieron emigrar aquí a Costa Rica, ingresé a la Universidad de Costa Rica, viajé a Francia y luego regresé”, expresó.

Aquí conoció a su esposo Augusto Rodríguez, con quien procreó a su único hijo, sin embargo a los pocos años de matrimonio la tragedia tocó a su puerta, cuando ella tenía 28 años su esposo murió, su hijo apenas cumplía los 3 años.

Negocio a la vista

En una conversación con una pareja de amigos, uno le sugiere a ella y a la otra dama abran un negocio de comida porque las dos tenían muy buena cuchara, la otra persona al principio se negó pero luego aceptó la idea.

“Yo dije dos en cocina no, tenemos que ser tres por si una enferma la otra ayuda, entonces me presentaron a una amiga en común y abrimos Azafrán, queríamos un lugar donde las personas que no pudieran almorzar en su casa tuvieran la opción de ingerir comida rica, casera y con buenos ingredientes”, señaló.

Buscar el nombre fue toda una odisea, quería uno en español, fácil de recordar, después de miles de intentos quedó Azafrán, que es un condimento. El primer local fue en Los Yoses y los comensales de inmediato aceptaron la nueva oferta.

Con el tiempo las dos socias se retiraron del negocio quedando Denegri sola, justo en ese momento Plaza Mayor daba sus primeros pasos y concursaron para el espacio de  cafetería, ganaron pero al ser ella sola iba a declinar la oferta porque no podía estar en dos lugares a la vez.

Sin embargo un conocido le comentó que la esposa de él quería trabajar, entonces esta nueva persona asumió Los Yoses y Denegri Plaza Mayor, pero se repitió la historia, al tiempo el nuevo refuerzo también abandonó el barco, así que llegaron a un “divorcio” amigable, dividieron los bienes, se cerró Los Yoses y se le dio énfasis al nuevo local.

Admite que el crecimiento de la cadena ha sido mesurado, en primer lugar son dos personas al frente, todo el proceso es artesanal, no usan premezcla ni preservantes, todo es 100% natural, por ello es que no pueden estar abriendo lugares a lo loco, no desean perder la calidad que los distingue. Actualmente tienen cuatro restaurantes: dos en Plaza Mayor, uno en Paseo de las Flores y el tercero en Avenida 1 en San José, asimismo relanzaron el servicio de catering service que atiende tanto eventos corporativos como fiestas y reuniones privadas.

De igual forma renovaron el menú e incorporaron platos como lomo salteado, salmón, hamburguesas artesanales, algunas ensaladas y postres, como negocio desean seguir creciendo pero de una forma ordenada, nada de industrializarse, lo casero se mantiene, así lo piden los clientes, a quienes se deben.

Amor como ingrediente principal

El secreto de Azafrán es simple: cocinar con amor, ya que el sabor y la calidad en el servicio tienen que ser los mismos en todos los restaurantes.

Esta empresaria no se duerme en sus laureles, aunque ya no está tan involucrada como antes en el negocio desea seguir aprendiendo, uno de sus sueños es estudiar pastelería y espera realizarlo pronto.

“No sé por qué la gente tiene en la cabeza que la cocina es el sueño de la mayoría de los seres humanos, es uno de los negocios más demandantes: los proveedores, la gente que está en la cocina, saloneros, cajeras, clientes, es una perfecta locura, pero me encanta”, aseguró orgullosa Denegri .

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