Los talibanes prohíben a las jóvenes trabajar en la mayoría de los sectores, estudiar, y moverse solas por la ciudad, y muchas familias vuelven a sentir el peso y la urgencia de casar a sus hijas cuanto antes

La misoginia y pobreza son principales causas de la marcada tendencia alcista que muestran los matrimonios infantiles en Afganistán, con la instalación, hace más de dos años, de la dictadura religiosa islámica.

La marcada tendencia alcista del matrimonio infantil, a causa de la misógina política del régimen Talibán -flagrante y brutalmente violatoria de los derechos de la población femenina-, sumada a la crisis humanitaria que desde entonces golpea al país del este asiático, fue revelado por un informe recientemente dado a conocer por una organización no gubernamental local.

Los datos de las encuestas que la plataforma digital Bishnaw-Wawra -de la Organización para Investigación sobre Política y Estudios sobre Desarrollo (Organization for Policy Research and Development Studies, Drops)- llevó a cabo, a nivel nacional, para el análisis,

Indicaron que más de dos tercios de las entrevistadas tiene conocimiento de jóvenes obligadas a casarse antes de cumplir 18 años.

En su sitio en Internet, Bishnaw-Wawra -cuyo nombre deriva de la palabra bishnaw, que en dari, idioma afgano, significa “escuchar”- indica que fue creada en 2020, por Drops, con el cometido central es el de “asegurar que el proceso de ‘escuchar’ a mujeres afganas no es visto como una acción aislada sino como parte intregral de deliberaciones nacionales e internacionales sobre paz, seguridad, y desarrollo en Afganistán”.

Para ello, entre otras acciones, realiza encuestas que “capturan las experiencias y las opiniones de mujeres, en 19 (de las 34) provincias (que constituyen el país)”, de acuerdo con la misma fuente.

Por su parte, Drops -oenegé con sede en Kabul, la capital afgana- se describe como una agrupación “comprometida con fortalecer las ideas y los valores democráticos mediante investigación que proporcione, a quienes toman decisiones, sólidas soluciones alternativas a los problemas nacionales”.

También define su objetivo central como el de “facilitar y alentar la transición de Afganistán hacia una gobernanza democrática”.

Al informar, el 6 de octubre, sobre esa dramática situación, el diario español El País indicó que “en Afganistán, la ley dice que las mujeres pueden contraer matrimonio a partir de los 16”.

“Cuando Bishnaw preguntó a las encuestadas a qué edad se están casando las chicas de su pueblo o comunidad, un 15% dijo que las novias tienen menos de 15 años y un 54% afirmó que tenían entre 18 y 25 años”, agregó.

“Cuando se les cuestionó sobre la edad que ellas consideran apropiada para contraer matrimonio, más del 70% opinó que entre 18 y 25 años”, señaló, a continuación.

“Y a la pregunta de cómo reacciona la comunidad si una familia tarda en casar a una hija, un 25% respondió que el clan es mirado de manera negativa y un 21% añadió que la chica es vista como una carga para sus allegados”, precisó.

De acuerdo con la versión periodística, “las encuestas realizadas por Bishnaw ven una relación clara entre estas uniones forzadas y el deterioro de la salud mental de las jóvenes, entre las que aumentan las depresiones y suicidios”.

“En marzo, la institución realizó una encuesta sobre este tema en 18 provincias y ‘un 67% de las más de 2,000 entrevistadas dijo que conocía a chicas que estaban sufriendo algún tipo de problema mental, sobre todo depresión y ansiedad’”, indicó.

“Según este estudio, la falta de libertad de movimiento y la prohibición de estudiar y trabajar, exceptuando contados sectores como el de la salud, son las decisiones que más han afectado a la salud mental de las afganas”, puntualizó.

Citadas por el medio de comunicación español, defensoras afganas de los derechos de las mujeres coincidieron con lo expuesto por Bishnaw-Wawra.

“Hay una clara relación entre el retorno de los talibanes en 2021 y el aumento del matrimonio infantil, especialmente en los centros urbanos, donde, desde hace dos décadas, hubo una evolución y las familias ya no sentían que tenían que casar a sus hijas cuanto antes”, dijo la directora de Drops, Mariam Safi.

La defensora de las garantías fundamentales hizo así referencia al hecho de que, surgido en 1994, en el marco de la guerra civil afgana (1992-1996), la organización terrorista mantuvo, desde 1996 hasta 2001, control en aproximadamente tres cuartas partes de los algo más de 652 mil kilómetros cuadrados que constituyen el territorio nacional.

La violenta administración talibana -caracterizada por despiadadas violaciones a los derechos humanos, en particular de las mujeres y las niñas- fue derrocada en diciembre de 2001, cuando Afganistán fue escenario de una invasión militar internacional, encabezada por Estados Unidos.

No obstante esa derrota, el movimiento se mantuvo, desde entonces, en resistencia armada.

Tras el retiro, a mediados de 2021, de las tropas estadounidenses -las fuerzas extranjeras que mantenían la intervención-, la ofensiva talibana logró el objetivo de derrocar al gobierno del presidente (2014-2021) Mohammad Ashraf Ghani, cuando tomó, el 15 de agosto de 2021, el control de Kabul -por lo tanto, del país-.

Al describir, en calidad de denuncia, la misógina política de la dictadura, Safin planteó que “los talibanes prohíben, a las jóvenes, trabajar en la mayoría de los sectores, estudiar, y moverse solas por la ciudad, y muchas familias vuelven a sentir el peso y la urgencia de casar a sus hijas cuanto antes”.

“Por eso, estamos viendo chicas que se casan cada vez más jóvenes, con 11 y 12 años”, puntualizó.

“Las familias se sienten muy inseguras cuando sus hijas comienzan a llegar a una edad y no tienen marido”, agregó.

“Los talibanes las acosan, y los padres tienen miedo de que un talibán se lleve a su hija, para convertirla en su esposa, entonces, prefieren casarlas antes, con cualquiera”, siguió relatando.

Por su parte, la ex legisladora y activista por los derechos de las mujeres, señaló que “el matrimonio infantil ha sido una práctica habitual en el país”.

No obstante, en las dos décadas antes de la instalación de la dictadura talibana, fue posible “proteger a las mujeres con instituciones, leyes, y con presencia femenina en puestos de poder”, explicó, para agregar que “se creó un Ministerio para Asuntos de la Mujer, se redactó una ley contra la violencia, pero, ahora, volvió el vacío, no hay ninguna protección”.

En tal dramático cuadro de situación, “las familias no ven futuro ni esperanza para sus hijas, y las casan”.

Al respecto, reflexionó que “son niñas, no saben ni siquiera qué está pasando”.

Foto: Tantray Junaid