Martine Moïse, esposa del recientemente asesinado presidente de Haití, Jovenel Moïse, denunció que quienes ordenaron el magnicidio, procuran eliminar el ideario del gobernante.
Sin identificarlos, la denunciante aludió así en un video que difundió, el 10 de julio -tres días después del crimen-, en la red social Twitter, a sectores de oposición al cuestionado mandatario, quien había asumido, el 7 de febrero de 2017, la cuatrienal presidencia del isleño país caribeño.
La emisora British Broadcasting Corporation (BBC), del Reino Unido, precisó, en una nota informativa que produjo poco después de conocido el mensaje, que “no está claro en qué circunstancias habría grabado el audio”.
“Los mercenarios que mataron al presidente, están en la cárcel”, expresó Martine, quien, habiendo recibido varios impactos -en brazos y abdomen-, recibió asistencia médica inmediata en un hospital en Puerto Príncipe, la capital haitiana, tras lo cual fue conducida, vía aérea, a Estados Uniodos, para ser ingresada a un hospital en la sudoriental ciudad de Miami, donde se le realizó una intervención quirúrgica.
“Hay otros mercenarios que quieren asesinar el sueño del presidente, que quieren asesinar la visión del presidente, que quieren asesinar las ideas que el presidente tenía para el país”, aseguró, sin mencionar nombres, en la grabación -en creole- de poco más de dos minutos.
Junto con el francés, el creole haitiano es idioma oficial del país que comparte, con la República Dominicana, la isla Hispaniola -de la que ocupa el tercio occidental-.
“Enviaron mercenarios, a matar al presidente, en su casa, con miembros de su familia dentro, y los motivos son las carreteras, el agua, la luz”, lo mismo que tratar de impedir la realización de las elecciones programadas para setiembre, en un intento por lograr “que no haya transición en el país», aseguró.
“Estoy viva, gracias a Dios, estoy viva, pero perdí a mi esposo”, expresó Martine, en el mensaje grabado, que muestra una fotografía suya, sonriendo, y en el cual se la escucha, por momentos, casi susurrando, aunque expresándose intensamente.
“En un abrir y cerrar de ojos, los mercenarios entraron a mi casa, y acribillaron a mi esposo, a balazos”, relató, brevemente, en el video colocado en su página oficial en Twitter, bajo el título “Message de la Première Dame Martine Moïse” (“Mensaje de la Primera Dama Martine Moïse”).
“Este acto no tiene nombre, porque hay que ser un criminal, sin límites, para asesinar a un presidente como Jovenel Moïse, sin siquiera darle la oportunidad de decir una sola palabra”, expresó.
El presidente murió en el lugar, a causa de los doce impactos de bala de alto calibre que recibió.
Según versiones periodísticas, Moïse fue previamente torturado, habiendo sufrido algunas fracturas.
El asesinato del mandatario fue ejecutado por un grupo de hombres armados a quienes medios de comunicación locales e internacionales, así como autoridades de Haití, han mencionado, reiteradamente, como un comando mercenario de 28 integrantes.
Según las versiones periodísticas, basadas sobre declaraciones formuladas por altos funcionarios, hasta el inicio de esta semana, 20 sicarios fueron detenidos -18 colombianos, y dos estadounidense-haitianos-, cinco más permanecían en fuga, mientras que los tres restantes fallecieron en enfrentamientos con fuerzas de seguridad haitianas en el marco de las operaciones de búsqueda.
Otra mujer quien se encontraba en la residencia del mandatario sobrevivió -ilesa- al ataque del grupo de sicarios es su hija Jomarlie, quien, al iniciarse la agresión, se refugió en la habitación de uno de sus dos hermanos -no está claro si de Jovenel Jr., o de Joverlein-.
Jomarlie “estaba en la misma estancia que sus padres, en el momento del ataque, pero consiguió esconderse en la habitación de su hermano”, de acuerdo con lo señalado, también el 10 de julio, con material de agencias informativas internacionales, por Diario Libre, de la limítrofe República Dominicana.
El periódico indicó, asimismo que, luego de la agresión -cuya autoría era desconocida al inicio de esta semana-, los hijos del presidente “se encontraban en lugares seguros, pero no habían aclarado su estado de salud”.
Martine y el mandatario se conocieron en la capitalina y privada Universidad Quisqueya
-que toma su nombre de la antigua denominación de la isla que comparten Haití y República Dominicana-, y se casaron hace 25 años.
En el desempeño de su papel como primera dama haitiana, Martine mantuvo su labor como activista de los derechos de las mujeres y de la población infantil, habiendo identificado su labor gubernamental con el lema “Todo por los Niños”, contexto en el cual venía desempeñándose como presidenta de la especializada Fondasyon Klere Ayiti
-denominación en creole, que significa Fundación Brillo Haití.
Como parte de su acción en la administración de Moïse, dirigió el esfuerzo de gubernamental en cuanto a combatir la violencia machista, además de promover la concientización en materia de igualdad de género, así como de prevención de embarazos en niñas y adolescentes, entre otras áreas de alta vulnerabilidad social, en el país que presente un 60 por ciento de pobreza.
En cuanto a la gestión del asesinado mandatario, no todas las haitianas comparten la visión proyectada por Martine.
Entre las numerosas manifestaciones antigubernamentales llevadas a cabo durante su inconcluso gobierno -enmarcadas en el caos y la violencia que golpean al país con mayor pobreza, a nivel americano-, centenares de mujeres marcaron, el 3 de abril, el Día Nacional de la Mujer, realizando una masiva marcha de protesta.
La fecha fue establecida, en 1996, por el bicameral parlamento haitiano, para conmemorar anualmente la masiva manifestación de mujeres, el 3 de abril de 1986, en Puerto Príncipe, la capital nacional.
Las participantes se expresaron, de ese modo, contra lo que describieron como el autoritarismo del cuestionado Moïse, además de la violencia de género que golpea a Haití.
También condenaron la inseguridad imperante a nivel nacional, contexto en el cual bandas delictivas armadas toman violento control de sectores urbanos, acciones que causan pérdida de vidas entre los habitantes de las comunidades afectadas.
Esas acciones de criminalidad organizada local, generan masivos desplazamientos poblacionales, lo que ha obligado a la habilitación de alberges, en locales de grandes proporciones, para alojar a decenas de miles de personas -principalmente mujeres y niños- en procura de protección.
En la marcha del 3 de abril, las participantes también protestaron con la impunidad en materia de violencia de género.
En ese contexto, exigieron, igualmente, justicia para las víctimas de femicidio.
“Abajo el acoso sexual”, “es nuestra falda la que es corta, pero no nuestro cerebro”, corearon, al respecto, entre otras consignas.
En su Informe Mundial 2020, la organización internacional Human Rights Watch (HRW), entidad defensora de los derechos humanos, indicó, respecto al caribeño país franco y creoleparlante, en la sección sobre “Derechos de Mujeres y Niñas”, que “la violencia basada sobre género es un problema generalizado”.
“Haití no tiene legislación específica contra violencia doméstica, acoso sexual, u otras formas de violencia dirigida a mujeres y niñas”, agregó, sin mencionar cifras, para indicar, a continuación, que “la violación fue explícitamente criminalizada recién en 2005, por decreto ministerial”.
En el mismo documento -referido a 2019-, HRW denunció que el aborto “es actualmente prohibido en toda circunstancia, incluyendo en casos de violencia sexual”.
En materia de femicidios, la organización haitiana cuyo nombre en creole es Solidarite Fanm Ayisyèn (Solidaridad con la Mujer Haitiana, SOFA) informó, en enero de este año, que solamente para ese mes, registró seis casos, y que, del 1 de enero de 2018 al 31 de enero de 2021, documentó 50 incidentes.